De
Javier G. Riobó (Béjar, 1957) sé
decir que es un artista plástico de larga trayectoria, sereno y coherente en su
producción, siempre fiel a unos presupuestos iniciales. Sé decir también que es
mi amigo y que me enseñó a mirar de otra manera. Sé decir que su mirada añade
una comprensión del mundo, otorgándole profundidad a partir de la superposición,
eliminación o reordenación de las capas en las que se nos presenta la realidad
que, al sumarse de nuevo, significan algo diferente, algo que no estaba en el
punto de partida.
En
esta muestra, que se exhibe en la Casa de Zorrilla de Valladolid hasta el 31 de
marzo de 2019 dentro del programa Valladolid
Letraherido, ofrece un camino frecuente en él, pero siempre sorprendente en
los resultados. Javier García Riobó parte de periódicos en papel, construye sus
textos artísticos de manera casi artesanal y los trasforma en objetos digitales
para pasar el resultado, de nuevo, a una realidad tangible. En este camino de
ida y vuelta, la mirada del artista ilumina el mundo y lo explica. El recorte
del periódico, trabajado como collage, nos dice algo que no estaba
inicialmente. O que solo la mirada del artista puede mostrarnos.
En
los meses de un invierno (de ahí el título, Días de invierno) fue
seleccionando del periódico del día y recortando minuciosamente imágenes:
fragmentos de fotografías, bandas de colores. Guardan, en su raíz, la condición
diaria de la noticia o de la publicidad, su fugacidad. Fueron publicadas para
ser consumidas en el día, olvidadas después, sustituidas por otras al día
siguiente. Incluso podríamos reconstruir su punto de partida y estudiar el
contexto en el que aparecieron. Es el latido profundo de estas imágenes. Sin
embargo, Javier García Riobó las dota de un nuevo significado cuando las
combina, haciendo que trasciendan esa condición frágil de lo diario, transformándolas
gracias al poder de la mirada artística, llevándolas a un poder universal y
permanente. En las imágenes hallará el espectador aquel origen cotidiano y su
trascendencia, sumadas para significar algo nuevo.
Ese
es el mismo procedimiento con el que trabaja los poemas visuales que se exhiben
en el monitor de la sala. Palabras recortadas de la prensa y combinadas. El
contexto en el que se publicaron ha desaparecido, omitido voluntariamente por
el artista, que selecciona las palabras adecuadas. Su nueva combinación hace
que trasciendan. Alcanzan un significado que se nos ocultaba. El camino es el
mismo: del papel periódico cotidiano al mundo artístico.
La
obra artística de Javier García Riobó tiene otra virtud: nos interroga. El
espectador no sale indemne de esa profunda mirada al mundo, que reordena la
apariencia para que lo comprendamos mejor o de otra manera, para que nos
preguntemos sobre nuestra propia forma de entenderlo.
Vayan a ver esta exposición. Merece la pena.
4 comentarios:
Ay, cómo me gustaría pasar por esa exposición y quedarme un buen rato en ella! Siendo creación de Javier es imposible imaginarla ni anticiparla. Enhorabuena y que sea un éxito, aunque creo que a él lo que solemos entender por éxito le trae más bien sin cuidado. Su éxito no depende de exposiciones, está en su quehacer diario, como los periódicos.
Tomo nota de la sugerencia.
Puedes estarle agradecido, si te ha enseñado a mirar de otra manera. Como todas esas exposiciones, me pilla lejos. Pero no las olvido.
Un abrazo
Conozco a Javier, tengo intención de ir a ver la exposición...
Abrazo a los dos.
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