viernes, 9 de junio de 2017

Lunada, el cine, los espacios y los personajes de Pasos en la piedra de José Manuel de la Huerga y noticias de nuestras lecturas.


José Manuel de la Huerga cuida con especial atención la construcción de los personajes que aparecen en las páginas de Pasos en la piedra. Dota a todos, incluidos los más episódicos, de una descripción que consigue instalarlos en la imaginación del lector. Ya vimos en la entrada anterior cómo también ocurría con los espacios hasta conseguir levantar una ciudad y un paisaje por el que todos podríamos haber caminado. Los personajes están dentro de esos espacios, con mayor o menos comodidad -esta adecuación completa o no los define, en gran medida-. El narrador omnisciente nos hace entrar en ellos como en las antiguas películas que comenzaban con una panorámica general para ir ajustándose luego a las circunstancias del relato pero esa panorámica dotaba al conjunto no solo de un marco de entrada sino de una definición. En la novela, ese marco es explícito: Germán se imagina la panorámica que rodaría sobre su ciudad ("Sería un plano general lento, extremadamente lento, un barrido entre dos luces que abarcara desde lo alto del Puente de Hierro ..."; "Germán Ojeda rodaba un documental sin cámara..."), como también imagina rodar en las calles. En gran medida, Pasos en la piedra responde en muchos momentos a una estructura de planos cinematográficos.

También de forma menos explícita se utilizan estas estructuras cinematográficas para presentarnos a los personajes. En su deambular por la ciudad, Germán y su amigo Peter entran en espacios que son completados necesariamente por un personaje característico, a la manera de los secundarios que llenaban la pantalla del cine durante unos minutos. Con eso se consigue, también, la sensación de relato coral. Los dos visitantes son el vínculo de unión necesario para presentárnolos a través de una descripción física pero también a través de sus propias palabras y acciones. Esto sucede, lógicamente, más al inicio de la novela, en donde se completa el conjunto de personajes con los que nos iremos familiarizando a lo largo de la narración de tal manera que hasta los más negativos tengan un punto de ternura nostálgica.

Germán y Peter se acercan al Mirador de Troncoso, un lugar en alto desde el que se observa el valle. Desde allí se nos presentan dos personajes sustanciales para el desarrollo de la novela: la cámara pasa de un plano general a otros más próximos. Uno, el catedrático de Biología del instituto de secundaria, Antonio Lozano, el Pajarero, que hace curiosa pareja con su hermano Mateo, el librero (certero homenaje a la librería Relieve de Valladolid). Se trata de un hombre aficionado a la ornitología desde niño y que solo vive para observar pájaros. Le mantiene la esperanza de describir científicamente al pájaro solitario, que él cree un endemismo de la zona al que ha bautizado como Carduelis lozania y con el nombre común de Lunada. En gran medida, este personaje y sus búsquedas contiene uno de los mensajes más importantes de la novela, entre el costumbrismo y el lirismo, la realidad y el sueño, la vida cotidiana y la esperanza. El segundo de los personajes -al que ya se ha hecho mención en las páginas anteriores de la novela porque marcó en gran medida a Germán y a muchos jóvenes de Barrio de piedra durante varias generaciones-, es el padre Luis Alas, crítico con los excesos religiosos de la semana santa y en sí mismo contradictorio entre la autoridad que le confiere su posición y su mundo interior que iremos conociendo a lo largo de la historia.

Hará bien el lector en pararse en cada una de las descripciones de sus personajes en el momento en el que aparecen. El catálogo final nos propone un cuadro de seres que parecen instalados en un mundo que está a punto de agrietarse, con todas las consecuencias que esto tendrá para ellos.

(Esta entrada, correspondiente el Club de lectura, debería haberse publicado ayer jueves, pero problemas de última hora me lo impidieron.)

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino continúa su relato del encuentro que mantuvimos con José Manuel de la Huerga en la pasada Feria del libro de Burgos. Aquí lo termina, con su amiga Austri, hablando de pájaros y amantes...

Myriam Goldenberg retoma sus celebrados trabajos para el club de lectura. En su primera entrada, propone afrontar la lectura a partir de ese cruce de cosas entre la espiritualidad, la religión oficial y la vida común de las personas. Acertado.

A Mª del Carmen Ugarte se le disparan los recuerdos a partir de la lectura de Pasos en la piedra. Da cuenta de ellos -aparte de comentar las primeras páginas de la novela- en una apasionante prosa que no os podéis perder de ninguna de las maneras.



Gracias a Mª Ángeles Merino podemos disfrutar con la lectura que su hermano Agustín hace de Brillante de Luis Ángel Lobato. En esta entrada, sobre uno de los poemas más crípticos del poemario y la posibilidad del encuentro entre la voz poética y la amada.



Sigue Pancho con el comentario de La saga/fuga de J.B. que nos ocupara hace meses y que él decidiera disfrutar a poquitos. Aquí disfruta y nos hace disfrutar enredándose con cosas de obispos y bizqueras y, no me digáis cómo, termina con Van Morrison y hace bien.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog.

Con esta lectura, que nos ocupará todo el mes de junio, cerramos el curso del Club de lectura. En julio anunciaré los primeros títulos del próximo curso. Admito sugerencias que me podéis hacer llegar a través de comentarios en el Facebook o en esta entrada del blog o por correo electrónico. Recordad que leemos, por turnos, un autor vivo y otro muerto, títulos escritos siempre en español como lengua original. Para el próximo curso ya tenemos en cartera: La sirena de Gibraltar de Leandro Pérez, El hombre pez de José Antonio Abella, La noche que no paró de llover de Laura Castañón, Don Juan Tenorio de José Zorrilla y una selección de novelitas de María de Zayas.

5 comentarios:

La seña Carmen dijo...

Entre sirenas, peces y lluvias vamos a terminar con reúma, si se me permite la broma amable, porque me parecen acertadas sugerencias.

Yo añadiría a Luisa Carnés.

Abejita de la Vega dijo...


Esta novela permite abrirla al azar y salen al encuentro tesoros de lenguaje y sentimientos. Una delicia releer algunos pasajes y saborearlos. Sin embargo, me cuesta llevar la cruz y creo que muchos de los lectores me comprenderán. Lo siento, no me gusta nada la Semana Santa, la historia que escenifica deja de conmovernos a base de repetida un año y otro y otro, desde la más tierna infancia. El canto soñado del Carduelis lozania suena mejor que los pasos de los penitentes en la piedra. Y los haikus del poeta ermitaño. Y las contradicciones del padre Alas. Y los amores de Juan y Ashma. Y el escultor y el librero...Y, por supuesto, Germán con su cámara cinematográfica y Peter con su antropología atónita.

Tal vez el lunes, alguien abra la cripta del poemario Brillante, en ese pequeño parque burgalés. Los mirlos pueden ayudar.

Un abrazo, Pedro.

pancho dijo...

Observar la naturaleza que nos rodea, contemplar la algarabía de los pájaros chicos en las ramas de los árboles hasta que se te vaya el santo al cielo es tiempo detenido, ganar tiempo por lo tanto. Es natural, como decía Paco Rabal en El disputado voto del señor Cayo, la adaptación de la novela de Delibes. El tiempo es el mismo, pero medido de forma diferente.

La saga/fuga es una novela enciclopédica, un bolso sin fondo donde hay de todo. Se vale del humor y de la confusión de personajes, lugares y tiempos para meter el dedo en la llaga en los males periféricos de España que en cuanto la prosperidad ha buscado lugares concretos ya no quieren cuentas con los más deprimidos. Y esto no hay rey ni roque ni nada que lo arregle. De plena vigencia casi medio siglo después de su escritura.
La novela es de 1971 y la canción de Van Morrison con aires americanos es también de esos años. No olvidemos que según parece, o al menos recuerdo haber leído en algún lugar, escribió esta inagotable novela de La saga/fuga en los Estados Unidos.
Me encantan estos escritos tuyos últimos mezcla de estilos y géneros literarios. Un paso más allá. Denotan grandes conocimientos de la teoría literaria llevada a la práctica.

Myriam dijo...

Cierto, es muy fotográfica o mejor, dicho, plástica.
Un placer colaborar en esta lectura y a través de ella,
llegar a este autor de tanta calidad humana.
El miércoles publico la segunda parte
de este tema, la entrada ya está programada.
Y estoy trabajando en el otro, sobre Judas.
Espero que resulte algo presentable de lo mucho
que tengo en la cabeza por decir sobre él.
No lo sabré hasta que lo concluya y espero
estar a la altura.

Tengo comprada La Sirena de Gibraltar.
Y sobre los otros títulos ya te comentaré
por correo privado.

Me alegra mucho que entren Sayas
y Zorrilla, por supuesto (todavía "El Librazo", no está
puesto ni en Amazón ni en Iberlibro grrrrr).

Besos y abrazoz



andandos dijo...

Los finales de curso son estresantes, ahora. Espero comenzar la novela un día de estos. En fin.

Un abrazo