Una mano larga y daga
tiene la lengua del tiempo,
como un plumón afilado
que no se meció en el viento.
Una mano que sujeta
un acerico de acero
y lo arroja como piedra
sobre el agua fría y hielo.
Y el agua salta violenta
quebrando estrellas y cielo.
Ya no quedan más estrellas
que los añicos del suelo.
©Pedro Ojeda Escudero, Ayamontinas, 2022.
6 comentarios:
Lo mismo que las lenguas viperinas.
Gran musicalidad en tus versos brotados de esa sugestiva imágen. Un gusto leerte. Un abrazo
Um ritmo impecável nos versos do teu poema, amigo mio.
Beso, feliz Outubro.
Duele y explota.
Para algunos solo la violencia da respuesta.
Saludos,
J.
Versos melódicos, me ha gustado leerte así, en este registro, Pedro.
Que tengas un feliz mes de Octubre.
Un abrazo.
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