Cuando debes andar sin rumbo fijo
por los muchos caminos de la vida,
como si todo fuera luz que oxida,
páramo inmenso, peña sin cobijo;
cuando no tienes hura ni escondrijo
donde arrojar al paso de la huida,
en camino feroz de anochecida,
cuatro cosas y algún pequeño alijo;
cuando todo ya es peso hacia la nada,
nada el cuerpo vencido hacia la tierra,
pero juegas la última emboscada;
cuando le ves el mal truco a la guerra
que la muerte te piensa ya ganada,
te digo, amor, y toda muerte yerra.
Veinte sonetos de amor esperanzado. © Pedro Ojeda Escudero, 2020
9 comentarios:
¡Precioso!
Éxito con los otros 19.
20 besos
¡Yo encantada de leer sonetos tan sentidos !
Si el amor viene esperanzado es la perfección.
Pues me ha gustado mucho, y aunque el objetivo de vencer lo invencible es un imposible, sí al menos un poema o un amor sirven para conjurar el miedo y la turbia ilusión de que íbamos a ser eternos.
Imagino que un lúcido anciano enfermo súbitamente del virus podría suscribir el poema, que me ha gustado mucho.
Un abrazo
Me gustan tus sonetos.
Mil besos.
Encantada!
Beso, amigo mio
Me gusta tu soneto.. explica un recorrido duro, pero el amor puede más que la garra de la muerte...
Abrazo
Cuando todo parece ya vencido
aparece una llama en el suspiro.
¡Menos mal que siempre nos salva el amor! ¡Sigamos adelante!
Besos
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