viernes, 4 de mayo de 2018

Akúside es (las leyes viejas en los nacionalismos): sobre Akúside de Ángel Vallecillo y noticias de nuestras lecturas


La segunda parte de Akúside, titulada República, se sitúa diez años después de la independencia de la nación, separados ya de sus vecinos de Sur tras la guerra. A partir de la interpretación de los textos de El Sílex, se ha construido una legislación absurda (las leyes viejas) pero que debe obedecerse si se quiere ser un buen patriota.

La mayoría de la población reside en la capital, Megara, y en el territorio existe un lugar separado del resto del país por el túnel de Odón en el que viven los cíos líticas, jóvenes menores de catorce años que son los depositarios de la forma más pura de la raza y que gozan de una autonomía y un poder sobre las decisiones que se basa en esa supuesta pureza genética. Poco a poco se observa la falsedad de todo el edificio patriótico de la nueva nación y la condición extravagante de las leyes. La ley del Regreso, por ejemplo, obliga al abandono del mundo moderno y tecnológico y la vuelta a lo rural. Para que se cumpla, se sortean los cupos de población que deben iniciarlo, pero es evidente su fracaso: son muchos los que han retornado a la ciudad y viven en barrios de chabolas y los poderosos encuentran la forma de burlar el sorteo a través de la corrupción del sistema; por otra parte, es insostenible económicamente. En los días que dura el relato nos encontramos en los momentos previos a la elección a presidente de la república, condicionada por la propaganda, la mistificación de la historia y un combate de boxeo entre el Campeón del mundo y el Caballo, el aspirante de Akúside. Este motivo del combate juega con todos los elementos del género literario y cinematográfico del boxeo y al Campeón se le pone en una tesitura moral cuando salta a la lona.

Vallecillo ha querido construir un espacio y un tiempo acrónico para marcar el absurdo de la situación a la que ha llevado el extremo nacionalista y que se refleja mejor que en ninguna otra cosa en ese saludo que define y cierra cualquier duda y debate: Akúside es.

Sabemos que estamos en algún momento a inicios del siglo XXI en el que se juega con elementos propios de la ciencia ficción. Megara es una gran ciudad, están presentes los últimos avances como los teléfonos móviles, pantallas de plasma o desarrollos genéticos que trasforman a los seres humanos. Pero fuera de Megara la población se mueve a pie, en caballos y carros y los soldados pelean con espadas y arcos.

Este cruce entre lo moderno y lo arcaico evidencia la enorme confusión de las ideologías basadas en la pureza de la sangre y en mitos que nutren decisiones incomprensibles para una mente racional pero que tan próximos tenemos en el tiempo histórico y que han causado y causan millones de muertos en todo el planeta, conflictos armados y movimientos terroristas.

Todo este mundo es dominado por una cúpula corrupta, que se aprovecha y conduce los sentimientos de la mayor parte de la población, que manipula las elecciones y se encarga de interpretar en su provecho la legislación basada en las tradiciones. También encontramos a los cíos líticos, que viven en una ensoñación radical de la pureza de sangre y personas que participan de ese mundo por una creencia romántica.

La historia de la parte central del libro se levanta a partir del conflicto clásico del enfrentamiento entre hermanos: el general Axiámaco y el presidente Carlos Rebai, que representan los dos extremos. El primero es un héroe del conflicto armado que logró la independencia, que creía en lo que hacía; el segundo un político corrupto cuya intención es perpetuarse en el poder y que no duda en tender una trampa moral a su hermano. El conflicto se desencadena tras la muerte de Aitor, el hijo de Axiámaco, por aplicación de la ley Nabula, que obliga a la lapidación de aquel que encuentre a un niño asesinado. El aliento clásico y mítico de este conflicto es evidente. Axiámaco se trasforma, comprende la incoherencia del sistema que están construyendo, las mentiras sobre las que se basa, y se rebela. Para su trasformación debe emprender un propio camino interior reflejado en el viaje por el interior de la república y al territorio de los cíos líticas. Así, esta parte de la novela se divide entre una simbólica historia de camino, de ruta, por un territorio rural dominado por situaciones violentas y primitivas y una también simbólica fiesta que dura años ambientada en el palacio de un gran empresario que financió la lucha armada y la independencia y en la que se ponen en evidencia todas las corrupciones posibles del sistema político nacido en Akúside.

La narración de La República usa diferentes técnicas: las propias de la utopía moderna, algunos elementos propios del cómic y una narración muy próxima a lo teatral y el guión cinematográfico, especialmente en las páginas finales. Esta intencionada mezcla de géneros, riesgos formales (los pasajes del túnel de Odón se publican en negro, por ejemplo) y uso de convencionalismos de género para evidenciar la absurda utopía nacionalista es una clave de comprensión del texto.

Noticias de nuestras lecturas

Pancho arranca el comentario de Akúside con energía y de frente: todas las claves para el inicio general y todas las claves para profundizar en la primera parte, El Sílex. Excelente, personal y termina con Sabina y Fito, casi nada.



La lectura de la novela de Ángel Vallecillo nos llevará hasta el jueves 10 de mayo. Después comenzaremos el comentario de Los refugios de la memoria de José Luis Cancho.

Aquellos lectores que lo deseen, podrán conversar sobre la obra de ambos autores durante la Feria del libro de Burgos. El sábado 19 de mayo tendré el placer de presentar los títulos premiados allí como ganadores ex aequo del Premio de la Crítica de Castilla y León. Estoy convencido de que el acto resultará muy interesante.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, aunque en las últimas semanas no haya podido cumplir esta promesa por diferentes cuestiones que espero se vayan remansando en las próximas.
Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

5 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Nos gustará, me gustará conversar con los dos autores ganadores, tan diferentes.

Akúside, ay Akúside. Procuraré no tirar la toalla pero estoy a punto.

El de José Luis Cancho es literatura amable. Lo leí y seguí con otro suyo: "Grietas".

Un abrazo a los tres.

pancho dijo...

Difícil decir más en tan pocas palabras, magnífica capacidad de análisis de los aspectos más significativos de la novela.
La ley Nabula y la ley del Regreso son un ejemplo de los absurdos y sinrazón a los que llegan los nacionalismos de corte tribal cuando llegan al poder. Y no son una quimera, son realidad, ahí tenemos como ejemplo todos los hechos mortíferos del siglo XX en muchas partes del mundo. Los últimos en los Balcanes o en Ucrania ya en el XXI. Mucho ojo con las exaltaciones étnicas, arrastran mucha gente dispuesta a todo por prevalecer. Esa es la enseñanza que saco de esta fábula que es realidad.
La ley de cupos de regreso al campo, a los soles, a los trigos y a la esclavitud del arado romano semeja a las levas de soldados para la guerra de África, al final sólo los desheredados iban al matadero del Rift. Las historias se repiten como las morcillas y el poder corrompe al que lo toca.
Un tipo de literatura fragmentaria que a mí me resulta atractiva por su lenguaje cortante, con referencias espacio temporales de cartela de cómic y el ritmo narrativo de esas series de televisión que te mantienen atado a la pantalla aunque no quieras.
Un abrazo.

Ángel Vallecillo dijo...

Si. Difícil decir más con tan pocas palabras. Es un análisis brillante que ahonda en la raíz que nutre al ibro. !Gracias por desbrozar tan certeramente la maleza!
Por aportar algún detalle que está de actualidad: el guerrero tan brutal que aparece varias veces en El Sílex de nombre tan extraño como Ataekatadisaskunasu es ETA: Euskadi ta askatasuna. Y el guerrero pacifista que se le enfrenta, Oncbal Raal son anagramas de Blanco y Lara.

pancho dijo...

Angel, lo de Ataekatadisaskunasu estaba claro, pero lo del guerrero que se presenta a la lucha vestido de silencio es una sorpresa y mira que le estuve dando vueltas. Gracias por la aclaración.

Ángel Vallecillo dijo...

Gracias a ti, Pancho.

Hay muchos juegos de palabras. Como los aketom, el río Abur, el Túnel de Odón, basuras, ukintzas. Incluso Rebai.

¡Un abrazo!