martes, 20 de octubre de 2020

Regresa el óxido

 


He visto un mapa de las zonas más afectadas por la enfermedad en España, coloreadas en rojo. Sobre la península, una culebrilla recorría de arriba abajo el territorio, dejando zonas menos afectadas al norte, al sur, al este, al oeste. El dibujo semejaba el recorrido de un herpes zóster sobre el torso humano. El rojo salpica el territorio, casi como un cuadro en el que se hubiera arrojado gotas de pintura al azar. 

En los inicios de este blog tuve una serie que titulé óxido, con la que pretendía reflexionar sobre cómo nuestra sociedad queda impregnada por él. El DLE lo define como "Capa, de diversos colores, que se forma en la superficie de los metales por oxidación, como el orín". El rojizo del orín va ganando terreno en la superficie del hierro, hasta inundarlo todo. Esta inundación de la enfermedad se me asemeja, como si fuéramos un viejo metal que se va oxidando poco a poco.

Soy un pesimista que actúa como si todo fuera a salir bien porque todo, al final, siempre acaba y ese mismo término es el comienzo de nuevas cosas.

9 comentarios:

La seña Carmen dijo...

Culebrilla llaman por mis lares al herpes zóster, ese que te va comiendo, ese que no sabes cuánto va a durar, pero que requiere cuidados y cremas continuos.

Emilio Manuel dijo...

Más que como óxido veo que el color que vamos tomando es negro como la pez.

Francesc Cornadó dijo...

Los mapas de las zonas afectadas por la pandemia son la cartografía del dolor. Son mapas tristes.
No sé Pedro si las cosas saldrán bien, mal o peor, tengo pocas esperanzas, pero creo que debemos hacerlo todo con ánimo y hacerlo todo tan bien como sepamos, a pesar del pesimismo justificado.
Saludos
Francesc Cornadó

Sor Austringiliana dijo...

El óxido es compañero inevitable de la vida pero está enfermedad precipita los acontecimientos. Los pesimistas optimistas confiamos en recuperar el ritmo normal del óxido. Sin culebrillas locas. Salud y ánimo.

Ele Bergón dijo...

Muy buen símil haces con el mapa de la pandemia y ese herpes zóter, que efectivamente también por mi pueblo, que está muy cerca del de Carmen, lo llamaban "culebrilla", pero no conocía la palabra más científica.

Confieso que el óxido es algo que me atrae y repele a la vez y como dice Sor Austringiliana, hay ando, como ella y tú, en esa incertidumbre que me lleva del pesimismo al optimismo, para así poder seguir caminando.

Besos

Ele Bergón dijo...

Vaya falta que he cometido ahí, perdón.

São dijo...

Estamos em época bem triste e complicada .

Esperemos que a sociedade não oxide com a doença nem perca o controlo.

Te abraço, amigo mio

Myriam dijo...

Recuerdo muy bien tu serie.

Tú lo has dicho, todo acaba y comienza otra cosa,
puede que hasta mejor ¿Por qué no?

Para ponermos en lo peor siempre hay tiempo,
y si no lo hubiera, tampoco nos enteraríamos
de tan rápido que ocurriría el ¡pimpang buuuum!.

Besos

LA ZARZAMORA dijo...

Y mira que cuesta auto-con-vencer a ese pesimista que todos llevamos dentro :))

Besos, Pedro.