Cuenta la fábula de Iriarte que un conejo se entretuvo en comentar con otro que le salió al encuentro si quienes le perseguían eran galgos o podencos. En esto llegaron los perros y fue el final de los dos conejos. Se acercan las elecciones y no sé por qué me parece que gran parte de la sociedad española tiene espíritu de conejo mientras llegan los perros al toque de silbato de sus amos. Hablamos demasiado y actuamos poco.
10 comentarios:
Muy bueno Pedro.....nos van a comer vivos.
Me parece que los conejos deberían buscar otro espacio que el que dominan los perros y construir su fuerza desde ahí, con nuevas maneras y miradas. No es fácil, pero disputar con perros lleva siempre al mismo final.
Un abrazo (con las orejas bien tiesas por si llegan los canes...).
Sólo podemos correr, es problema es hacia dónde.
Un abrazo
De acuerdo contigo Pedro, hablamos demasiado,sin pensar y se nos va la fuerza por la boca y luego nos pasará lo de siempre, saldrán elegidos los que menos velan por nuestros intereses.
Besos
Soy moderadamente optimista, aunque creo que esta vez el gato al agua se lo va a llevar quien cada vez es menos sorpresa: los mismos galgos con distintos collares.
Si señor, ahí nos duele.
Saludos
No hay solución. Es imposible construir un mundo y una sociedad en base a nuestros supuestos buenos deseos que no conllevan en general ningún coste.
Y luego todos como pollos sin cabeza, perdidos en un cacareo sin sentido, corriendo como locos de acá para allá...
¡Que Dios nos coja confesados!
Besos
;)
Jirafas. Deberíamos convertirnos en jirafas para poder mirar las cosas con cierta perspectiva y la globalidad que proporciona la altura y la inclusión.
Besos
Nos hemos/han convertido en conejos. solo aspiramos a cubrirnos con una incierta armadura y convertirnos en armadillos, con el mismo final.
Saludos!
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