martes, 9 de enero de 2007

Los abrazos de Babel


Babel es una gran película de Alejandro González Iñarritu. Quizá la mejor película que he visto en mucho tiempo. Sin embargo, no hay nada extraordinario en su planteamiento, ni en su estructura ni en sus personajes. Que algunos hayan señalado estas cuestiones como gran logro innovador habla del poco buen cine que vemos. No es novedad nada de lo que aparece en este largometraje. Lo sabio es la perfecta adecuación de lo que se quiere contar con la forma de contarlo, la limpieza de la narración y la carga mixta de reflexión y emociones. González Iñarritu ha construido la película de forma muy inteligente, alternando segmentos narrativos de tres historias que suceden en diferentes lugares (Marruecos, San Diego/México y Japón) y que podrían haber dado lugar, por sí solas, a tres películas diferentes. Un matrimonio norteamericano en crisis tras la pérdida de un hijo y que decide darse un respiro con un viaje a Marruecos; una sirivienta mexicana que tiene problemas para acudir a la boda de su hijo; una adolescente japonesa sordomuda que añade a la desorientación de la edad el trauma por la pérdida reciente de su madre. Las tres historias se unen por el azar: el padre de la adolescente japonesa le regala un fusil a su guía de caza, el mismo arma que se utiliza para herir a la mujer norteamericana, que resulta ser la madre de los niños que cuida la mexicana. A la salida del cine, algunos se habían fijado en la trama argumental y señalaban lo bien resuelta que estaba. Es lo que menos me interesó a mí, aunque reconozco la destreza narrativa.
En Babel me atrae sobre todo lo que se esconde tras el título. Vivimos en un mundo conectado, en el que podemos llamar por teléfono desde una aldea perdida en las montañas de Marruecos a un cómodo hogar de San Diego y un fusil japonés de última tecnología acaba en las manos de unos pastores de cabras. Sin embargo, aun predomina el desconocimiento y el recelo: la mujer americana mira con asco lo que le sirven en el bar en el que han parado para hacer un descanso; muchos de los turistas del autocar temen ser degollados por los inofensivos habitantes de la aldea sólo porque son diferentes; la chica japonesa sufre rechazo por ser sordomuda... El espectador recibe el impacto de estas diferencias: se sobresalta cuando arrancan la cabeza a una de las gallinas que servirán en la comida de la boda mexicana.
Muchos miran la historia bíblica de Babel sólo por su lectura teológica: los hombres se atreven contra Dios y éste les castiga con la diversidad lingüística haciendo que no puedan entenderse. La diversidad, por lo tanto, es un castigo. Sin embargo, es posible otra lectura más humana: Babel fue un gran proyecto colecivo y los hombres deben asumir sus consecuencias tras el fracaso. La diversidad no es mala, sino enriquecedora. El nuevo gran proyecto de la humanidad desde "entonces" -quizá más que nunca el de nuestro presente- es construir un mundo en el que volvamos a tener grandes proyectos comunes a partir del respeto a las diferencias.
Frente a lo que nos separa, la película se detiene más en lo que nos acerca: desde el azar hasta los sentimientos. Y sobre todo los abrazos. Es una película de abrazos, ese gesto que tanto nos confunde a veces y que nos salva casi siempre. Se abrazan hombres y mujeres, hombres y hombres, adultos y niños, padres e hijos. Hasta un policía abraza a una adolescente desnuda sin más intención que el calor y la protección del abrazo. Hay varios que no se olvidan: el abrazo del turista americano a su esposa herida; el de este mismo turista al guía marroquí que le acompañó en todo momento; el del padre que abraza a su hijo muerto; el de la mujer mexicana que lleva en brazos a una niña que no es suya pero a la que ha criado; el del padre japonés que abraza comprensivo a su hija...
Abrazos. Qué gesto más sencillo. Qué gesto más necesario. ¿Podríamos vivir sin abrazos?
Y hay otra cosa que separa radicalmente esta película de la mayoría de las que vemos a diario: el tiempo narrativo. No me refiero a la utilización de los saltos en el tiempo argumental de la trama, sino a que a cada personaje, a cada situación, a cada frase, se les da el tiempo exacto. No hay prisas a la hora de contarnos la historia.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es de esas pelis que están actualmente en cartel y quiero ver... Tu escrito me ha animado más... Espero que este fin de semana pueda ir al fin a verla... No, no podríamos vivir sin abrazos. Son muy necesarios como tú dices. Un chico con el que salía (y que por cierto, nos encantaba despedirnos en el portal de mi casa) me decía que el problema de la gente es que no se abrazaba, "si la gente se abrazara más, su tristeza menguaría" y me cubría con su abrazo...
Y hablando de abrazos, déjame que te recomiende, aunque seguro, que dedicándote a la literatura, lo conocerás: El libro de los abrazos de Eduardo Galeano. Me encanta.
Saludos y enhorabuena por tu blog, te sigo enviando ánimo para seguir escribiendo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Abrazos en los portales: robados al tiempo, que se detiene en un beso apasionado, como si fuera el último. La separación, el fulgor de unos ojos, un susurro al oído.
El libro de los abrazos, buena recomendación de lectura. Gracias, Amparo.

PILAR dijo...

Cómo me calo esta película, no sé cuál de las cuatro historias.
Recuerdo la cuidadora mexicana, cuando no encontraba a los niños, su angustia...
Esa película me llegó muy dentro...
Me quiso recordar, y de hecho los críticos así lo hicieron a la del año anterior que tuvo alguna nominación a los Oscar, Crash.
También trata de la incomunicción, que yo al final fíjate, es en lo que resumo estas películas.
La falta de comunicación entre las personas, de transmitir los sentimientos, las frustaciones hacia sus seres más cercanos...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PILAR: abracémonos todos, pues, es un antídoto contra la incomunicación. Gracias por tu comentario y por leer "hacia atrás" La Acequia.

Pilar dijo...

Lo seguiré haciendo.
Me refiero a leerte hacia atrás, y por supuesto a abrazar.
Un abrazo y un beso de turrón navideño, el que más te guste.

Unknown dijo...

Es una película que originaría varios debates,me gustó mucho.Saludos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

COSMO: y creo que ha crecido con el tiempo.