miércoles, 28 de julio de 2021

Un poco de orden

 

Durante un tiempo, se encerró en sí mismo para limpiar las telarañas. Comprendió tarde que no hay vida sin ellas.

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He comprado y montado un par de estanterías muskan estrechas y blancas para situarlas a cada lado de una ventana. Esto me ha provocado ordenar el despacho. Durante el curso, la falta de tiempo me lleva normalmente a depositar los libros sobre la mesa, según van llegando, junto a los papeles generados por la burocracia académica y administrativa y apuntes de todo tipo (recuerdo cuando se aseguraba que la informática iba a terminar con el papel para las gestiones). Cuando se terminó el espacio sobre las mesas, los libros ocuparon el suelo en montones inestables. Al ordenarlo todo en las nuevas estanterías, he recuperado papeles cuyos plazos vencidos no han acarreado ningún problema, apuntes de poemas sublimes que ahora me dan pereza. En las pilas de libros había de todo. Algunos compromisos, otros cuyo origen me es absolutamente desconocido ahora y una buena lista de volúmenes cuyas portadas, títulos y autores me han recordado el interés que me despertaron en su día y la necesidad de poner pronto remedio a su lectura y reseña, que tengo pendiente. Otra buena tanda corresponde a libros que necesito para preparar artículos y libros académicos. Al terminar la ordenación, todo ha quedado despejado, aunque me aterra el momento en el que ya no pueda montar nuevas estanterías en casa. Me consuelo pensando que la buena literatura no caduca y que el paso de tan solo unos meses convierte en polvo los libros estacionales.

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Me acaba de llegar el nuevo libro de Avelino Fierro, Calendario (Días contados, 2021), su diario desde el 7 de marzo de 2019 hasta el 5 de febrero de 2020 (es decir, el anterior a la pandemia, que abarcara en Estatuas de sal, de 2020). Es un libro magníficamente escrito, como todos los suyos, pero en este se ha volcado con más intensidad hacia lo poético. Prometo leerlo con calma y no dejar que lo tapen los libros que vayan llegando. No he podido dejar de leerme completa la separata que acompaña al libro, Una visita al Museo del Prado. (Con epílogo picassiano). Es de tan grata y apasionante lectura, que no me soltó hasta que terminé sus dieciocho páginas, a pesar de que el paquete lo recibí en un momento de mucho trabajo. Este texto, que parece menor, se incorpora con merecimiento a la lista de magníficos escritos literarios sobre este Museo: Ramón Gómez de la Serna, Rafael Alberti, Josep Pla, Mújica Laínez, Eugenio D`Ors, Rosa Chacel y un puñado más. Hay otros muy conocidos, pero prescindibles.

10 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Vendrá el momento de la disyuntiva, o sales tu, o salen los libros, son los problemas matemáticos del espacio.

Saludos

Sor Austringiliana dijo...

El orden siempre es desordenado. Me apunto el nombre de esas estanterías estrechitas. Hay vida si hay caos, si hay telarañas. Me apunto ese libro.

Doctor Krapp dijo...

Voy a cometer un sacrilegio contigo y lo sé, pero debo escribirlo: los ebooks liberan mucho espacio aunque estén exentos de la poesía y el fetichismo de los códices de papel.
Al menos pueden ser una alternativa en caso de apuro.

São dijo...

Querido Pedro, desejo que consigas ter , a partir de agora, a mesa ( e o chão) livre. Coisa que já desisti de tentar, porque dois ou três dias depois de arrumar os livros e os papéis e a mesa respirar de alívio , volta tudo ao início...


Te abraço e que tenhas bom Agosto :)

Rita Turza dijo...

Qué bonito es leerte, Pedro.

Un abrazo enorme.

Paco Castillo dijo...

Una casa con solera ha de tener libros y, por supuesto, una telaraña con su inquilina estratégicamente ubicada.
Saludos.

Luis Antonio dijo...

He publicado un comentario, pero no sé que ha sido de él... So no sale este, lo repito

Luis Antonio dijo...

Ahora leo lo de la moderación...

José A. García dijo...

Las telarañas pueden no ser del todo estéticas, pero sirven para ocultar cosas peores.

Saludos,
J.

Myriam dijo...

¡Qué bueno hacer orden y tirar papeles! De los 20 años casi que llevo en Israel en estos dos meses me he dado cuenta de que no había tirado un papel en los 15 años que llevo viviendo en este apto. Es relajante picar papeles de bancos e historias clínicas. Eso es lo que más me gusta de laa mudanzas.

Besos