Hoy no estaban. Desde hace unos días, cuando salgo de casa a las siete menos cuarto de la mañana, me encuentro con una pareja de jóvenes despidiéndose en el portal. Se afanan por aparentar normalidad cuando me oyen llegar, pero en la viveza de los ojos y el sonrosado de las mejillas de ella (vecina de mi edificio) se nota que acaban de romper su apasionado abrazo. El primer día se sorprendieron, el segundo me sonrieron, el tercero ya me esperaban y apuntaron un tímido saludo antes de que yo les diera los buenos días. No sé si en otros países los jóvenes se despiden en los portales como en España, después de una noche juntos en los lugares de moda. Aquí se hace desde siempre. El tópico habla de rejas, de zaguanes en penumbra y, después, de portales en los que se deja apagar la luz eléctrica. ¿Cuántas veces se pulsa el interruptor hasta que se deja la escena a oscuras? Ese número de veces indica la pasión, la intimidad o el grado que alcanza el enfado momentáneo. También la alegría de la reconciliación. A los jóvenes enamorados siempre les ha gustado pelar la pava de noche y dejar que llegue el alba sin darse cuenta de la hora, un momento en el que se encuentran los trasnochadores con los que madrugan para acudir al trabajo. En gran medida, el tránsito a la madurez nos viene dado por el grupo en el que nos hallamos de esos dos. Algunos de los mejores o peores momentos que todos los que tenemos cierta edad recordamos se encuentran ligados a esos portales de nuestra juventud. Creía que ya no se daba esta circunstancia, quizá atrapado en mis años y en la creencia de que la sociedad había cambiado. Pero me equivocaba, y no sé si alegrarme o entristecerme. Se les veía felices. Espero que su ausencia de hoy no signifique que ya no se sonreirán más con los ojos el uno al otro, cómplices de su amor.
2 comentarios:
Hace semanas que leo tu blog. No lo he terminado todavía, porque tienes tanto escrito y tanto que me gusta que prefiero tomármelo con calma. Me da vergüenza comentarte en tus últimas entradas, porque estan llenas de comentarios interesantes e inteligentes y yo no soy más que una visitante. Bueno, y por qué no decirlo, también soy alumna. Tu alumna. Soy Adriana de 2º de Humanidades. No sé si tendrás más alumnos por aquí escribiéndote o leyéndote, pero tampoco veo mal que sepas que hay alguien que sigue tus pasos. Alguien joven y alocado a la que le gusta leer y leer y leer.
Enhorabuena por este blog.
HARU-ADRIANA: Encantado de que lo hagas y de que te guste. Comenta en la entrada que quieras, serás siempre bienvenida en La Acequia. Saludos y gracias por tus palabras.
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