jueves, 11 de marzo de 2021

Cómo afrontar la (re)lectura de Trafalgar de Benito Pérez Galdós.

 


Más allá de cualquier polémica, la narrativa de Benito Pérez Galdós sigue despertando el interés de los lectores, especialistas y editores. Las viejas diatribas, renovadas cada cierto tiempo, lo acusan de falta de altura de estilo y de profundidad en sus personajes y de tener una condición inferior y menos moderna con respecto a los grandes narradores europeos de su tiempo. Todo ello es injusto y suele acontecer que quienes acusan así a Galdós ni conocen bien su obra ni su vida y pensamiento y tampoco están dispuestos a contextualizarlo en la España de su tiempo, sepultada bajo la losa de desprecio que corrió entre los intelectuales de la vanguardia de las primeras décadas del siglo XX español. Ahí está Galdós, resistiendo a todo, ganando lectores e imitadores en cada generación. De vez en cuando, algún escritor lanza un proyecto similar a sus Episodios Nacionales, que no resiste la comparación.

Pocos han novelado la historia de las clases medias españolas del siglo XIX y su trascurrir por un siglo tan convulso como aquel. Esa novela del siglo se escribe en Galdós desde la esperanza de que la dinámica histórica pudiera cambiar a mejor la situación de un país que había entrado en colapso y la amargura del fracaso de la burguesía en su misión histórica regeneradora. Los Episodios Nacionales retratan de forma realista este caminar desde la esperanza hasta el fracaso de la burguesía española que no cumplió adecuadamente la misión que la historia le reservaba. El realismo de Galdós no es objetivo ni tiene por qué serlo. Comienza con el relato de la decadencia de la monarquía y los gobernantes españoles a principios de siglo y termina con el de una vida política y social decepcionante. En ambos, la gente común se ve marginada de la historia y se dedica a salvar su día a día y solucionar sus problemas domésticos como buenamente puede. Las pocas figuras políticas válidas que aparecen en los Episodios son consideradas eso, excepciones.

Visto todo desde una España también colapsada como la nuestra, que ve decaída la vida del país en todos sus niveles, sin proyecto común y con todas las instituciones en franca decadencia, la lectura se antoja más que apasionante. En algunas de las páginas de Galdós detectamos situaciones y afirmaciones que, mutatis mutandis, se nos presentan como contemporáneas, lo que aumenta el placer de este acercamiento a la primera de las novelas que componen los Episodios Nacionales. En Trafalgar, como veremos, todo está por hacer. El reino está mal gobernado y afronta el desastre sin más condiciones que el valor y la habilidad individual de cada cual. La construcción del personaje que protagoniza la primera serie, Gabriel Araceli, se hace con tonos parecidos a los de la picaresca, pero adaptada al siglo XIX. Hay un cierto tono de esperanza, la posibilidad de que algo pueda cambiar, que no mitiga ni siquiera el hecho de que el relato se nos presente como unas memorias que escribe Gabriel de mayor para contarnos lo vivido. La derrota en Trafalgar fue el final lógico de una decadencia moral del país, pero en la energía de la gente podría residir la solución si tuvieran la oportunidad de que se permitiera el terreno libre a esas individuales. En tierras en donde el mérito se recompensa, suele suceder. Si quieres saber qué ocurre en la España galdosiana, te invito a seguir nuestra lectura.

NOTICIAS DE NUESTRAS LECTURAS

El pasado mes de enero terminaban las conmemoraciones con motivo del centenario del fallecimiento de Benito Pérez Galdós. Pasados los grandes fastos, el mejor homenaje a un escritor siempre es leerlo. No es la primera vez que don Benito asoma en el Club de lectura y, con toda seguridad, no será la última. En estos momentos convulsos en los que todo se pone en cuestión, es bueno leer la novela con la que arrancara uno de los grandes proyectos narrativos españoles, los Episodios Nacionales, que nos plantea hoy los mismos interrogantes que entonces ante un cambio de sociedad y la competencia de los gobernantes. Adelante, entonces, con Trafalgar, que nos ocupará las próximas semanas. De la novela hay muchas ediciones, críticas y populares. Aunque siempre recomendaré las que van acompañadas de aparato crítico (prólogo y notas a pie de página) como las de la editorial Crítica, la RAE o Cátedra, podemos afrontar con éxito su novela en cualquiera de las otras ediciones e, incluso, en la que podemos hallar gratis y con un texto correcto en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en este enlace.

María Ángeles Merino inicia la lectura de Trafalgar y comenta la novela con ayuda de su amiga Austri, que la sorprende en su paseo diario, reconciliada ya con la obra y encontrando con acierto el núcleo del que comenzar: la personalidad del protagonista. 

Si queréis saber qué tiene que ver Gabriel Araceli con Loquillo, debéis acudir a la primera entrada que dedica Pancho a la novela de Galdós. También para saber la verdad de la construcción del personaje y su carácter.


AVISO A LOS MIEMBROS DE LA SECCIÓN PRESENCIAL DEL CLUB

La evolución de la pandemia por COVID-19 en la llamada tercera ola, provoca que no podamos reunirnos presencialmente con normalidad. Las instituciones con las que colaboramos habitualmente (Universidad de Burgos e Instituto de la Lengua de Castilla y León) tienen cerradas sus instalaciones para todo lo que no sea el funcionamiento ordinario de las mismas, por cuestiones sanitarias, y todo nos lleva a ser lo más prudentes posibles. Por este motivo, los participantes recibirán los materiales a través del correo electrónico. Todo antes que detener completamente el funcionamiento del club. Sé que sabréis comprenderlo. Si alguno de los participantes en el formato virtual a través de las redes sociales quisiera recibir estos materiales, debe facilitarme su dirección de correo electrónico.

Pido a los miembros del Club de lectura en su formato presencial que presten atención al correo electrónico porque se está intentando buscar una sala que nos permita reunirnos con todas las garantías sanitarias a partir de marzo siempre que la evolución de la epidemia nos lo permita.


Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos (si me he olvidado de alguien, agradezco que se me avise). Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales) en este blog.

Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y sus características y la lista del presente curso, pinchar sobre este enlace.

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.


5 comentarios:

Myriam dijo...

Aquí estamos siguiendo este episodio.

Besos

Sor Austringiliana dijo...

Un adolescente y dos minusválidos se escapan de casa a la manera quijotesca para embarcarse en una batalla que ni siquiera es cosa de su país, España, arrastrado por una alianza forzada y forzosa con la Francia de Napoleón, el genio de la guerra que el niño Gabriel imaginaba como contrabandista en potro jerezano. Galdós no puede contar mejor el triste momento histórico que vivió España a principios del XIX.
Me reconcilié con un libro que se me había caído, creo que por exceso de guerra pero no lo tengo claro. Trafalgar me esperó pacientemente. Y el resto de la primera serie...
Seguimos.

pancho dijo...

No estaba al tanto de esta polémica sobre Galdós, la pandemia nos ha alejado también de los periódicos de papel, lo digital no acaba de cuajar en los acostumbrados a lo otro, entre los lectores de edad avanzada supongo. Y eso que busco la columna semanal de Muñoz Molina en Babelia. No sé, pero creo que no estaba cuando lo intenté.
No deja de ser simbólico que Galdós empiece los Episodios Nacionales con una derrota estruendosa de la armada (la joya militar del imperio), aunque la disimulen de dignidad, de honor y del valor de los marineros. Es como recurrir a que el Barcelona FC tuvo dignidad en el desplome de su imperio futbolístico contra el Paris SG que jugó en modo pachanga porque no le hacía falta más.
Galdós es tan grande que se escurre a cualquier intento de etiquetado sectario. En cuarenta y seis novelas hay evolución, idas y venidas, retrocesos y avances de todo tipo. Lo único monolítico es su tema central: pensar en su país para mejorarlo, no destruirlo y dividirlo.

Bertha dijo...

Es normal que los nuevos editores, busquen sensacionalismo en los nuevos escritores: pero Galdós es un clásico y además con una claridad en el lenguaje sin ser pacato ni cursi es directo y engancha.Yo me atrevería hasta a decir el Cervantes de otro siglo.

Me encanta Galdós .

Doctor Krapp dijo...

Me perdí en los años 40 o 50 del siglo XIX leyendo a Galdós y no me vuelto a encontrar con los Episodios Nacionales. Se desprecia a Galdós quizás por ser tan prolífico y porque volcado en la corriente histórica de su tiempo y en suma del tiempo histórico, solo podía lanzar algún trazo al vuelo sobre sus personajes que a veces parecen demasiado estereotipados. Sin embargo, la impresión del conjunto siempre es satisfactoria.