miércoles, 13 de junio de 2007

Primera reflexión sobre Burgos 2016.


Aprovechando que el lunes día 11 de junio pasado el Consejo Social de la Universidad de Burgos, a la que pertenezco, ha decidido sumarse por unanimidad que aplaudo a la candidatura de Burgos como capital europea de la cultura en 2016, dejo aquí unas primeras reflexiones (que no serán las últimas). Los que me siguen, saben que ya he dicho algo por estas notas y que muchos de mis compañeros de la Burgosfera han recibido comentarios en este sentido a sus entradas, algunos humorísticos.
Lógicamente, hay que aplaudir la idea inicial No sólo porque sea buena y pueda servir de vertebración a los próximos años de esta ciudad. Burgos tiene muchos de los rasgos que le hacen merecedora de obtener la capitalidad cultural europea (historia, monumentos artísticos, nombre con proyección internacional, mito, etc.).
Ahora bien, para contribuir al debate de salida (espero que en una cuestión de este tipo, una vez he dejado clara la adhesión, no se pida que esta sea inquebrantable y sin matices), permítaseme algunas cosillas.
En primer lugar, en todas las cuestiones que las instituciones, estas y otras, manejan a partir del concepto de cultura caben cosas demasiado heterogéneas pero que, por lo general, conducen en exclusiva a entenderlo como motor del urbanismo especulador y proyección mediática. Se piensa con demasiada alegría que no importa hacer cosas sino hacerlas para que produzcan dinero como primer objetivo y para salir en la televisión y en los periódicos en segundo. Por eso, se suelen idear costosos edificios emblemáticos, macromuseos, espacios culturales, etc., sin un auténtico proyecto cultural. Y, luego, traer un heterogéneo plantel de artistas en el que figuren por igual la Filarmónica de mayor prestigio que se consigue a doble precio del que se hubiera pagado por traerla dentro de un proyecto sólido y de largo aliento, y a Isabel Pantoja o a Ronaldo a firmar autógrafos.
Espero que este empuje institucional -que aun no ciudadano- a la candidatura, no se quede en fotos y reportajes o encargos millonarios de proyectos que, en demasiadas ocasiones, se guardan en el cajón. Espero también que no se piense en unos Juegos Florales con mucho empaque.
A la capitalidad cultural hay que aspirar, como objetivo único, por la cultura. Para eso, en primer lugar se debe tejer una red cultural ciudadana que satisfaga todos los niveles sociales y económicos. Y después, pero sólo después, tensionar las alturas con grandes proyectos. Lo contrario sería hacer un gigante de pies de barro y lleno de pequeñas miserias y anécdotas demasiado caras: teatros que, por lo mal pensados no permiten ver u oír; grandes auditorios para programaciones de barrio o sin programación ninguna en dos tercios de los días del año; museos cosotosos a la deriva; grandes congresos que se hacen sólo para salir en el periódico pero que no interesan ni a los expertos que sólo acuden a repetir lo mil veces publicado y cobrar el cheque, etc. Todos estos ejemplos han sucedido en capitales culturales anteriores (y en otras circunstancias). Y, de esos gigantes, la historia nos da sobrados ejemplos.
Sigue.

6 comentarios:

Caelio dijo...

...talmente de acuerdo.
Aunque es muy difícil explicar, existen diferencias en las intenciones sobre la cultura entre unos políticos y otros. Hay quien piensa que la cultura debe dar beneficios y no hay que complicarse la vida promocionando "certámentes" de futuro incierto. Tal certamen de futuro incierto fue en su día Titirimundi, hoy referencia internacional. ¡Qué envidia sana!.

Para lograr una cultura con "beneficios", hay que dar lo que le gusta al pueblo. Traer a la Pantoja, Musicales franquiciados, Ricky Martin, etc, es mucho más rentable que promocionar internacionalmente el festival de teatro de calle, por ejemplo.

Como muy bien has enfocado el tema, y yo lo intenté en mi blog, a la candidatura vamos vacíos de contenido, huecos por dentro. Con el binomio Cid-Catedral creemos que vamos a arrasar frente a otras opciones. No importa gastarse el dienro que haga falta. Barra libre.

Reconozco que soy "consumidor" de ésta cultura de plástico, como también participo en eventos no tan dirigidos al gran público y puedo dibujar una opinión al respecto.

Me alegra saber que no soy el único que predica en el desierto. Hay que ser valiente para reflejar con nombre y apellidos esta reflexión en una ciudad como Burgos y te reconozco el valor.

saludos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Querido Caelio:
Te leí en su día. Tengamos esperanza y pensemos que se dotará de contenido y proyectos razonados, con calidad en altura de miras y en extensión de implantación, que se pensará en sembrar y no en recoger... y que no será un mero espectáculo de luces y sonidos. Y después, que se integren en el proyecto a Isabel Pantoja, las mejores compañías teatrales, los mejores músicos, lo mejor de la cultura burgalesa, Atapuerca, la gastronomía, los vinos de la Ribera y a Ronaldo (o su sustituto en 2016). La proyección cultural de Burgos podría salir fortalecida para los próximos decenios, pero también las bibliotecas de los barrios, los centros cívicos, un urbanismo de dimensión humana... Si no, como bien dices, quedará sólo lo que ya tenemos: la Catedral, el Cid y los peregrinos del Camino. Para eso no se hace este esfuerzo.

Caelio dijo...

que los dioses te oigan...

Anónimo dijo...

Amén

Administrador dijo...

Lo siento pero soy un 2016 esceptico.

Si su piedra fundacional es la famosa foto de la Catedral - http://blogofago.blogspot.com/2007/02/adivina-quien-es-quien-en-la-vida.html - creo que hay poco mas que decir...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Efectivamente, Blogófago: un quién es quién que define el proyecto. Ojalá...