martes, 12 de junio de 2007

Flora y la ciudad cambiante.

Óscar Esquivias, en La ciudad del Gran Rey, segunda parte de su trilogía sobre la Guerra Civil ambientada en Burgos con mirada de Dante, hace de esta fuente de la Flora uno de los lugares más singulares de su relato sobre la ciudad. De tal manera que la fuente quedará ligada para siempre a esta novela. En realidad, a su alrededor teje toda la historia del plano cambiante de Burgos en el que se pierden los recién ingresados en el Purgatorio. Es un feliz hallazgo del novelista. Varias noches a la semana a los jóvenes burgaleses les sucede también esta pérdida del norte en la zona, pero por otras razones. Aunque quizá sea este hecho el motivo inicial sobre el que ideó la alegoría, Esquivias lo trasforma en todo un símbolo de la desorientación del ser humano, en especial de aquel singular cuerpo expedicionario encerrado en un piso que se va degradando en muladar mientras cada uno de sus miembros encuentra su destino, no sin cierta sonrisa irónica que se le nota al relato, en el que se pasa factura a muchas de las cosas de esta ciudad. Lo curioso es que todos, recién llegados, hemos sentido la misma desorientación. Algunos, en su segunda visita, no son capaces de encontrar esta calle-plaza ni mucho menos el Pasaje para poder salir de ella. De ahí, posiblemente, lo que ha variado a través de la historia su denominación.
Hoy he venido a ver a la diosa de la fuente quizá buscando mi propio pasaje, mi propia Flora. La ciudad cambia, pero ahí está esta fuente, como centro de la búsqueda. Los vencejos chillan mientras cumplen sus acrobacias en el aire. Ahora, que los días son tan largos, todavía no ha atardecido. Creo que me voy a quedar, para siempre, junto a esta diosa.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Y hablando de "La ciudad del Gran Rey" a mi me ha recordado mucho el estilo del realismo mágico; sobre todo, a García Márquez y a Rulfo. Me gustaría conocer tu opinión porque aunque no es una lectura sencilla, me ha sorprendido my gratamente.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Hola, Francisco. He de reconocer que a mí me gustó más la primera parte de la trilogía, "Inquietud en el paraíso". En esta segunda yo quitaría algunas páginas. Aun así, es una buena novela con muy buenos hallazgos. Esta novela, como casi todas las de las últimas décadas, es una mezcla de cosas. Debajo de ella está, en parte, algo del realismo mágico, sobre todo el que juega con el surrealismo. Pero también hay elementos visuales del barroco junto a recursos propios de la novela popular. Se suman, además, rasgos propios de la vanguardia humorística española hasta Umbral y su epígono, de Prada. Y Dante, como en la estructura de la trilogía. Pero estas cosas no pueden explicarse bien en este espacio. Preparo artículo "académico" para cuando salga la tercera. Mientras tanto iré haciendo comentarios sueltos. A los anteriores podéis pinchar en las etiquetas, en "Óscar Esquivias". Un buen escritor que puede darnos buenas sorpresas futuras si sigue un camino suyo y no editorializado.

Administrador dijo...

Yo no voy a hablar del libro y si de la bella plaza y fuente de la Flora que yo conoci...

Nunca deberiamos perdonar al equipo de gobierno municipal de aquella epoca, creo que fue el liderado por el Sr. Peña, la premeditada y alevosa destruccion de los arboles de una de las plazas y entornos urbanos mas bonitos y castizos de la ciudad de Burgos, convirtiendo este en el solar que es en la actualidad.

Si, si, por si alguien no lo recuerda La Flora estaba rodeada de preciosos arboles...cuentan que no les talaron, cuentan que les quitaron con cuidado para devolverles a su lugar una vez pasadas las obras, cuentan que una vez mas un politico rompio sus promesas

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué ansia de destruir las ciudades tienen nuestros gobernantes, querido Blogófago.

pancho dijo...

Y tenías esta joya por aquí escondida: "Los vencejos chillan mientras cumplen sus acrobacias en el aire". No puede ser que después del comentario que hicimos de la trilogía, no supiéramos de esta entrada.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Gracias por venir aquí, Pancho. Sabes que me emocionan mucho estos comentarios a entradas antiguas. Un fuerte abrazo.