Meterse en un bosque y que tú seas la confusión.
No es el sendero que atraviesa el bosque, es Caperucita.
Todos los miedos del bosque los has llevado tú.
Hay personas que llevan un bosque dentro. Asoman en su piel, aquí y allá, acículas y brotes jóvenes y si se detienen mucho rato en mitad de la calle anidan en ellos los abejarucos y los zorzales. En su mirada hay rumor de fuentes y presencia de dríades.
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