Arriba, hasta la peña desde el valle del río Cuerpo de Hombre: San Juan, la Corredera, por el camino de los registros entre castaños con la candela aún verde. Arriba, de cruz en cruz, camino del Castañar y más arriba, hasta la Peña. Detrás del músico de dulzaina y tamboril y el cohetero, allá va el buen abad, que da el convite: hornazo y vino en la Cruz del Peladillo, para reponerse desde la subida de la iglesia (¡Viva la Virgen bellísima / del Castañar bejarano!, gritan con ganas los romeros, ¡Viva el bueno del abad / vivan los romeros buenos!). Algo ha aliviado la sombra de los robles. Qué bueno ese hornazo y el vino embocado, fresco y alegre. Y luego la ancha pista de tierra, hacia la Peña, descanso bajo los pinos y juntarse a comer: buenos entremeses de la tierra salmantina, calderillo, tarta de san Marcos, bombón helado y café. El abad pasando de mesa en mesa, asegurándose de que nada falte y nadie llore por ausencia de vianda. El buen romance del poeta, que saluda tímido al final aplaudido por los presentes. Conversaciones que se van apagando en el momento de la siesta, a la sombra, echados sobre la manta, mientras algunos gallean envites al mus. Buen tiempo, la brisa justa, la gente necesaria, yo tirado a lo largo mirando el azul del cielo hasta que se me cerraron los ojos. ¡Azul de la sierra, cielo vivo y cercano! Que vivan el abad y la buena gente, la sierra, los castaños y el aire que morenea la cara de sol a mi amor, hacia arriba, más arriba, castaños, robles y pinos. Horizonte y brisa de primavera.
7 comentarios:
Qué buen romero has salido!. ..creo que ya no te pierdes una.
¡Toma ya!
¡Está usté de un serrano...!
Ganas dan de liarse la manta a la cabeza y tirarse p'al monte también, pero me temo que hemos de conformarnos con la pradera urbana y los estornudos de turno, totalmente carentes de ese espíritu bucólico y pastoril que evocan sus letras, caballero...
Besos
;)
Nunca fiz uma romaria, acho que deve ser bem interessante.
Besos, amigo mio
Romero solo
Al que va de romería, pésale al otro día :-)
Qué buena redacción, qué manera tan clásica como bella de exponer esa especie de apacible quermés castellana.
Me ha gustado mucho. Pocas romerías deben de ser así, ya ahora.
Un abrazo
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