miércoles, 8 de marzo de 2017

El cielo de Ávila. XV Premio de la Crítica de Castilla y León


Ávila me ha recibido con un cielo lleno de matices. Desde el Rastro, un almendro en flor y la nieve en las cimas. Y la luz, esa luz de Ávila que dimensiona la mirada. Hacía fresco a primera hora, pero el sol ya calienta en las solanas y entra en los patios y en las plazas.

En Ávila nos hemos reunido los miembros del jurado del Premio de la Crítica de Castilla y León que organiza el Instituto Castellano y Leónés de la Lengua. Son ya quince ediciones en las que se ha premiado al mejor libro publicado por un autor vinculado a esta comunidad el año anterior. En la presente edición ha resultado ganador Pasos en la piedra de José Manuel de la Huerga (Menoscuarto), una novela de excelente escritura ambientada en la Semana Santa de 1977, cuando se legalizó el PCE. Vuelve el autor a Barrio de Piedra, una ciudad imaginaria pero muy real, construida a partir de espacios reconocibles de varias ciudades castellanas y con una fuerte carga simbólica que, sin embargo, no lastra la lectura. No existe Barrio de Piedra, pero cuando uno se adentra en las páginas de esta narración la reconoce como si fueran las calles en las que ha vivido y sus habitantes aquellos que llenan sus recuerdos de la infancia y la juventud.  Pasos en la piedra es un relato que atrapa al lector desde el primer momento y en el que se enfrenta una ciudad en la que parece que nunca pasa nada con los sucesos que trasformarán España en la época de la transición hacia la democracia. Todo atado con un motor de la condición humana que se explica al final del libro, que ayuda a los personajes -y a los lectores- a reconciliarse con las contradicciones propias y con las circunstancias de nuestro pasado reciente: "que buscamos un Paraíso, porque alguna vez tuvo que haberlo, en algún lugar. Y seguro que ese Paraíso estaba más cerca de lo que uno creía". Como esta novela ya la había incluido desde el inicio del curso en el listado de libros que leeremos en el Club de lectura de los jueves, tendremos ocasión de volver a ella en el mes de junio para comentarla pormenorizadamente.

A la fase final ha llegado una selección de libros inmejorables tanto por su calidad como su variedad. Están representados todos los grandes géneros y entre los diez finalistas se encuentran autores consolidados, con una obra que atraviesa lo mejor de la literatura de esta región de las últimas décadas.

Dos libros de cuentos. Septiembre negro de Carlos Fidalgo (Castalia, XXV Premio Tiflos de cuento) reúne una colección de relatos sobre grandes deportistas viéndolos siempre desde ángulos poco usuales y sorprendentes, algunos de ellos -como los que dan nombre al conjunto o La nieve de Delorez, sobre Florence Griffith- de excelente factura. De Andarás perdido por el mundo de Óscar Esquivias (Ediciones del Viento) poco nuevo tengo que decir porque lo analicé con detenimiento al incluirlo en el mes de marzo de 2016 en el Club de lectura: un gran libro de relatos de uno de los nombres más importantes de la narrativa española actual en el que hallamos los rasgos más significativos de este autor.

Un libro de teatro, la edición del Microteatro de José Luis Alonso de Santos (Irreverentes), colección de textos en los que Alonso de Santos se mide en la modalidad más breve. Situaciones divertidas que, además, dejan un poso de pensamiento sobre las relaciones humanas y entre el arte y el poder.

Un libro de poesía. De la naturaleza del olvido de Arcadio Pardo (La isla de Sistolá) es un excelente poemario sin ningún defecto. Su reflexión sobre la memoria y la palabra, su magistral juego con el ritmo poético y el lenguaje, lo convierten en un libro que quedará para siempre de uno de los autores más importantes de la poesía española desde los años cuarenta al que, por suerte, parece no faltarle todavía el aliento poético.

Aparte de la novela ganadora, otra más. Musa Décima, de José María Merino (Alfaguara), un relato que fluye con la facilidad propia del autor para analizar las relaciones humanas y la importancia de la armonía personal. Todo ello a partir de un excelente juego con la vida y la obra de una escritora española  del siglo de oro, Oliva Sabuco de Nantes Barrera, autora de la Nueva filosofía de la naturaleza del hombre publicada en 1587.

Un ensayo sobre lo poético. El acontecimiento poético de Jesús Hilario Tundidor (Cuadernos del laberinto) es una luminosa indagación sobre la poesía que complementa y explica la obra creativa de una de las voces líricas más personales de las últimas décadas en España.

Finalmente, el grupo más numeroso, los libros de memorias. Antimemorias de un comunista incómodo, de Andrés Sorel (Península) es el testimonio personal de lo vivido por el autor. Un libro tal y como es Sorel, con una escritura acertada siempre, polémico a veces, en el que basta consultar el índice onomástico para comprender su interés. El olvido y otras cosas imposibles de Pilar Salamanca (Menoscuarto), es un libro apasionante para el lector, que contribuye aún más a poner de relieve la importancia de esta autora tanto por lo que cuenta como por la manera en la que lo hace.

He dejado para el final el libro de Antonio Colinas, Memorias del estanque (Siruela). Unas memorias de una escritura poética en la que Colinas profundiza en su vida, en sus ideas y emociones de una manera sobrecogedoramente bella. Un libro que es un broche de la obra de uno de los mejores poetas españoles actuales pero que también puede servir de puerta de entrada para aquellos que no lo conozcan.

2 comentarios:

Myriam dijo...

Felicitaciones a José Manuel de la Huerga por el premio.

Tengo su libro ya listo para leerlo y comentarlo
cuando nos toque en el Club.

Abrazos

Abejita de la Vega dijo...

Mi enhorabuena a José Manuel de la Huerga. Hablaremos.