El jardín de la imagen ha salido en varias ocasiones en este blog. Se trata de un jardín interior de un hospital. En cada una de las ocasiones en las que he visitado el lugar he tomado una fotografía. Cada una de ellas es igual y diferente. No solo por la luz que entra por el ventanal de la derecha según la hora o la estación del año, sino porque mi estado de ánimo era diferente, como las circunstancias por las que me encontraba allí. El arquitecto y el paisajista que lo diseñaron obraban de acuerdo a una acertada idea de llevar la naturaleza a lugares en las que no esperamos hallarla. Ahora, porque antes convivíamos siempre con la naturaleza. Me gusta el término: paisajista, constructor de paisajes, hacedor de un lugar de encuentro entre la construcción humana y lo natural.
Paisaje interior este por el que pasan muchos sin verlo. Para mí supone un alto en el que pienso. Yo me detengo siempre, me permite respirar como si estuviera en la cuerda del Calvitero, contemplando Gredos en el horizonte.
5 comentarios:
Son lo que Marc Augé llamaba "los no lugares".
Como lugar de paso es todo un acierto. Tal vez también debería estar ahí la sala de espera.
Respiro, alivio verde. Una hermosa foto con dos luces.
Que la niebla se vaya. Un abrazo, Pedro.
Qué bonita expresión :)
Partiendo de tu último post sobre la importancia del paisaje, y viniendo hacia atrás, he llegado a este otro post de paisaje interior; paisaje que tú miras con buenos ojos y describes con buenas palabras...
A mí los hospitales no me gustan nada... mi experiencia en ellos ha sido nefasta... por eso miro todo lo que habita en su interior con mucha reseva y no menos interrogantes... todo me parece estar inmensamente lejos de lo que debería ser según mi sentir y pensar...
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