Voy pensando -ya sabéis que me gusta darle vueltas al gerundio-, voy pensando, digo, que algunos piensan que el arte debe cambiar el mundo. Me resulta de tozudos, vanidosos y fanáticos. Huyo de los iluminados como huyo de aquellos que, como San Pablo, se caen del caballo y descubren de pronto -por iluminación cuasidivina- que deben cambiar su vida que hasta entonces les resulta equivocada y sin transición quieren que nos olvidemos de que eran serviles de grandes o pequeños tiranos con afán de medrar en la tiranía y covachuelistas delatores que viven en los nichos administrativos y que han actuado como dicen después de caerse del caballo que no se debe actuar, sin restañar primero el daño hecho. Suelen dar el salto con demasiado interés y escaso arrepentimiento. Huyo de san pablos, digo, como huyo de los que tienen la receta para sacar el mundo del atolladero a partir de una línea de uno de sus poemas. Ambos tipos de persona me parecen egocéntricos y piensan que son ellos los que tienen la clave del mundo. En realidad, no lo han mirado con ojos inocentes. Si no, sabrían que es el mundo el que tiene que salvarnos de nosotros mismos. Basta con dar un paseo por el campo.
14 comentarios:
Demos muchos para salvarnos.
Ciertamente, demos muchos paseos. Conocidos así también tengo yo.
Un abrazo
El arte es una manera de expresar ideas, sentimientos, sensaciones. Cuando alguien expresa algo, lo comparte, lo transmite. Quien lo recoge puede dejarlo en su cajón del recuerdo o utilizarlo de alguna manera, es entonces cuando puede haber pequeños cambios producidos por las diferentes miradas y luego en las aptitudes.
Captar los pequeñas transformaciones en la naturaleza, también nos enseña a intentar cambiar nosotros.
No hay nada tan enriquecedor y agradable como un buen paseo por el campo.
Saludos.
Casi siempre hay atascos en el camino de Damasco y, según en qué épocas, está intransitable, atestado, hasta los topes. Paciencia, es tiempo de lejanía. Es comveniente que el ruido esté lejos.
Que razón tienes, querido Pedro, es el mundo el que tiene que salvarnos de nosotros mismos...
Besos.
Qué bonitas las portulacas de la imagen. Qué tempranas si son de ahora. Especialistas en disparar bien parapetados en sus blocaos, sin correr ningún riesgo. Ahora te caes de la bici y matas a un transeúnte importante...
¡Hombre!, un paseo por el campo para ver, aspirar, escuchar.
El paseo yo lo daría por la ciudad, es donde se notan las diferencia, por el campo y con la naturaleza de por medio, las iguala.
Saludos
Los iluminados son peligrosos, los soberbios también.
No por algo los griegos clásicos daban tan importancia
al mal de la Hybris.
Esa flor, ademas de bella es sencilla.
Besos
No hay nada más hermoso que la naturaleza. Lo demás, es demagogia pura.
Un abrazo
A mí tampoco me gustan esas personas que quieren a toda costa salvarnos de los males de este mundo. En realidad creo que no quieren enfrentarse a sí mismos y piensan que su problemas se resolverán, resolviendo los de los otros. ¡Es tan sano el dar un paseo por el campo! La belleza se encuentra ahí en esa flor que nos ha dejado en esta pantalla, al natural debe ser mucho más hermosa.
Besos
Buenos días, profesor Ojeda:
Nosotros somos los peligrosos. Pisoteamos en nuestro caminar errático, y con nuestro caballo lo que se pone a nuestro paso.
Mientras, a nuestra disposición, sólo a falta de contemplación, el cuadro que nos ofrece gratuitamente la naturaleza, como en esas flores diseminadas como lienzos de seda y los mejores pigmentos en sus acertadas pinceladas púrpuras.
Un abrazo
No salvan a nadie sino a sí mismos.
Denostas a los iluminados que quieren salvar el mundo con un verso, pero tu texto tiene algo también de iluminado en tu expresión de que es el mundo quien tiene que salvarnos. Pues lo tenemos claro como no empecemos a hacer algo respecto al mundo.
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