viernes, 20 de octubre de 2006

Deslealtad

La condición de los desleales es la traición. Suelen trabajar junto a otras personas de las que se fingen buenos compañeros o incluso amigos. Las personas de buena fe les suelen dar varias oportunidades, negándose a aceptar las evidencias que delatan sus actos. Y ellos, en vez de aceptar la mano tendida, vuelven a cometer una nueva agresión. Conozco algunos de estos personajes. Probablemente en muchos de ellos su condición deriva en patología. Y, para justificarse, piensan que todos son iguales. Piensa el ladrón que todos son de su condición, dice el refrán popular. No me duelen los desleales profesionales, esos canallas que toman la traición como su forma habitual de comportamiento. Suelen ser siervos del poder porque quieren ser parte de ese poder y llegar a repartir prebendas, puestos de trabajo o migajas de su botín. Pronto consiguen una corte de acólitos que juegan a ser leales a la deslealtad, rompen con todo y matan al padre en cuanto pueden para acceder directamente ellos a la fuente de riqueza. Algunos de estos desleales de profesión son toscos, otros practican la estocada florentina. Suelen matarse entre sí o, si el enemigo es muy poderoso, se alían con él hasta que encuentran su debilidad. En mi vida profesional he visto demasiados casos de estos, algunos hasta parecen inmortales. Duelen más los desleales de baja estofa, esos que por un cuarto de hora de éxito traicionan una amistad de años. Piensan que los demás no se dan cuenta, pero cuando es evidente su mal acto ya es inevitable la ruptura de la cariñosa confianza que se había depositado en ellos. Últimamente he tenido conocimiento de un caso de estos, una persona que por escribir un artículo ha entrado a saco en un tema que trabajaban unos compañeros suyos, que habían cometido la enorme imprudencia de confiar en su amistad y comentar las líneas más importantes de ese tema, prestarle las fuentes de información y dar las suficientes pistas para completar un puñado de páginas antes de que ellos terminaran su trabajo. El desleal es prudente y suspicaz, y hasta que no ha consumado la traición ha guardado reserva absoluta. La deslealtad es mala cosa, pero abunda tanto en estos tiempos que ya pienso que viene a ser la categoría positiva para la sociedad, mientras que su raíz, la lealtad, es especie a extinguir. A veces dan ganas de borrarse.

2 comentarios:

Myriam dijo...

Pedro,tal como dices, el desleal actua a traicion, es prudente y suspicaz...Estos "engendros" ( no se como llamarlos), lamentablemente abundan... y hasta son eternos. Personalmente, no los considero patalogicos, eso exhonera su maldad, que es bien consciente y elegida.

Me recuerdas cuando regrese de Suecia a Argentina, con mi hija y recien divorciada.... Trabaje parte del primer anio en la Secretaria de Cultura...Era una excelente puesto. Mi cuerpo me pidio a vomito puro la renuncia.

Con el tiempo y los porrazos, aprendi a reconocerlos intuitivamente.
Besos
PD Tambien en La Secretaria, encontre a una de mis mejores amigas de por vida que actualmente tiene una jefatura en el Museo de Bellas Artes.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MYR: tienes razón, como experta. No es patología, sino tendencia, característica del carácter. Una patología, como bien dices, los disculparía: no, estos son ruines y mediiocres. A veces no somos conscientes de cuántos hay a nuestro alrededor y aprendemos, como bien dices, a fuerza de golpes.
Besos.