Unamuno, del que ya hablé aquí, no se inventó Salamanca, pero contribuyó en gran medida a construir su imagen actual. La ciudad le ha reconocido en varios homenajes. El de la fotografía es el víctor que se ha grabado en la que fue Casa Rectoral, que ocupó durante tanto tiempo. En él se ha utilizado uno de los muchos lemas de don Miguel: "Primero la verdad que la paz". No sé qué intención tenía quien decidió grabarlo, espero que no intentara apropiárselo para su propia verdad. La verdad antes que la paz. Quizá Unamuno no reivindicaba más guerra que la de uno consigo mismo.
En aquella época muchos estaban convencidos de la existencia de una verdad. Antonio Machado también la buscaba, aunque, a diferencia de Unamuno no invitaba al conflicto, sino a compartir la tarea -don Miguel y don Antonio eran muy diferentes-:
¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.
(LXXXV)
La mayoría la buscó en sus propios intereses y afirmó que no había más verdad que ésa, la suya. Llegó a radicalizarse la búsqueda, porque se hacía no tanto como camino que había que andar sino como negación del contrario. Así llegamos a una Guerra: por no buscarnos en los ojos de los demás. ¿Estamos ahora en la misma dirección?
Ninguno de ellos la encontró. ¿No existe? Dichosos aquellos que creen en una certeza. Pero más dichosos aquellos que toleran las certezas y dudas de los otros. Ellos no necesitan grabar ningún lema en una pared.
2 comentarios:
A pesar de tu elogio de la tolerancia, no puedo evitar emocionarme al imaginarme a un aturdido, como bien describias en una mañana de Domingo, pero increiblememte heroico Unamuno tras espetarle al mutilado y necrofilo Millan Astrain eso de:
"Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha"
No debemos confundir tolerancia con tibieza...
Saludos profesor.
Atinado comentario, Blogófago. Muy atinado. Unamuno, en aquella ocasión, pensó que se podía dialogar con los fanáticos (a los que, en principio, apoyó, no santifiquemos tampoco a don Miguel).
Ser tolerante con las creencias de otros no significa serlo con sus acciones cuando estas consisten en la agresión.
Es el problema de creer estar en posesión de la Verdad, afirmar su universalidad e imponerlas al otro. Por eso, yo prefiero la opción del poema Machado.
Publicar un comentario