domingo, 23 de febrero de 2020

Comprender Poeta en Nueva York de Federico García Lorca y noticias de nuestras lecturas

Autorretrato en Nueva York, de Federico García Lorca.
Lo que se conoce como Poeta en Nueva York es un conjunto heterogéneo de textos impresos y manuscritos, con diferentes correcciones, que Federico García Lorca entregó a José Bergamín en 1936 para su publicación. Bergamín custodió aquellos textos y se los llevó al exilio, publicando el libro en 1940 (en realidad, hubo una doble publicación: en los EE.UU. y en México, aquella en formato bilingüe, que permitió el conocimiento de este Lorca en el ámbito anglosajón y su influencia en un ámbito poético más amplio). Aunque parece que Bergamín respetó las indicaciones iniciales de su amigo, hay dudas razonables sobre la estructura del poemario e incluso sobre su unidad. En todo caso, quien podría resolverlas fue asesinado en los alrededores de Granada el 18 de agosto de 1936 y sus restos siguen sin aparecer. Por lo tanto, Poeta en Nueva York es lo que tenemos, con todas sus circunstancias editoriales a la espalda. Aquellas hojas que García Lorca entregara a Bergamín y que este guardó en una carpeta, reaparecieron en 1999, pero no sirven del todo para responder a todas las preguntas.

El libro parte del impacto que supuso para el autor su estancia en los Estados Unidos de junio de 1929 a marzo de 1930 (con posterior estancia en Cuba). Aquel viaje ha sido aclarado suficientemente. En los primeros meses de 1929, García Lorca había caído en una depresión. Las causas eran diversas pero todas ellas confluían en una insatisfacción consigo mismo y un choque con la realidad española del momento: una ruptura sentimental y asumir públicamente su condición homosexual en una sociedad mucho menos tolerante que hoy, el alejamiento de sus amigos Buñuel y Dalí que se habían atrevido a dar el salto a París, la dependencia económica de su familia a una edad en la que todos sus compañeros comenzaban a ganarse la vida, las incertidumbres como escritor a pesar del éxito popular del Romancero gitano (que a Lorca no le satisfizo) y su significado compromiso contra la situación política de España. Todo ello preocupó seriamente a su familia, que favoreció que se marchara al extranjero. Descartado París, el viaje le condujo a América aceptando una serie de conferencias en Cuba y los EE.UU. y la compañía de Fernando de los Ríos, político de ideología socialista. En realidad, la verdadera razón fue procurarse un tiempo de alejamiento de su situación anímica.

La visión de la gran metrópolis moderna del momento, la mezcla étnica de Nueva York, la cultura anglosajona, el choque violento con lo que suponía el capitalismo, asistir al desencadenamiento de la crisis bursátil de 1929 y sus consecuencias para las capas de población menos favorecidas (singularmente los afroamericanos), están también en el núcleo del poemario, pero no solo esto. En los poemas hay un consciente y muy moderno replanteamiento de las relaciones entre el poeta, el poema y la realidad, a partir de una forma absolutamente libre. Y otra cosa más que no puede pasar desapercibida: el punto de partida es la vanguardia pura, pero García Lorca inicia decididamente el giro del surrealismo hacia la rehumanización del arte y el compromiso. Por su cuenta, alejado en los Estados Unidos, el poeta acierta con el mismo camino que en París toma el grupo surrealista comandado por André Breton y que ya anunciaban algunos poemas del Romancero gitano.

Estas son las claves para comprender Poeta en Nueva York, el poemario que sitúa a Lorca como uno de los grandes de la poesía de todos los tiempos. Seguiremos en las próximas entradas.

Noticias de nuestras lecturas

María del Carmen Ugarte expresa el temor que tenemos todos a no comprender poesía como la que hallamos en este libro de García Lorca y busca encontrar la clave en la temática amorosa y lo argumenta. No os perdáis esta entrada.

Luz del Olmo muestra su admiración por Poeta en Nueva York y nos regala alguno de los poemas que escribió con motivo de una visita a Nueva York acompañada del poemario de Lorca. Una guía recomendable.

Paco Cuesta entra en Poeta en Nueva York de forma acertadísima. De la mano del dibujo en el que Lorca se retrata dentro -o bajo- la ciudad se adentra en el complejo mundo del autor.

Al balcón del vértigo lorquiano se asoma Mª Ángeles Merino contextualizando el poemario y algunas de sus imágenes, que de tan oscuras nos pertenecen y nos explican. Una entrada que nos guía al comienzo de esta lectura.



La tarde del lunes 3 de marzo celebraremos la reunión del formato presencial del club de lectura en la sede burgalesa del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (Palacio de la Isla). A las 17:00 h en sesión conjunta con el Aula de Historia de Alumni UBU, con entrada libre hasta completar el aforo. Te esperamos.

Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales) en este blog.

Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y la lista del presente curso, este enlace.

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.

4 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

El vértigo nos lleva a cerrar el libro y a hacer nuestras las imágenes que, como dices, de tan oscuras nos pertenecen. Sentimos el corazón latir como un caballito de mar arrinconado.

Emilio Manuel dijo...

Vino, y lo mataron. En su ciudad, pese a los años, su nombre suena con sordina y el museo, dedicado a el y concluido hace unos años, está prácticamente vacío.

Myriam dijo...

Con esa suma de causas no es extraño que Lorca se sintiera deprimido.
Por más distancia que quisiera poner, esa mochila se lleva a cuestas.

Besos, todavía desde Brasil

andandos dijo...

Muchas gracias, Pedro, lo leeré teniendo en cuenta muchas cosas que no había tenido hasta ahora en cuenta. Y leeré lo de los demás también, claro.

Un abrazo