Hoy la tarde ha estado regular. Frío y lluvia a ratos, con algunos relámpagos y truenos. Me he quedado en casa, dejando pasar las horas. Leyendo un poco de esto y de aquello. Escribiendo -tareas atrasadas, que se acumulan-. Mientras, el sol se pone hacia los montes Torozos. Encinares.
Me refugio en el sofá para leer y, de vez en cuando, levanto la vista para ver cómo llueve. Solo eso, cómo llueve. Cuántas cosas pueden ocurrir en una tarde de lluvia, pero solo esa, que llueve. Se nos escapa lo que está más a mano, tan empapados estamos de idealismos, que le ponemos voluntad humana a todo -el horizonte, las nubes, el viento- y el deseo acaba agotado por la ruptura con lo que acontece: la lluvia, que nos moja, que cae sobre los montes Torozos -más allá, sobre Tierra de Campos-, sobre el valle. Cuando hace un alto, cuando deja de llover, atardece.
Basta con poco para dejar el ruido que tanto nos sorprende -como si no fuera algo que propiciamos todos-: ver llover. Como antes, como cuando uno tenía tiempo para mirar por la ventana y ver la lluvia. En silencio.
8 comentarios:
En tus montes, en un día importante como es el primero de Mayo, llueve, en los mios está nevando.
Cuando uno presencia cómo llueve, ¿en qué piensa? ¿O se trata solamente el disfrute de ver cómo tiene lugar el efecto natural? La mente se despliega entgre pensamiento e instinto sensorial.
Y qué mejor cosa se puede hacer que ver llover. O escuchar si llueve.
La lluvia en países como el nuestro es una bendición. La gente del campo mira al cielo en espera de que las nubes hagan de las suyas...
Hubo lluvia por aquí también; la cordillera amaneció glaseada en sus cumbres con los primeros hielos. Si no nos hacemos tiempo para ver la lluvia, sobre todo en estos tiempos urgentes, corremos el riesgo cierto que señalas.
Que hermoso es ver llover, momentos que inspiran, el alma pareciera que disfruta de esos instantes porque siento que la mía viaja...
Gran disfrute Pedro!
beso,
Ali
Estive agora em Sanábria e no meio da minha volta de reconhecimento, sentei-me num banco de miradouro vendo chover ao longe ...Há tanto tempo que não acontecia!
Querido amigo, caloroso abraço e feliz Maio.
Ver y escuchar la lluvia, a través del cristal de una ventana, creo que es uno de los mejores placeres que con frecuencia, en este mundo tan agitado que vivimos, lo vamos perdiendo.
Por esta tierra en la que vivo, ceo que no ha llovido lo suficiente, de vez en cuando alguna que otra chaparrada.
¡Que no perdamos la costumbre del placer en el ensimismamiento de ese ver caer la gotas del cielo gris!
Besos
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