lunes, 9 de marzo de 2020

Por la ruta de las fábricas de Béjar


La prosperidad de Béjar en la época moderna se levantó a partir de la industria textil. Durante casi dos siglos, la ciudad tuvo una fuerte burguesía industrial y comercial y una poderosa clase trabajadora con conciencia de su importancia y significado. Todo ello se manifestó en una notable vida cultural, cuya relevancia se evidenció en la construcción del teatro Cervantes, uno de los más notables ejemplos de teatro decimonónico español. Sigue abierto, con programación continua, y debería convertirse en el local escénico de referencia de toda la comarca. También se reflejó en una bulliciosa vida en las calles, llenas de comercios y tabernas, pero también de imprentas y asociaciones; instituciones dedicadas a la enseñanza y a la formación de los futuros trabajadores de la industria; y en las relaciones de los empresarios bejaranos con los círculos económicos más importantes del país. Unamuno, como rector de la Universidad de Salamanca, acudió durante muchos años a la apertura del curso escolar y apoyó las iniciativas de esa educación, alabando que se juntaran en las aulas hijos de empresarios y obreros y que hubiera presencia de mujeres. Es solo un pequeñísimo resumen de la importancia de Béjar en los siglos XIX y XX. Bastaría con mencionar la relevancia nacional que tuvo la ciudad en los hechos revolucionarios de 1868.

La globalización que se produjo a finales del siglo XX por la nueva realidad de un mundo hiperconectado en el que el capital se hacía financiero antes que industrial, provocó que se cerraran las industrias textiles de Béjar, que no podían competir en precios con las industrias asiáticas. En las últimas décadas, la economía de la ciudad ha perdido vigor notablemente, los jóvenes han emigrado y la población ha envejecido. El número de habitantes ha caído y esto, junto a la facilidad para comprar en otra parte, ha provocado el cierre de negocios. La pérdida de población amenaza también con la pérdida de servicios públicos de todo tipo.

Anda Béjar, como otras localidades del interior de España, reinventándose, buscando un motor que devuelva algo del vigor antiguo. En el paisaje y en el mundo deportivo, de ocio y cultural tiene un capital seguro que el mundo financiero no podrá arrancarle nunca, también en la creatividad de su gente una vez que supere esta etapa primera de desconcierto y desánimo.

Estaba pensando en esto este fin de semana en esta tierra que amo tanto y que bien puede ser un ejemplo de lo que ocurre en muchas provincias españolas, sometidas a las vicisitudes de decisiones que se toman demasiado lejos de sus calles. Con los amigos, recorríamos la ribera del río Cuerpo de Hombre a su paso por la ciudad. En realidad, bordeándola, como si río y ciudad se miraran desconfiados. Desde el río, la ciudad queda arriba, trepada a las peñas, alargada y silenciada. Junto a las antiguas fábricas textiles -hoy despojos monumentales de la arquitectura e ingeniería industrial-, el río ha recuperado la calidad de sus aguas y salta siempre joven y vigoroso entre las piedras y las presas que lo retenían y desviaban hacia el interior de las fábricas para generar electricidad o utilizar su fuerza. 

Entre los edificios abandonados y los restos de la industria que se oxidan y deterioran año tras año, el paseo tiene algo de paisaje apocalíptico. El agua del río golpea con firmeza insistente las peñas (qué cerca aún la hermosa sierra en la que nace). Así labró su cauce. Las avenidas de este invierno han arrancado algunas compuertas, por todas las partes hay ramas y troncos desgajados. Las corrientes han depositado en algunos lugares el material de arrastre y la arena y las piedras han creado pequeñas islas. El río reclama lo suyo. Qué terrible y hermoso este juego continuo entre el ser humano y la naturaleza.

11 comentarios:

mojadopapel dijo...

Este hermoso y triste relato sobre Bejar revela tu gran amor por esta ciudad, y la tristeza que nos provoca el olvido de todos, de nosotros como ciudadanos y de los políticos de esta ciudad, que impasibles, vemos y sentimos día a día la impotencia por cambiar algo de esta decadencia que invade Béjar. Tenemos que entender que Béjar ya no es una ciudad industrial, hace mucho que dejo de serlo. La naturaleza que la rodea reclama imperiosamente que miremos hacía ella, que le hagamos caso, nos está esperando como una novia paciente para devolver a Bejar su esplendor, un esplendor basado en la cultura, el deporte y la naturaleza.

Emilio Manuel dijo...

Con Bejar, imagino que, estará pasando como en la mayoría de los pueblos de interior, se estará vaciando de vida.

mojadopapel dijo...

Tienes razón, porque la vida, el impulso, la energía va de la mano en los más jóvenes, y eso es lo que nos falta en estas tierras.

Sor Austringiliana dijo...

Los seres humanos no les hacemos falta.

La seña Carmen dijo...

Sería hace veintitantos años cuando en un viaje paramos en Béjar. Esperábamos comer, ver tiendas... El paseo por la calle principal nos dejó para el arrastre, era como si hubiéramos retrocedido 30 o 40 años en el tiempo.

He vuelto en otras ocasiones, y la última, hará ya cinco años me dio buena impresión. Unos amigos que viven en la zona, me hablaron de los esfuerzos en el plano de la cultura.

XuanRata dijo...

Parece irremediable el ocaso no ya del mundo rural sino tambien de esas villas que vivieron épocas de prosperidad urbana. Todos los tiempos son tiempo de incertidumbre, pero el nuestro además carece de dirección visible, de una referencia que al menos sirva para medir el desvío.

Myriam dijo...

Espero poder visitar la ciudad algún día. Me consta que es activa en el plano cultural, aunque espero que se revitalice y hasta reinvente si es necesario. No es bueno que los escombros de un pasado perdido la ensombrezcan. La vida fluye, como ese río. Y la naturaleza no pierde su vigor. Cuando te leía, pensé en Sampedro.. Y en Delibes y los vi cada uno a tu lado, izquierda y derecha.

Besos

Alimontero dijo...


Querido Pedro, no es solo Béjar, creo que podemos apreciar esto mismo acá en nuestros paisajes y pueblos que un día fueron ejemplo de desarrollo y bella convivencia.
Los seres humanos nos movemos en las circunstancias del momento, de lo que llaman desarrollo, sin darnos cuenta lo que vamos perdiendo y dejando atrás… sin embargo lo que no podemos controlar es la fuerza natural de la naturaleza omnipotente. Gracias a Dios!
Un Abrazo,

Ali

El Deme dijo...

Tres interesantes museos centran la oferta cultural de la ciudad: el judío, el de Mateo Hernández (escultor) y el Legado de Valeriano Salas (viajero, fotógrafo y coleccionista). Ah, y el tostón de Casa Pavón!

AEMDI Asc.de extremadura de mujeres y niñas con discapacidad dijo...

Me da mucha tristeza este artículo, es una pena, pero que sepáis que tiene solución, solo hay que rescatar a un joven empresario emprendedor que se anime a la recuperación de Bejar y sus telares, y no de una forma industrial si no artesanal digital "per tu per" que es la nueva forma de avanzar , para que entendáis lo que os digo os dejo un ejemplo que me impacto el otro día, y me recordó a Bejar, un documental en la 2 TVE, dura una hora pero es increíble lo que consiguió una joven emprendedora en el Tíbet al " Hilo del mundo" que es como se llama el documental, Hoy en día sus telares de lana de JAK están en las mejores pasarelas del mundo además de dar trabajo a toda una región que pasaba hambre, un ejemplo de que si se quiere se puede , y Bejar no está en el hilo sino en el centro. Para trabajar en la solución de Bejar ver este video, buscar un joven talentoso y adelante y allegados, Gracias por el articulo cuñao.
https://www.youtube.com/watch?v=bdIywUPG-GY

mojadopapel dijo...

Yo también lo vi. Es una buena solución