Torca no era un obseso del orden, pero se había pasado años comprimiendo sus pertenencias en petates, mochilas y maletas. Llega un momento, tras ver al protagonista en acción y charlando con su hijo Rodrigo, policía honesto y con principios, en el que la acción se detiene de forma oportuna para presentarnos a Torca. Es algo necesario, en especial para aquellos que no hayan leído la primera novela que protagonizó. Previamente lo ha caracterizado a pinceladas, en especial en la conversación con su hijo: La mayoría de los asesinos son gente corriente, como tú y como yo, le dice. Cuando su hijo se marcha del piso -excelente el detalle de la gorra-, se queda solo: A seguir cayendo. Apenas un cajón con algunos recuerdos en el antiguo mueble bar, sobre todo los que le ataban con Raquel, su mujer. Un álbum de fotos en el que está todo lo que debe estar en una vida corriente excepto una cosa, él: El militar, el infiltrado, el mercenario, el tipo siempre dispuesto a enfrentarse a casi todo, pero incapaz de mantener un hogar. En estas tres citas se cifra el carácter de Torca, un personaje que guarda todas las historias dentro: las de su pasado, en el que hay pasajes los suficientemente oscuros como para no contarlos; las de su presente, en el que solo un puñado de personas y de cosas firmes le sostienen; las de su futuro, en el que unas pocas certezas le guiarán pero siempre en los márgenes de las vivencias más tremendas.
Torca habla poco, ha sobrevivido a su pasado y ha pactado consigo mismo. De joven, fue militar con gran ilusión y prestó servicios en la guerra sucia contra ETA y algún otro que también lo llevó a las cloacas del sistema; fue mercenario con sus compadres -antiguos compañeros de armas- hasta que regresó de Afganistán y se dedicó a la seguridad privada. Finalmente, se dedica a trabajar por libre. No lo necesita económicamente, pero acepta casos que le sitúan en la frontera del abismo. Es aficionado al fútbol y sale a correr por el Retiro. Viudo, solo tiene como familia a su hijo Rodrigo. Y unos pocos amigos y colaboradores. De amores, los justos.
Torca habla poco, ha sobrevivido a su pasado y ha pactado consigo mismo. De joven, fue militar con gran ilusión y prestó servicios en la guerra sucia contra ETA y algún otro que también lo llevó a las cloacas del sistema; fue mercenario con sus compadres -antiguos compañeros de armas- hasta que regresó de Afganistán y se dedicó a la seguridad privada. Finalmente, se dedica a trabajar por libre. No lo necesita económicamente, pero acepta casos que le sitúan en la frontera del abismo. Es aficionado al fútbol y sale a correr por el Retiro. Viudo, solo tiene como familia a su hijo Rodrigo. Y unos pocos amigos y colaboradores. De amores, los justos.
Es un personaje sólido, creíble y moderno, bien justificado su paso por algunas de las situaciones más complicadas del ejército español de las últimas décadas, también las que le llevan como mercenario a un escenario de guerras contemporáneas y de regreso a una España inmersa en la corrupción. Con un personaje como Torca se puede recorrer un escenario lleno de incidencias desde lo local hasta lo global. Este es uno de los grandes atractivos de estas novelas de Leandro Pérez, que las hace distintas a las novelas negras convencionales.
Noticias de nuestras lecturas
Pancho entra en el comentario de la novela desde la portada, por derecho y al grano. Nos deja la faena de introducción completamente expedita y bien asentada. Una invitación a seguir leyendo. Pasa después a analizar con brillantez el estilo narrativo y la caracterización del personaje principal. No te pierdas esta entrada tampoco.
Mª Ángeles Merino escribe una entrada emotiva para abordar los personajes femeninos de las novelas de Mª de Zayas que comentamos el pasado mes. En ella da voz a su madre para asociar inteligentemente las novelas de la Zayas con un drama de Lope, El acero de Madrid. Y es cierto todo lo que dice y digo más: en las novelas de Zayas hay, prosificadas, varias comedias de capa y espada... No os perdáis esta entrada.
Don Juan Tenorio de José Zorrilla
Con motivo del bicentenario del nacimiento de José Zorrilla que se conmemora en el presente año, hacemos una pausa en nuestra lectura de La sirena de Gibraltar la próxima semana para leer y comentar la obra más popular del poeta romántico, sin duda la pieza teatral más representada en los escenarios españoles, el drama Don Juan Tenorio. Aunque en este blog ya he comentado varias cuestiones sustanciales de este drama, el hecho de ser el asesor de los actos del bicentenario organizados por la Casa de Zorrilla de Valladolid y participar directamente en alguno de los eventos y publicaciones que con este motivo se han programado, me han llevado a proponer a los que siguen este club de lectura revisitarla. De esta forma, el jueves que viene publicaré mi entrada dedicada al drama y os propongo que elijáis un tema, una escena, un motivo o un recuerdo personal y escribáis sobre él bien en vuestros blogs, bien en Facebook o con comentarios a la entrada que publique la próxima semana.
Con este motivo, el sábado 18 de noviembre los seguidores del Club de lectura realizaremos un sencillo homenaje a Zorrilla en su ciudad natal, Valladolid. Aquellos que queráis sumaros, escribidme un correo electrónico o un mensaje privado en Facebook.
En este enlace tenéis una más que correcta edición de la obra en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, aquí podéis ver la obra en una versión para Estudio 1 de TVE (con Francisco Rabal y Concha Velasco en sus principales papeles), aquí la versión itinerante del Tenorio de Alcalá de Henares de 2005 y aquí la que se hizo en 1988.
Después volveremos a La Sirena de Gibrarltar para cerrar con ella el mes de noviembre. De todas las formas, en estas noticias seguiré recogiendo las entradas y comentarios que hagáis indistintamente de una u otra obra.
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Paco Cuesta comenta las claves esenciales del drama de Zorrilla y de su éxito: el juego del puro teatro. Qué acierto de entrada, no os la perdáis.
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, aunque en las últimas semanas no haya podido cumplir esta promesa por diferentes cuestiones que espero se vayan remansando en las próximas.
Información sobre el presente curso en el club en este enlace.
6 comentarios:
Juan Torca me parece una quimera, pero de quimeras vive la literatura. Un señor que no tiene problema de dinero, en base a lo amasado limpiando el forro a algunos. Guerra sucia, Afganistán,empresas de armamento, un ángel.Y luego resulta que tiene su lado buenísimo: asume los mayores riesgos por salvar a la segunda sirena. ¡Qué código del honor el suyo! ¡Qué santo varón! Un día a la semana con la hija de la asistenta, la recepcionista de vez en cuando, el recuerdo nostálgico de su esposa legítima que no hizo carrera de él..."de amores los justos".
Una novela bien ordenada, bien ambientada, con un lenguaje muy de hoy, "se lee bien" como dicen ahora, tiene sus toques burgalesistas (morcilla de Cardeña, magdalenas de "La Flor Burgalesa", tortilla de "Donde Alberto",el Plantío, Juanito que en paz descanse y el Burgos en primera,las Llanas y las Bernardas,los vasos de tubo, etc.), mantiene la intriga...¡Y tiene una letra muy cómoda para la lectura! Todo eso dicho por una lectora que no es amiga de la novela negra ni de la policíaca.
Los recuerdos de mi madre tuvieron cabida gracias a la conexión entre la Zayas y la comedia de capa y espada.Gracias, por tus palabras, en nombre de ella.Disculpa que me saliera de lo que tocaba.
El Tenorio es algo tan familiar como la mesa camilla y la televisión en blanco y negro, algo se nos ocurrirá.
Besos, Pedro.
Uno de los puntos fuertes de la novela es ese lado oscuro del protagonista que el autor va aclarando u ocultando según conviene al argumento, a cuenta gotas. En esto el autor es un maestro porque la acción trepidante deja poco tiempo a extensiones que escapen del tema central. Supongo que es lo que espera el lector asiduo de este tipo de novelas que te tienen atado desde la primera frase. Como no vamos a querer a unos personajes que dejaron de correr porque les empezaron a doler las rodillas, que se enfrentan a una cuadrilla de nazis por defender a una inmigrante y que después lo dejan medio muerto a palos. "De amores, los justos." De amores, hasta la del diario...
Que José Zorrilla es mucho más que el Tenorio se advierte al leer algo de su biografía y su producción literaria extensa, pues no se dedicó a otra cosa en toda su vida.
Al leer la obra se advierte que no es tan simple como parece viéndola, tiene cierta complejidad además de rima forzada.
Un abrazo.
Esta introducción que habéis hecho me ha motivado para iniciar la lectura de la misma obra. De momento, la estoy disfrutando...
Tu Juan Torca me encanta y el paréntesis oprtuno, nesesario y sustancioso.
Besos
Intentaré llegar a casi todo. Me gusta la novela. Creo que Leandro Pérez sabe, y no hace falta que diga nada más. El viernes fuimos al teatro, algo más habitual en otras latitudes. Una obra sobre Maquiavelo, más que actual.
Es imposible para mí olvidarme de que por las tardes trabajo en Cataluña, con todo lo que allí ocurre y se juega. Estoy aprendiendo mucho sobre teoría política, sobre amistad, sobre oportunismo, sobre emoción y razón, sobre mí mismo, sobre cegueras incleíbles, sobre humor y política, sobre la distancia física y las emociones, sobre los amigos, sobre música, literatura, y sobre muchas más cosas que me dejo.
Estoy leyendo, por obligación autoimpuesta, "El busto del Emperador", de Joseph Roth, no sé si la conoces, aunque sea de lejos.
Un abrazo
Obviamente digo: oportuno y necesario.
Vale.
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