Algunos atardeceres dejan el horizonte tan lejos, tan lejos, que parece que nunca volverá a amanecer. Como en todas las cosas, esto es subjetivo. El mismo atardecer a otros les puede parecer acogedor, como meterse en la cama y taparse con el embozo.
Hoy he tenido que salir a comprar productos frescos. Desde hace una semana no salía de casa y mi intención es aguantar al menos otra semana o semana y media. Es extraña la sensación de una ciudad vaciada, con pocas personas en las calles, guardando cola ordenada y a distancia a la entrada de los pocos comercios abiertos. Al pasar, he escuchado fragmentos de conversación. En el estanco, quien entraba pedía que se difundiera la necesidad de voluntarios con formación de enfermería con destino a un geriátrico.
Llegan terribles noticias de lo que ha ocurrido en España en algunas residencias de ancianos. Esta mañana, en la radio, he escuchado los datos y la valoración de que este puede ser el hecho diferencial de cómo ha sacudido la pandemia vírica a España con respecto a otros países: el núcleo del verdadero problema aquí hasta ahora. Solo con el número de fallecimientos en estos establecimientos daría para estar en el sexto puesto en la triste lista de muertos por país y el número parece que aumentará en los próximos días. Recuerdo que cuando mi madre se operó del pie visitamos con ella varias para elegir en dónde se quedaría durante unos pocos días. Fue decisión de mi madre, porque no quería darnos trabajo, decía, a pesar de que nos habíamos ofrecido a atenderla. Incluso en las mejores que visitamos, lo que vimos no nos gustó. Curiosamente, Andalucía parece ser una región con menor mortandad por el virus que en otras regiones. No sé si alguna estadística podría comprobar si se debe a que allí los ancianos conviven con sus familiares en mayor proporción que en otras partes de España. Lo que hacemos con los ancianos nos define como sociedad. Se suele decir que España es un país en el que la familia sigue teniendo una gran importancia. Durante la última crisis económica muchos jubilados mantuvieron con su pensión a los hijos que habían perdido el trabajo. Pertenecen a la generación del esfuerzo, la que no escatimó horas de trabajo para hacer que sus familias y el país salieran adelante a pesar de la dictadura franquista y el atraso. Con su trabajo fuera y dentro de casa dieron estabilidad a los que vinimos después y la posibilidad de vivir un mundo mejor, incluso de estudiar a aquellos que pertenecíamos a capas sociales no favorecidas. Sin embargo, la muerte ha recorrido estos días las residencias de ancianos españolas. No todas: en algunas las cifras de infectados y muertos es mínima, pero en otras las noticias no dejan lugar a dudas. Algo gravísimo ha ocurrido y espero que cuando esto termine no se nos olvide pedir responsabilidades a todos los culpables. ¿Qué está haciendo esta sociedad con sus ancianos?
8 comentarios:
Preguntas la causa de que en Andalucía haya menos muertos, puede que sea por varias causas, la primera que no haya llegado el pico de la infección, la segunda, puede ser que durante los 40 años de gobierno socialista, pese a los acontecimientos ocurridos, haya realizado menos recortes en la sanidad pública que en otras comunidades, tercera y tu lo han comentado, la idea que de familia tenemos los andaluces, muchas giran en torno a las madres y abuelos, produce dolor llevarlos a una residencia, aunque en los últimos años se estaba generalizando para beneficio de las residencia privadas.
Las residencias de mayores es un mal endémico, incluso anterior a la crisis de 2008, es un negocio privado en donde la iglesia tiene su zarpa y el Estado, Ayuntamientos, Diputaciones y Autonomías, tienen capacidad de control y se han puesto de perfil mirando para otro lado, haciendo dejación de ese control y supervisión. La cuestión es ¿seguiremos igual cuando todo esto lo den por terminado?.
El que aumente la esperanza de vida, dato positivo, no implica que crezca con ella la buena salud; al contrario, quieras o no, cada día que pasa, por buena salud que tengas, es un dato negativo en este aspecto de la vida. Si tienes alguna enfermedad que requiere una atención, en muchos casos física, que la familia, en gran parte las mujeres, no puede proporcionar. con todo el dolor de tu corazón tienes que acudir a las residencias.
Estas, por unas razones y por otras, funcionan siempre al límite, con el personal justo, con los medios justos. Por otro lado, el sistema nacional de salud las emplea como aliviaderos de facto para muchos casos, por ejemplo para hacer la rehabilitación, que a lo mejor tenía que hacerse en otros centros y condiciones, pero todo el sistema está al límite y por debajo clarmente de las necesidades.
Las residencias van a seguir siendo necesarias y cada vez más, porque por pura estadística, las manos familiares que van a poder atendernos van a ser menos, y no es solo cuestión de voluntad, es cuestión de medios también en las familias.
¡Ojalá esto sirva para hacer las cosas mucho, mucho mejor!
Y mi aplauso de hoy va por las trabajadoras, ellas son también la mayoría, y los trabajadores de las residencias, que suplen con su cuerpo muchas de las carencias de esta sociedad.
Es una pena. Lo que está ocurriendo en las residencias de ancianos podría explicarse desde dos puntos de vista: descontrol y egoismo.
El control sobre estas residencias es muy laxo, ahora se descubren faltas de higiene, poca atención, falta de personal cualificado -digo cualificado- e incluso se han descubierto cadáveres hacinados, etc.
El egoismo es el gran parte el germen de la desatención de nuestros mayores. Un exceso de hedonismo, el cambio del modelo de familia, la desconsideración, cada vez mayor, del espíritu de sacrificio, todo esto contribuye a que cada vez haya más ancianos malviviendo en las residencias.
Urge un mayor control de estos establecimiento y una pontenciación de los valores de solidadidad y respeto a las personas mayores, reconocer el esfuerzo que ellos realizaron y corresponder con agradecimiento, sin egoismos. En esto, la escuela, juega un papel capital.
Abrazos.
Fueron niños y adolescentes de guerra y postguerra, levantaron el país en los años de la escasez y la represión, ahora nos dicen adiós en medio de la pandemia. A muchos les está tocando morir en soledad.
Las residencias , escasas de personal y de medios, son un lucrativo negocio privado, con precios que doblan, triplican y cuadriplican las pensiones por jubilación. Pero a las familias, por egoísmo o necesidad, no les queda otra que llevar al abuelito o abuelita a la residencia, la deuda siempre se paga de una manera u otra. ¿Residencias públicas? Son las mejores pero póngase a la cola.
Si salimos de esta, un tema prioritario ha de ser el de las residencias.
Yo soy soltera y jubilada, vivo con mi madre y me ocupo de ella, hace años que no conozco las vacaciones pero no, no soy una santa. Mi madre tiene noventa y seis años, está con pleno conocimiento y muchas veces le he reprochado el escaso margen de vida que me deja.
Ahora mi preocupación es no contagiarla...
Ahora cada día recito lo que ella rezaba cuando me vestía de pequeña: "Bendita sea la luz del día...".
Salud y ánimo, Pedro.
Vivo en Andalucía y te ha aseguro que gobierno socialista hizo muchísimos recortes y de los gordos.
Pero bien " gordos".
No he podido evitar contestar a esto.
Creo más bien que el pico no ha llegado aún.
Un abrazo.
Es desolador el tema de las residencias de ancianos, porque son personas frágiles, posiblemente el contagio a través de personas asintomáticas, cuidadoras allí, y sí, seguro tampoco tienen material para protejerles, del virus, como en todas las demás áreas de personal imprescindible en la epidemia, tal vez lo ideal hubiera sido que por lo menos no hubiera llegado el virus y se hubieran atajado antes con médidas más drásticas.
Besos.
En Madrid las residencias de ancianos son un negocio que las autoridades han dejado en manos privadas. Hasta las públicas están gestionadas por gente que hace con ellas negocio, pingüe negocio. Las últimas noticias dicen que los fondos buitres, después de comprar viviendas sociales y echar a los vecinos o explotarlos, están ahora comprando residencias. Para seguir haciendo negocio. Ya teníamos algunos escándalos en residencias (también hay denuncias en otras provincias, lo sé), ya había quejas respecto a la falta de personal, mala calidad de la comida, falta de actividad, todo ello pagándose un dineral por la estancia del anciano. Y ahora ¿qué vamos a hacer?
He visitado algunas residencias de ancianos y es duro para nuestros mayores, quedarse alli. Con el tiempo se acostumbran, pero....
Por fortuna, tanto mi madre como mi suegro, estuvieron en nuestra casa y nunca me he arrepentido de ello. También es verdad que eran los tiempos del asilo.
Es un gra problema de nuestra sociedad.
Un abrazo permitido.
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