jueves, 18 de febrero de 2021

La voz femenina en Inés del alma mía de Isabel Allende

 


Inés del alma mía acierta con la voz narradora y su perspectiva ideológica desde el inicio. Ya desde el título que figura al inicio de la narración, más allá de cubierta y portada y que reprodujimos en la entrada de la semana pasada. En la ficción narrativa nos encontramos ante las crónicas escritas por la protagonista, Inés Suárez. Detengámonos un minuto para comprender aquí el posicionamiento ideológico de Isabel Allende ante su novela desde la primera página. En el siglo XVI no es habitual que una mujer dé cuenta de sus hechos como crónica. A partir de aquí se encadenan una serie de referencias que sitúan la mirada femenina y la perspectiva de género en primer plano. No solo Inés Suárez ha escrito una crónica dando cuenta de lo que ha visto y vivido, sino que hay una cadena de personajes femeninos que la asientan: su hija, doña Isabel de Quiroga entrega el manuscrito a los Dominicos en 1580, la primera persona mencionada por la autora es su madre para pasar inmediatamente a relatarnos la historia de la reina Juana, conocida como Juana de Castilla o la loca con la intención de situar la fecha de su nacimiento. Una gitana, a orillas del Jerte, le había pronosticado una vida larga, con lo que siempre supo "que moriría anciana, en paz y en mi casa, como todas las mujeres de mi familia", algo que le aseguró también la peruana Catalina. Esta circunstancia es parte de su arrojo personal. Tras cuarenta años en América, ha sabido adaptarse a la aventura en la que se ha convertido su vida frente a lo que hubiera sido sin ese riesgo que, según la historia oficial, parece reservado a los hombres:

si me hubiese quedado en mi pueblo natal, hoy sería una anciana pobre y ciega de tanto hacer encaje a la luz de un candil. Allí sería la Inés, costurera de la calle del Acueducto. Aquí soy doña Inés Suárez, señora muy principal, viuda del excelentísimo gobernador don Rodrigo de Quiroga, conquistadora y fundadora del Reino de Chile.

Obsérvese que los títulos que exhibe no se deben a su marido, sino a sí misma. En pocas líneas ha quedado clara la voz narradora y la intención. Inés Suárez, pasados los sesenta años escribe la crónica de su vida y hechos y la suma a una cadena de personajes femeninos de muy diferente índole y condición (su hija, su madre, la reina Juana, una gitana y una peruana) y asienta en los primeros párrafos que todo se debe a su arrojo personal. Más adelante, sabremos que es ella la que escribe directamente toda la historia y que solo muy al final, por la fatiga, dicta el texto a su hija. Un hilo de mujeres en un mundo en el que no aparecían para la historiografía oficial.


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3 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

Inés Suárez es la mujer activa que toma las riendas de su vida y consigue cambiar lo que el destino parecía destinarle. Isabel Allende la contrapone a la hidalga doña Marina Ortiz de Gaete, la esposa oficial de Valdivia, encerrada entre cuatro paredes, bordando casullas de obispo y asistiendo custodiada a las misas del amanecer. A esta la llevaron a las Indias y , al parecer, Inés Suárez cuidó de que no le faltara nada en su viudedad oficial. Curiosamente, los chilenos más conocidos son del linaje de doña Marina, descendientes de sus hermanos. Lo mejor y lo peor: Neruda, Mistral, Allende, Pinochet... Y ni Inés ni Marina tuvieron hijos..
Cuando hablamos de las mujeres que viajaron a tierras americanas, me acordé de un personaje cervantino: doña Clara, la hija del oidor que va a Sevilla, a embarcar hacia un destino en las Indias. Estaba previsto que Clarita viajara y viviera en esas tierras, aunque su deseo fuera quedarse con el "mozo de mulas". El texto cervantino nos sugiere que, a principios del XVII, era ya normal que una mujer pasara al Nuevo Mundo.
Seguimos leyendo.

Ele Bergón dijo...

Me ha costado llegar hasta el final de esta novela, como también me ha costado hacer la entrada en el blog, pero ahí la acabo de dejar.

Besos

Myriam dijo...

Me resulta muy interesante la mirada y relato de Isabel Allende desde la perspectiva de género. Yo misma he jugado en varios relatos de corte histórico en mi blog. Por otro lado, cuando buceo en la historia (fuera de América y Europa que es lo que más conocemos) descubro un trato diferente hacia la mujer en términos generales en por ej en pueblos mongoles y túrquicos muy diferente) o mujeres que han ejercido el poder real con eficiencia. Volviendo a la propia historia de la protagonista Inés Suárez, me gusta mucho como Isabel Allende logró meterse en su piel.

Besos

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