lunes, 18 de febrero de 2019

El conflicto permanente


Nos hemos acostumbrado a dialogar solo con los que piensan como nosotros -que tiene mucho de monólogo ante el espejo-, pero como no todos piensan en todo como nosotros, rozamos el permanente conflicto y algunos ansían la soledad. Observo pocas ganas de entenderse con aquel que no piensa igual. Se aguanta la conversación con el diferente cuando nos une con él algún tipo de interés. No en vano, sobre estos intereses creados escribió una farsa Jacinto Benavente: teje una red de intereses y triunfarás.  Llevamos un tiempo jugando con el desencuentro y de tanto andar alborotados terminaremos sin encontrarnos o, lo que es peor, encontrando al otro como enemigo. Los políticos dan mal ejemplo, los comunicadores juegan a la tensión permanente y muchos tiran de insulto fácil, gracieta de patio de colegio y repetición de tópicos. Todo esto ha calado ya en la población. Hace tiempo que decidí remansar mis opiniones en este blog. No fue tanto para evitar enfrentamientos como para procurar un espacio lejos del ruido porque soy un firme partidario de que todos los conflictos que hoy nos entontecen solo podremos salir con el diálogo reposado y sereno que busca puntos de encuentro y construye a partir de ellos. Me temo que hoy se dialoga poco: se habla para los propios, los convencidos. No buscamos acuerdos sino adhesiones. De hecho, suele sorprendernos que en nuestra red social haya quien no piense como nosotros. ¿Cómo es posible que se nos haya colado este?, pensamos. ¿Es que no sabe quiénes somos? De las épocas en permanente conflicto, las sociedades suelen salir muy malparadas. Y, me temo, España se ha instalado en una larga época de estas a la que todavía no le intuimos el final.

9 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Hace unos días terminé un libro, no era ninguna cosa del otro mundo, pero era una historia de nuestra posguerra que hablaba de rendición y de claudicación. "Jartas" de sufrir las injusticias de ser del otro bando, una de las protagonistas dice: "Hay que hacer una renuncia. O nuestras ideas o Merceditas (niña de pocos años).

Se están abandonando las ideas, no se intentan confrontarlas, más bien lo que se hace es seguir al que manda en un país de mandobles.

dafd dijo...

Es que es tan cómodo hablar a los convencidos y cuesta tanto confrontar puntos de vista antagónicos o distintos con los no, que uno prefiere lo primero, jeje. Es la ley del mínimo esfuerzo. Lo que pasa, claro, es que es una falacia o un espejismo el pensar que las cosas no cuestan trabajo, ni sudor. Las cosas cuestan. Estamos instalados en la cultura de la facilidad y atonía.

LA ZARZAMORA dijo...

No se intuye el final, no, y el que intuyo no me gusta nada.

Besos Pedro.

Sor Austringiliana dijo...

No tiene buena pinta esto.

São dijo...

Concordo contigo .

Só com diálogo e construindo pontes sairemos da situação, melhor, de qualquer situação de conflito. No entanto, cada vez mais se erguem muros e se constroem torres de marfim onde as pessoas se isolam. E de onde atiram insultos e cerram os ouvidos, a mente e o coração.

Não é só em Espanha que isso assim é, infelizmente.

Besos, querido amigo. Boa semana

Fackel dijo...

Muy interesante y vivo lo que planteas. No sé si el exceso de ruido -mediático o simplemente de transmisión próxima- nos cerca, nos invade y nos domina, pero sí que nos torna más frágiles y timoratos. Eso y que no hay tranquilidad para pensar, y si no pensamos con calma tampoco sabemos hablar con calma, ni aceptamos fácilmente al otro. Pero pensar no es admitir solo lo mediático, es dar vueltas al razonamiento y entonces ofrecer al otro una argumentación. Claro, si el otro tampoco hace el esfuerzo lo nuestro es solo monólogo o sencillamente que nos guardamos la opinión. Los posicionamientos ideológicos con fijación y dogmatismo no sirven para ejercitar ni pensamiento ni diálogo.

andandos dijo...

El tema del que hablas es muy complicado. Supongo que a partir de bachillerato te formas a partir de las lecturas que escojas. En fin, complicado el tema, pero apasionante y siempre vivo. Creo que no digo nada interesante. En fin.

Un abrazo

impersonem dijo...

Amén a lo que dices en el texto, estoy totalmente de acuerdo.

A mí me gusta más hablar con los que no piensan como yo... encuentro en ello un contraste que necesito para conformar mejor mi pensamiento... alguien dijo que "las ideas contrarias clarifican las propias", y yo estoy totalmente de acuerdo... la "verdad" no se puede encontrar negando a los demás, sino compartiendo lo que cada cual encontró en sus experiencias...

Bueno, no quiero extenderme... solo quiero decir que, Blas de Otero mediante, me gusta la paz y la palabra, creo que con esos ingredientes se puede mantener una buena conversación, ya sea entre afines o entre contrarios...

Abrazo

Ele Bergón dijo...

Son ahora unos tiempos donde nos es necesario un remanso de paz tan bello y sugerente como la foto que nos dejas aquí. Podemos mirar como el cielo se refleja en el agua y siendo opuestos, pueden llegar a ser iguales.

Es más fácil mantener la calma con el que piensa igual a ti, pero hagamos el esfuerzo de intentar comprender al otro sin prejuicios de antemano. ¡Mejor nos iría! Yo lo intento, pero no siempre lo consigo.

Besos