No consigo quitarme la tristeza, que se ajusta a mí y se me encarna. Se me ha instalado como dueña de la casa. Sé todo lo que hay que saber para luchar contra ella, pero me dejo hacer porque quizá la necesitaba.
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Esta mañana de domingo he salido a pasear y he visto la ciudad abandonada y poseída por la vegetación asilvestrada. Ha ganado mucho en belleza.
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No os engañéis, el mundo sería mucho mejor sin nosotros.
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Veo tanta rabia en las conversaciones públicas que ya doy por hecho que seré devorado. Por los míos, probablemente.
11 comentarios:
Entiendo tu decaimiento, estás en víspera del lunes.
La tristeza se toma su tiempo, se resiste a abandonarnos y su lentitud desespera. Es una acompañante pelmaza que tiñe todo de color de óxido. Se irà marchando, aunque tenga siempre sus horas de visita.
Un abrazo, Pedro.
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Cuando murió mamá yo tenía 50 años. Desde ese momento sentí "la orfandad absoluta"... Me sentí desamparada en un mundo hostil, privada del refugio de sus ojos.
Te dejo mi mejor abrazo solidario, Maese Pedro.
No sé muy bien como combatir la tristeza de los demás, creo que hay que dejarse hacer, pero tampoco estoy segura
Yo la mía la combato y le gano la batalla dejando de estar triste. Por si te sirve de algo.
Bss
La tristeza a veces se adueña de nosotros, es normal que se quede algún tiempo, pero hay que dejarla marchar para que no nos arrastre.
Un abrazo enorme.
Algunas tristezas, algunas, son como injertos y se quedan con nosotros.
¿El mundo? Al ritmo que vamos nos sobrevivirá.
Un abrazo
A veces es inevitable sentirse triste. Pero ponte una fecha para comenzar a dejar la tristeza, o para convertirla en otra cosa, en literatura. Siempre es más fácil dar consejos que pedirlos.
Un abrazo
A veces nos imponemos como castigo la tristeza, como si no tuviéramos derecho a la felicidad después que se nos haya ido alguien importante, pero la vida sigue y tenemos la obligación de disfrutarla para honrar la memoria de los que se han ido, porque no les gustaría vernos así, y también porque tienes gente a tu alrededor que quiere verte alegre.
Los nuestros, incluso nuestro propio yo, son nuestros peores enemigos...
Besos, Pedro.
Mientras camino, la tristeza es mi vivir, hasta que un sendero, me indique, que por ese lugar está esperándome un ápice de alegría.
Besos leno de piedras y el GPS, nos perdió por esos andurriales que a punto estuvimos de tener un accidente
Espero que la tristeza se te haya ido hace tiempo; y estoy de acuerdo contigo de que "el mundo sería mucho mejor sin nosotros"... pues somos nosotros y sólo nosotros los que rompemos todas y cada una de las leyes de la madre naturaleza...
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