Hace unos cuantos meses, Mª Carmen Ugarte me sugirió incorporar El hombre mojado no teme la lluvia. Voces de Oriente Medio de Olga Rodríguez a las lecturas de este curso. Vi lo que ella me decía, eché un vistazo al libro y no dudé en hacerle caso. Me pareció un libro interesante y necesario, un tipo de libro que no suele escribirse en España, aunque tiene buenos y recomendables precedentes escritos por los reporteros de guerra españoles desde el siglo XIX.
En aquel momento, ni ella ni yo podíamos imaginar que Rusia invadiría Ucrania. Leer las primeras páginas del libro de Olga Rodríguez en este mes de marzo pasado supone comprobar los parecidos de lo relatado en él y lo que hemos podido ver estas semanas a través de nuestros monitores de televisión. También las diferencias. Estas mueven a reflexión sobre cómo nos afectan más unas guerras que otras a pesar de sus similitudes; sobre cómo se vive la noticia de una guerra desde dentro, cómo se destruyen las vidas y las sociedades y cómo se siembra el odio enracimando las funestas consecuencias futuras, puesto que del odio que siembran las guerras se tarda en salir varias generaciones y solo es posible hacerlo si no se dan más conflictos durante un tiempo y hay una tenaz voluntad de acercamiento. Si se suman los conflictos, si todas y cada una de las generaciones de una nación viven en guerra continua alimentada por políticos criminales e intereses económicos, estratégicos y religiosos, nos esperan siglos de muertes.
El hombre mojado no teme la lluvia. Voces de Oriente Medio suma siete magníficos reportajes periodísticos sobre lo acontecido en Oriente Medio y Oriente Próximo (por necesidades editoriales se reduce en el título) en lo que va de siglo XXI. La autora aborda lugares y conflictos en los que ha sido reportera: Irak, Palestina y los Territorios Ocupados, Israel, Líbano, Siria, Egipto y Afganistán. Cada uno de ellos es una brillante muestra del necesario trabajo de los periodistas que relatan los acontecimientos que han vivido como testigos profesionales, pero una vez trascurridos, lo que permite elevarlos más allá de la actualidad inmediata y dotarlos de un poso de reflexión que ilumina el relato.
Los siete reportajes están unidos por la mirada de Olga Rodríguez y presentan una rigurosa unidad de intención. En primer lugar, los territorios y los hechos sobre los que se escriben tienen muchos puntos en común: su pasado postcolonial y su significado peso en la guerra fría y la política de bloques; la trascendencia de lo allí ocurrido en las últimas décadas y su implicación con cuestiones geoestratégicas, recursos naturales, sociales y religiosas; también, un choque permanente entre las maneras occidental y oriental de ver el mundo y su tortuosa relación con el concepto de progreso tal y como lo entendemos los occidentales.
La verdadera unión de los reportajes, lo que construye el discurso del libro, es la manera de ver los conflictos relatados a través de personas reales, de familias con apellidos concretos, una mirada humana y no política. Personas como cualquiera cuya vida se ha sometido constantemente a los avatares históricos que las grandes ideologías y creencias han provocado. Personas que sufren la historia, pero no la protagonizan y que solemos categorizar como grandes masas, tal y como dice la autora en el prólogo, como si no tuvieran identidad propia más allá de ser árabes, musulmanes o judíos, porque los protagonistas tienen todas estas procedencias. Esto permite al lector ir más allá de la simplificación que supone acercarse a estos conflictos desde la exclusiva mirada árabe, musulmana o judía y, por elevación, desde la de los occidentales cristianos.
Un libro necesario que nos ayuda a comprender mejor lo que allí ocurre, pero también lo que ocurre en una guerra como la de Ucrania, en tantas guerras en las que las víctimas son siempre las mismas y se siembra el odio como se minan los campos.
Dedicaré alguna entrada más a este libro.
Noticias de nuestras lecturas
Como he recordado, la lectura de este libro se la debemos a la sugerencia de Carmen Ugarte, que supo ver en él toda su profundidad y quiso compartirlo con el club. No puedo más que agradecérselo. Sobre este texto ha escrito tres entradas. En la primera, del mes octubre pasado, ya ponía de relieve alguno de los aciertos del libro, como esa fusión de voces y territorio. En su segunda entrada, presta atención a dos de las mujeres que pasan por estas páginas, Mona y Layla y relaciona su lectura con la triste actualidad de estos días. En la tercera, apunta con acierto que una de las virtudes del libro es que busca siempre una polifonía de voces que completan el reportaje y le dan la amplitud e interés de lo humano.
María Ángeles Merino dio cuenta del encuentro que mantuvimos el pasado martes 29 de marzo en el formato presencial del club de lectura para comentar esta obra. Con su acierto habitual, resume todo lo que allí ocurrió. Antes, había escrito su entrada sobre el libro de Olga Rodríguez. El dolor de lo que lee le lleva hasta Galdós para regresar a nuestra actualidad. Una acertadísima entrada que no debes perderte.
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Como saben los seguidores habituales de este club, habíamos dejado sin cubrir los títulos de abril y mayo, recordando que uno de ellos debía ser de autor fallecido. Para completar el listado propongo:
- Abril: Memorias de Leticia Valle de Rosa Chacel. Recuperamos así un libro que fue lectura recomendada en secundaria hace unas décadas, para comprobar su actualidad. Hay varias ediciones baratas en el mercado, fáciles de encontrar.
- Mayo: Pájaros en un cielo de estaño de Antonio Tocornal (Premio València de narrativa Institució Alfons el Magnànim), publicada por Versátil Ediciones en 2020. Un libro imaginativo, que derrocha sabiduría narrativa atractiva para el lector. Puede encontrarse en librerías o directamente en la página de la editorial (aquí).
Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y sus características y la lista del presente curso, pinchar sobre este enlace.
ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.
Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos (si me he olvidado de alguien, agradezco que se me avise). Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos no tan excepcionales), en este blog.
3 comentarios:
Pensábamos que ya no íbamos a tener guerras como las de antes y ahora nos hemos dado de bruces con la guerra tosca y cruel, la de siempre, la de la sumeria Estela de los Buitres. Y tantas guerras lejanas o no tan lejanas hemos ignorado... Libros como el de Olga son necesarios para dar la vuelta a nuestros esquemas fosilizados. No pude leerlo entero,dado el momento, me quedé a la mitad, iremos a la otra mitad, palabra. Buena propuesta la de la amiga Carmen Ugarte.
Adelante con la niña seductora y un poco monstruito, la de doña Rosa Chacel, un clásico ya.
Trafalgar, muy atrás, sigo con Galdós, una buena secuela del Club. Se me cruzó el final de la Guerra de la Independencia con las de Oriente y la de Ucrania, lo mismo...
Leemos.
Hace unos años hablé personalmente con Olga Rodríguez tras una charla en Acampa, unos encuentros de reflexión sobre los refugiados que se celebra todos los años en mi ciudad. Fue una conversación extremadamente sugerente de una mujer muy cercana y me gusto su enorme compromiso social y su necesidad de dar visibilidad a asuntos que ella conoce muy de cerca sin caer en falsos dogmatismos o en una postura catequética.
El libro de Olga Rodriguez, muy bien escrito, de una guerra infernal, contado de una forma veraz y objetiva, en medio de otra guerra que acababa de empezar y aún continúa, tuve que dejarlo. Era demasiado para mí.
Besos
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