viernes, 13 de mayo de 2022

De donde la luz no permite distinguir el malva sutil de la lila en flor

 


En el jardín del antiguo Hospital Militar de Burgos en el que ahora está mi Facultad, permanecen florecidas las lilas. Aquí la primavera llega tarde. Iba yo cabizbajo, de mis cosas a mi oficio, pero me llegó el olor de las lilas. Dice el mito que la flauta de Pan procede de una rama del hermoso lilo en el que la ninfa Siringa había pedido convertirse para huir de él, que la perseguía. Es similar este mito al de Dafne, convertida en laurel para huir del deseo de Apolo. Apolo, abrazado al laurel, lloraba y con su llanto hacía crecer el árbol que le recordaba más lo perdido. Pan, cada vez que paraba el mundo con su música, recordaba a la ninfa. ¿Por qué no comenzaron estos dioses por el final, por la emoción sincera, en vez de por el deseo criminal de imponerse, en vez de acosarlas? 

¿Cuándo han florecido estas lilas del jardín? Habré pasado por aquí unas cuantas veces en las últimas semanas, ¿tan absorto iba? Es este aroma el que me ha hecho regresar, por suerte. Regreso de muy adentro, de donde la luz no permite distinguir el malva sutil, para salir a la creciente luz del mes de mayo.

11 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

Han esperado tu regreso, te aguardaban con el mejor de los aromas y el más malva de los colores. Lo celebramos Un abrazo, Pedro.

Francesc Cornadó dijo...

El aroma de las lilas nos acerca a la realidad.
Quizas el olfato sea el sentido que mejor se escapa de la imaginación y nos revela una realidad maravillosa que la mente no alcanza a imaginar.
Saludos
Francesc Cornadó

Emilio Manuel dijo...

Me alegra después de un mes sin aparecer.

Saludos

Campurriana dijo...

Esos dioses estaban endiosados.
Me gusta este retrato de interior, Pedro.
Florecen las cosas que nos llaman dulcemente la atención, muchas veces en las noches adormiladas.

José A. García dijo...

La emoción también es un deseo, al igual que el acoso... Pero se entiende el punto,porque sea como sea,después siempre llega el dolor y el arrepentimiento.

Saludos,
J.

Doctor Krapp dijo...

A los dioses antiguos les permitimos cualquier cosa porque hasta sus malas acciones son creadoras de algo bello.

Rita Turza dijo...

Qué alegría leerte, Pedro. Estaba un pelín preocupada. Menos mal que has vuelto como las lilas.

Qué maravilla los retratos de interior.

Un abrazo enorme.

Myriam dijo...

Bienvenido de regreso desde esas profundidades a la brillante luz de Mayo, (aunque por aquí afloren las tormentas otoñales). Besos

LUISA M. dijo...

Casi nos llega ese aroma de las lilas al leer tu precioso texto. ¡Que sensaciones como esas despierten lo mejor de nosotros...! Un abrazo.

Alimontero dijo...

Querido Pedro, que hermoso y delicado poeta te habita...
saludos,

beso,
Ali

Ele Bergón dijo...

El olor de las lilas y el regreso a lo que teníamos antes de los paréntesis.
¡Menos mal que la naturaleza, nos lo va recordando!

Feliz vuelta.

Besos