miércoles, 2 de mayo de 2018

Descampado


Todo sofá abandonado en un descampado resulta inquietante. Más aún si se empeña en mirarte cuando pasas y te recrimina que agaches la cabeza, como si te acusara de algo que ya no recuerdas.

9 comentarios:

Fackel dijo...

Dessofado, más bien.

María dijo...

Pues sí que es cierto que resulta inquietante ver un sofá abandonado.

Un beso.

Myriam dijo...

¡Y que no te invite a tomar un café!
¡inconcebible! por lo tanto, elevo una protesta formal
al sofá.

jajajaja.

Besos

Emilio Manuel dijo...

Que cosas hace la memoria, tu primer punto me ha sonado a lo siguiente: "todo peso sumergido en un fluido....", hoy me he levantado matemático.

XuanRata dijo...

Cierto, Pedro, hay una especie de desplante en ese objeto deslocalizado. También una invitación a tomar asiento y mirar el mundo de otro modo, desde otro punto de vista. Es curioso comprobar como esta quietud del abandono puede provocarnos inquietud. Tal vez tememos contagiarnos de cierta naturaleza fantasmal.

Un abrazo.

Recomenzar dijo...

Cuantos traseros se sentaron en su tela..y ahora lo abandonaron

andandos dijo...

Los franceses creo que lo llamaban "objeto encontrado", para expresar ese cierto desasosiego que te invade cuando te encuentras con algo así.

Un abrazo

andandos dijo...

Bueno, es posible que ya tenga edad para leer por fin, de manera adulta, el Quijote. Tiene de malo que no creo que me de tiempo de leer nada más.

Un abrazo

Ele Bergón dijo...

Son muy interesantes estos elementos distorsionantes que a veces te los encuentras así, de sopetón. Son como relámpagos que te hacen despertar en el camino que transitas a diario. Me recuerda a mi querido pintor René Magritte

Besos