lunes, 15 de agosto de 2022

La acequia, seca.

 


En las afueras hay acequias que perdieron su utilidad hace unos años, cuando la ciudad se expandió. Se cortó el agua por la urbanización de algún paraje, el paso abrupto de una circunvalación, la nueva plataforma del tren de alta velocidad. La acequia dejó de ser la vena del agua que regaba aquellas tierras, fértiles hasta hace poco. Los árboles de sus márgenes se han ido secando, se cegó el canal. Los sifones ya son pozos sin sentido. La acequia, seca, es un testimonio de lo que fueron fincas labradas llenas de afán diario, ahora baldíos encerrados entre autovías y viaductos, ni siquiera llegaron hasta aquí las proyectadas urbanizaciones con sus jardines. No hay césped sino cardos, cereal bravío y seco, maleza. En su lugar, en ruinas, los edificios de las viejas fincas, la casa principal, las de los trabajadores, las naves de almacén, los silos, viejos trasformadores de luz ya en desuso. Todo está allí todavía, pero sin estar en verdad. Ni gente pasa, salvo algún curioso como yo, que viene a dar testimonio de los fantasmas cuando salgo a andar sin itinerario fijo.

¿Se habrá secado esta acequia definitivamente, esta digo, este espacio que se sostiene con un hilillo de agua en mitad de la sequía?




4 comentarios:

Alimontero dijo...


Ojalá que no se seque Pedro, aún seamos fantasmas pasajeros, como describes, porque el hilillo que la sostiene tiene un sentido, habrá de ser manantial para lo próximo que desees reinventar para beneficio de muchos, entre los que me cuento, para seguir la huella, tu huella en este momento de sequía mundial, en muchos aspectos.
Te dejo unas gotas de rocío con mucho cariño...
Beso,
Ali

Emilio Manuel dijo...

Mientras tengamos sol y playa ¿para que queremos el agua en la meseta?, lo importante es volver a los no se cuantos millones de turistas antes de la pandemia, y eso que decían que tras estos jodidos años íbamos a ser mejores ¡¡y una mierda!!.

Abejita de la Vega dijo...

Esta acequia no puede secarse, no faltará el hilillo de agua.
Una alegría volverte a leer. Hay hilillos, no lo dudes.

Un abrazo y feliz verano, Pedro Ojeda.

impersonem dijo...

Yo vivo en un pueblo donde todavía la acequia está en uso como medio de riego y también como lugar de paseo...

No dejes que se seque tu acequia, Pedro, es preciso dar cauce a ese hilillo de agua que citas. Yo gudianeo mucho por los lares virtuales, algunas veces por falta de ganas y otras por falta de tiempo, pero cuando me asomo a ellos, me gusta venir a tu acequia a beber conocimiento y a disfrutar de tus textos y fotografías...

Abrazo