miércoles, 30 de septiembre de 2020

Paisajes

 


Asomarse a un paisaje es fijar un recuerdo. Ya nada volverá a ser lo mismo: ni las nubes, ni los ríos, ni los edificios, ni tus recuerdos. Ni tú.
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La fotografía está tomada en la dársena de Medina de Rioseco del Canal de Castilla, una gran obra de ingeniería comenzada en 1753, pero no terminada hasta 1849, aunque solo parcialmente porque algunos brazos no llegaron a comenzarse nunca. Unos pocos años después, el ferrocarril hizo que la finalidad original del canal, transportar los cereales de las tierras de Castilla en barcazas, no tuviera sentido. El canal hubo de reconvertirse para el riego. En la historia de España hay varios proyectos así, arbitrados con ilusión y mirada progresista hacia el futuro por unos cuantos visionarios, realizados con problemas y lentitud a causa de la corrupción y la falta de confianza de los gobernantes y abandonados sin concluir del todo porque el tiempo ha buscado otros cauces. En todos los ámbitos sociales.
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Yo entré en esa fábrica de harinas de la fotografía cuando la regentaba su último propietario. Las máquinas, algunas de finales del siglo XIX, funcionaban a la perfección. Años después, se ha convertido en un Museo. Si me dejo ir por un momento, creo escuchar el ruido de la molienda y el eficaz trabajo de las tolvas.
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Recuerdo paisajes que no existieron, pero también algunos que no existieron nunca. Los que me dan más temor son algunos de los paisajes que no existieron, pero que recuerdo como serán.

9 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Con el paso de los años, es normal soñar con hechos creyendo que nos han pasado y que nos hacen más felices.

Sor Austringiliana dijo...

Tenemos nuestra maleta personal de paisajes, los que no existieron pueden ser los más de verdad. Y la memoria es muy tramposa..

La seña Carmen dijo...

Comparto todo lo que dices sobre ese trozo de paisaje artificial que es el Canal de Castilla. Sin duda, los hombres y las mujeres sabemos crear paisaje, aunque las más de las veces nos limitemos a destrozarlo.

Esa fábrica yo ya la he conocido como museo, pero no me cuesta sentir el polvillo de la harina. Soy muy fan de lo que significaron los molinos antaño, y llegué a conocer molinos y molineros.

Francesc Cornadó dijo...

Una arquitectura perfectamente racional, bien hecha.
Saludos
Francesc Cornadó

LA ZARZAMORA dijo...

Y lo más curioso es que en ese mismo instante se podrían matizar y pincelar miles de instantes...
Besos, Pedro.

Rita Turza dijo...

Maravilloso paisaje de interior.

Un abrazo enorme, Pedro.

Doctor Krapp dijo...

Es una foto estupenda. Lo que más me llama la atenciónes ese contraste entre la verticalidad del edificio y los árboles frente a la movilidad de las nubes generando algo así como un choque de fuerzas encontradas.

Myriam dijo...

¡Qué linda la foto!

Ele Bergón dijo...

La foto es espectacular. Me encanta.
Algunos paisajes nos atrapan de tal forma, que siguen creciendo con nosotros tanto que pueden quedar distorsionados y nos gustan así.