lunes, 9 de agosto de 2021

El reto del cambio climático. (Mar, cielo y nubes)

 

El mar subirá de dos a tres metros en el presente siglo. Es solo una de las consecuencias del cambio climático producido por la acción humana según el sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (puedes acceder al comunicado de prensa en español y enlaces para leer toda la información pinchando aquí). En algunos de los parámetros medidos, los cambios son ya irremediables y nuestro comportamiento al respecto solo podrá atenuar las consecuencias dentro de unos siglos. Nos enfrentamos, pues, al reto de la generosidad.

Somos herederos de las consecuencias de los caminos del progreso decididos por el liberalismo trasformado en mercado despiadado en el que todo se subordinaba al valor económico y a una vía de progreso que no respetaba la ecología ni la capacidad del planeta de regenerarse de forma natural para sostener el delicado equilibro del medio ambiente. Todavía hoy hay quien defiende ese camino pensando que el mercado es capaz de regularse a sí mismo sin intervención de ningún organismo que marque unas normas, como si obedeciera a un mecanismo natural y no a la ambición alentada por los instintos más egoístas del ser humano. No hay solidaridad en el libre mercado si no se le somete a fuerte regulación para evitar desmanes, depredación e injusticias, tan solo beneficencia, siempre que esta obedezca a un control moral o ideológico de quien posee la riqueza o a beneficios fiscales que la recompensen. De hecho, son muchos los que han visto en el modelo chino de capitalismo dirigido (o la modalidad rusa) la continuidad lógica de aquel viejo libre mercado del siglo XIX, sin pararse a pensar que no puede existir libre mercado sin libertades individuales, solidaridad ni derechos civiles democráticos. O se paran a pensarlo, pero el instinto de negocio es superior a cualquier escrúpulo ético mientras a ellos les vaya bien. El neoliberalismo ultraconservador es capaz de fabricar cualquier salto argumental sin despeinarse y desviar nuestra atención de las cosas verdaderamente importantes.

Nos enfrentamos al reto de la generosidad. Debemos pensar en las generaciones siguientes más que nunca. Ya no en nosotros, nuestros hijos o nietos o en las capas de la población menos favorecidas de nuestros países o de otros continentes, sino más allá, hacia personas que nunca conoceremos ni de las que tendremos noticias jamás. Las alarmas y los datos están sobre la mesa. Me gustaría ser optimista, pero contemplando el peso que tienen los pensamientos dominantes en la economía y sus estrategias de comunicación y publicidad, hay algo en mí que me lo impide.

8 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Mientras este presente en nuestras mentes el egocentrismo y el cortoplacismo, poco podremos hacer.

Fackel dijo...

Comparto tu preocupación, tu texto. Tengo pendiente e leer lo del informe de la ONU en El País. Si hay un informe de la ONU y no acaban de tomarse medidas urgentes tú me dirás quién puede imponer autoridad. Claro que todos sabemos que la ONU tiene una influencia relativa y no es autoridad verdaderamente efectiva, pero al menos es una institución a la que cabe creer en materias tan graves como el cambio climático causado por la acción humana.

Sor Austringiliana dijo...

Toda la vida llevo oyendo eso del mercado que se regula sólito, el mantra de los que nos venden libertad...pero solo para ir al bar y llevar al niño a un colegio concertado donde no le maleen. Se burlaban de la niña de las trenzas y ya vemos como el clima se revuelve catastróficamente. Leeremos el informe.
Feliz descanso, Pedro.

São dijo...

Tenho o temor de que nada se modificará muito substantivamente, até porque mesmo as ditas energias verdes têm aspectos bem negros: que o digam as pessoas afectadas na China, na Bolívia e no Chile, por exemplo, pela extracção dos metais raros. Além disso, existe também o problema de reciclagem dos aerogeradores que a Alemanha está já enfrentando.

Boa semana, amigo mio, besos.

La seña Carmen dijo...

¿Quién le pone el cascabel al gato?

Lo que más me inquieta de todo esto es que están echando sobre las espaldas individuales una responsabilidad que, ni aun asumiéndola, puede paliar nada. Más allá de nuestros pequeños gestos, comer menos carne, andar en bici, reciclar, reutilizar..., pocas propuestas se ven a nivel mundial. Sí, hay unos números sobre compromisos de emisiones, pero cada vez más tenemos la sensación de que no dejan de ser un número sobre un papel y ¡cuán largo me lo fiais! ¿Dónde la generosidad y la conciencia de las grandes organizaciones?

mojadopapel dijo...

Aunque tengamos gestos para paliar el cambio climático tiene que existir un cambio drástico en la actitud de los gobiernos para que se pudiera paliar algo los efectos graves del cambio climático, y sobre todo crear conciencia social ante ello en el sistema educacional de la infancia.

Myriam dijo...

Hablas de cambio climático pero yo quiero hablar de lo que significa viajar viajes largos, necesaroos e ineludibles en tiempos de pandemia. Covid-19.

Saludos desde Barajas, Adolfo Suárez, zona de tránsito.

Y... ¡Besos!
Buen festejo de cumple de M hoy.

Paco Castillo dijo...

"Debemos pensar en las generaciones futuras más que nunca".

¿Renunciaremos a nuestro egoísmo?