Este domingo amaneció extraña la ciudad. Lenta y extraña. En El Espolón, las estatuas, que habían estado guardando toda la noche la proyección luminosa sobre el Arco de Santa María del logotipo de la campaña por la capitalidad europea de la cultura, se encaramaron ateridas a sus pedestales y se arrebujaron con las ramas de los arbustos y los plátanos, para que no dijera Esquivias de ellas en su próxima novela. Había una luz rara y húmeda, que apenas orientaba a los sobrevivientes del Pasaje de la Flora, derrotados en su lucha contra el tiempo. Al fondo, un carrusel modernista giraba sobre su eje, dando vueltas sin avanzar un día, como la noria interna de los afantasmados paseantes.
2 comentarios:
este otro surtidor es mejor
http://img38.exs.cx/img38/640/fuentepl6la.jpg
Hermosa foto. Gracias. Y bienvenido.
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