Como en toda la novela en la que la intriga tiene buena parte en la historia, en Queremos que vuelvan debemos fijarnos en la estructrura narrativa y en el proceso en el que se hace avanzar la investigación dosificando los datos. Ya hemos comentado que el tradicional policía o detective que investiga los hechos es sutituido aquí por un periodista. Este conserva alguno de los rasgos de una línea de la novela policíaca o negra (su vida es un desastre en lo profesional y en lo sentimental, es torpe, muestra una cierta desorientación tanto en las cosas más cotidianas como en la propia investigación, no entiende bien ni comparte éticamente los mecanismos más perversos de la sociedad, etc.). Sus acciones son parte fundamental de esa estructura entre otras cosas porque facilitan la identificación del lector con este personaje. A través de lo que sabe -o ignora o cree saber-, de lo que le ocurre y de su testimonio, se organizará buena parte de la historia. Por eso mismo, sus relaciones profesionales y personales forman parte de la trama. No como telón de fondo, sino como esencia misma de la novela. La investigación, en la novela negra, deriva en buena parte de la condición personal de quien investiga. También, por lo tanto, su relación conflictiva como individuo -héroe o, casi siempre, antihéroe- con la sociedad.
Opta Santamarina por un recurso que se demuestra muy eficaz en esta novela. La narración se fragmenta. Sin llegar a producir nunca una desorientación en el lector, los fragmentos y los saltos espacio-temporales provocan la participación del receptor, que necesita completar los datos que faltan. A veces estos se confirman unas páginas más adelante, provocando en quien lee la sorpresa ante los giros argumentales o la confirmación de sus sospechas. Este proceso es necesario para implicar al lector y el autor sabe muy bien como usarlo en la narración. Junto a estos saltos que nos llevan por los espacios y personajes más interesantes, facilitando los datos necesarios pero nunca completos del todo, hallamos párrafos diferentes, escritos en cursiva, que nos introducen en la experiencia brutal de los jóvenes desaparecidos. Son, sin duda, de una eficacia narrativa de primer orden. Primero, por su calidad (una expresión directa, sin ocultar nada); segundo por su colocación a lo largo de la novela, que aumenta la intriga y nos conducen hacia el final. Ayudándonos, al terminar la lectura, para completar el relato.
La próxima semana completaremos el análisis de esta novela para dar paso el jueves 3 de noviembre a la lectura del siguiente mes.
Opta Santamarina por un recurso que se demuestra muy eficaz en esta novela. La narración se fragmenta. Sin llegar a producir nunca una desorientación en el lector, los fragmentos y los saltos espacio-temporales provocan la participación del receptor, que necesita completar los datos que faltan. A veces estos se confirman unas páginas más adelante, provocando en quien lee la sorpresa ante los giros argumentales o la confirmación de sus sospechas. Este proceso es necesario para implicar al lector y el autor sabe muy bien como usarlo en la narración. Junto a estos saltos que nos llevan por los espacios y personajes más interesantes, facilitando los datos necesarios pero nunca completos del todo, hallamos párrafos diferentes, escritos en cursiva, que nos introducen en la experiencia brutal de los jóvenes desaparecidos. Son, sin duda, de una eficacia narrativa de primer orden. Primero, por su calidad (una expresión directa, sin ocultar nada); segundo por su colocación a lo largo de la novela, que aumenta la intriga y nos conducen hacia el final. Ayudándonos, al terminar la lectura, para completar el relato.
La próxima semana completaremos el análisis de esta novela para dar paso el jueves 3 de noviembre a la lectura del siguiente mes.
En octubre leeremos la novela negra Queremos que vuelvan, primera obra del novelista burgalés Miguel Ángel Santamarina. Con una narración ágil y un argumento ambientado en la España de nuestros días, aborda algunos de los temas que han protagonizado nuestra España reciente. Podéis encontrarla en la librería Luz y Vida de Burgos (también en otras de esta ciudad) y a través de Amazón, que la sirve en pocos días, en este enlace. También allí está disponible en libro electrónico de inmediata descarga. Más información en la página del autor. Como recordarán los lectores habituales de La Acequia, tuve la fortuna de ser quien la presentara en Burgos. Al final de la lectura, el autor tendrá un encuentro con los lectores del club, abierto también al público general. Informaré del lugar y la hora en su momento.
Noticias de nuestras lecturas
Mª Ángeles Merino comenta -sin desvelar nada- las truculencias y la estructura criminal que aplasta a los individuos en la novela de Santamarina. Y no os perdáis la sutileza de la primera fotografía, todo un inteligente guiño...
Gelu continúa con la lectura de Cartas marruecas, que nos ocupó hace unas semanas. En las cartas correspondientes a esta entrada valora dos elementos esenciales de la obra de Cadalso: la amistad y la crítica de los superficial. Más que interesante su conclusión.
Pancho continúa gozando de la lectura atenta y morosa -como debe ser, por otra parte- de La saga / fuga de J.B., título que nos ocupó hace unos meses en el club y que a él le está proporcionando materia de publicación más que interesante. Aquí llega a la hija de un griego y una bailaora... Nos os perdáis tampoco la serie de fotos ni a Dylan, claro. En su siguiente entrada debemos fijarnos en dos cosas que el autor, con fina ironía y seguro que relamiéndose, nos regala: por un lado, el cotilleo elevado a categoria; por otra, la obsesión de clasificar el mundo y ordenarlo. Más que recomendable este regreso de Pancho al mundo de esta narración...
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace.
3 comentarios:
Ya el título con esa primera persona del plural de "Queremos" parece que quiere indicar que el narrador es uno más de los personajes a los que le pasan cosas en la novela.
El aroma romántico que desprenden los perdedores hace este punto de vista atractivo para el lector. Hay una mìstica de protesta que hace más fácil la creación literaria, supongo.
Lectura morosa en el sentido de detenida por atenta. Creo que no hay otra forma de enfrentarse a esta novela si no quieres dejarte la mitad del contenido sin captar, al menos para los que no pasamos de entendederas medianas. La Saga fuga tiene momentos muy divertidos, plenos de fantasía e imaginación de lo mejor que yo haya leído en este sentido. Las páginas que siguen con "Razones, pasiones, melones" y todo lo demás merecen un monumento.
Gracias de nuevo por recoger y enlazar las entradas a pares de esta semana.
Un abrazo.
A través de Javier vamos acercándonos a un increible tinglado criminal. Nos cae bien el antihéroe desastroso, le acompañamos cuando está en lo alto de la noria y cuando le hacen bajar de golpe. Maldecimos a Lisandro y a Severino...gMuertes...
Qué difícil contarlo sin contarlo.
Me gusta el final, me gusta Lucía. Una puerta queda entreabierta.
Un abrazo
Bueno, comparada con otras novelas me parece correcta, fácil de leer. ¿Cómo se leerá esta novela dentro de tres o más años? Por lo demás es entretenida, aunque quizás no ha tenido en cuenta el aspecto "universal" que tienen otras noveles. Allá él.
Un abrazo
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