Que otros piensen por nosotros, decía una y otra vez el gallo sin cabeza mientras corría en círculos. Que otros piensen por nosotros, que otros piensen.
Entraron dos gallos con cabeza al atardecer y revolucionaron el gallinero, un gallo no se rinde hasta que ya está bien muerto como decía la canción. Pensar cuesta trabajo y si es para escribir, no te digo nada. Habrá que dejar la pereza a un lado y ponerse para que no sea sólo un pollo el que piense. ¡Vaya foto!
Siempre estarán esas gallinas cacareando y sin pensar, esperando que los demás lo hagan por ellas, y cuando cese el temporal, esgrimir las ideas de otros como suyas... Pobres gallos, pobre gallineros.
10 comentarios:
Y se oyeron los escandalosos cacareos de lo que no piensan pero hacen mucho ruido. A Ramón Gómez de la Serna le hubiera gustado.
Es lo fácil, aunque siempre tiene consecuencias.
Saludos
La foto desde el punto de vista de una gallina, creo.
Un abrazo
Entraron dos gallos con cabeza al atardecer y revolucionaron el gallinero, un gallo no se rinde hasta que ya está bien muerto como decía la canción.
Pensar cuesta trabajo y si es para escribir, no te digo nada. Habrá que dejar la pereza a un lado y ponerse para que no sea sólo un pollo el que piense.
¡Vaya foto!
Me gusta la foto, por ese rayo de luz de esperanza.
Besos.
Y las gallinas escuchaban encantadas.
Un abrazo
¿Y qué pasa cuando "otros" tampoco piensan?
No sé, pero me estremece pensar en ese gallo sin cabeza...
un saludo
Mavi
¡Un relato muy gráfico!
Espero que de tanto voltear no llegue hasta aquí. Al gallo, me refiero.
Besos
Siempre estarán esas gallinas cacareando y sin pensar, esperando que los demás lo hagan por ellas, y cuando cese el temporal, esgrimir las ideas de otros como suyas...
Pobres gallos, pobre gallineros.
Besos, Pedro.
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