jueves, 2 de mayo de 2019

Y me dejé ir



Comencé el año botando un barco en la barriada de Canela junto a un puñado de poetas convocados ante unas papas con choco. Al estero, el frágil barquito de papel con unos versos. Desde entonces, el año ha ido dando tumbos, como todos los años, con sus cosas buenas y sus cosas malas, sus alegrías y tristezas, sus esperanzas y decepciones. Nada del otro mundo. La vida, dicen. He perdido la cuenta de los quilómetros que me han llevado desde Ayamonte hasta Frías y me devolvieron hace unos días a las marismas de Huelva, con todos los meandros del río que es la biografía. El río Guadiana ha seguido su curso mientras yo perseguía la floración de los almendros y los naranjos, las últimas nieves. Este año, inútilmente, porque siempre llegaba tarde. Se me han muerto amigos y familiares. A diferencia de otras ocasiones, nunca he pensado dejar de escribir aquí durante estos meses, pero no podía, no podía. Y me dejé ir, como hay que hacer de vez en cuando. Sin dejar de hacer cosas, de estar allá y acá, donde la gente o el trabajo me reclamaban, pero notaba un silencio de mí. Me sigue por dentro el silencio, pero hoy me he mirado al espejo y ya estoy conmigo.

9 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Deben de existir momentos que nos han de servir para reflexionar sobre nosotros mismos, momentos en los que no se puede hacer otra cosa.

La foto, salvo error u omisión, es en Sevilla, la Plaza de España.

Myriam dijo...

Lo importante es que estás y que, aunque no te hayas ido,
vuelves, así ¡Bienvenido!

Todos tenemos, en algún momento de nuestras vidas,
periodos así

Un beso

Fackel dijo...

Ojo con el espejo, es muy maniqueo y nos da en ocasiones imágenes de nosotros alteradas; aunque todo sirve si sabemos valorarlo.

la seña Carmen dijo...

¿Y quién nos obliga a seguir un determinado rumbo? ¡Ni tan siquiera nosotros mismos! Somos libres.

Sor Austringiliana dijo...

Hay que dejar un tiempo para los silencios, en el pentagrama de nuestra vida.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Es bueno reencontrarse. Un abrazo

Ele Bergón dijo...

Todo tiene su tiempo y aunque el silencio o la tristeza nos invada, tendremos que vivirlo,para después pasar a otra etapa. Lo importante, como dices, es saberse consigo mismo, aunque el camino se empeñe en ser tan largo...

Besos

impersonem dijo...

Somos un habitáculo complejo de pensamientos y sentimientos... y vamos y venimos en función de ideas y emociones más o menos fuertes... más o menos sensibles... más o menos...

andandos dijo...

El paso de los días me ha convencido de que el blog es lo que permanece, lo demás, facebook, twiter... desaparece. En fin, aquí estamos todos, más o menos presentes. Lo que permanece es el libro, realmente.

Un abrazo