viernes, 1 de abril de 2011

Tránsitos: Habitación de hotel



Hay algo de patetismo en la actitud del viajero cuando se instala en una habitación más de hotel, por muy confortable que sea. Sabe que, antes o después, se hará el silencio y los ruidos no serán los habituales. Los muebles que no nos pertenecen producen chasquidos de reprobación ante nuestros gestos, como si no se sintieran cómodos ante nuestra presencia. O quizá solo sea que el viajero se sabe de paso en todos los lugares mientras dilata la llegada al destino. Por eso, ha procurado ocupar pronto lo que le es ajeno: la repisa del cuarto de baño, el armario empotrado. También ha abierto la cama, sin necesidad de acostarse en ella.

Tránsitos es un nuevo proyecto de videoinvestigación artística
sobre la vida en relación con el  espacio y el tiempo.
   puedes ver los videos con mejor calidad.

25 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Nunca se recuerda ninguna, todas son iguales en nuestra memoria, tengan la estrellas que tengan.
Eso que se ve en la pared ¿son desconchones?

Suhaila dijo...

No queda otra que aceptarlo si quieres disfrutar de una estancia agradable.

Abrazos

María dijo...

Cuando uno no está en su lugar habitual, parece como si todo a su alrededor fuera extraño, y mucho más se extraña, la cama, y sobre todo, lo que más extraño es mi almohada.

Un beso.

Boni dijo...

Yo diría que no es para tanto. Para quien está acostumbrado, es simplemente su vida. Hay "casas" familiares mucho más frías y tristes que una habitación de hotel. Y no quiero menciona la "posible compañía".

Marina dijo...

La última vez que estuve en un hotel ciertamente no deshice la cama.
Besos

Spaghetti dijo...

Si de tránsito se trata, nada mas adecuado que la habitación del hotel ... con toda la historia más o menos larga que alberga, de noches de pasión entre desconocidos, de viajeros solitarios que dejaron sus pasos del baño al ropero, de sueños ajenos en esa misma cama, de aventuras en una ciudad nueva, de huéspedes de negocios que arañan las dietas, de hombres y mujeres despechados que escaparon del hogar buscando una paz imposible. Pero parece que ninguno haya dejado ahí su impronta. Se ha borrado la más mínima huella. Hasta el aire se ha perfumado de algo aséptico para que nuestra estancia sea la única.

Merche Pallarés dijo...

Siempre he odiado las habitaciones impersonales e inhóspitas de los grandes hoteles. Prefiero mil veces una pensión familiar coqueta o un hotel rural. Besotes en tránsito, M.

Hernando dijo...

Me encanta el patetismo hotelero, me gusta estar en muchas habitaciones de hotel, todas son distintas pero iguales, me encantan las historias que puede haber en las habitaciones de los hoteles, me encantan las habitaciones hoteles, eso quiere decir que estoy viajando, y viajar es todo o casi todo para mí, yo con ir al pueblo de al lado y descubrir una cosa distinta del mío, ya soy feliz. En un hotel, puede haber mas humanidad, que en el bloque de pisos, en el que se vive pues un bloque de pisos, no es más que un puñado de habitaciones o estancias, en donde se vive, lo mismo que un hotel.

Myriam dijo...

He estado en tantas, con y sin crujidos. Unas veces sola, otras acompañada. En el segundo caso, es de agradecer que no hagan chasquidos que quitarían toda inspiración a sueños compartidos.

La más divertida: aquella en la que abrí el ropero y salió un gallo.

pancho dijo...

El huésped busca las mejores galas que alivien la soledad en los cajones vacíos del armario empotrado de la habitación del hotel antes de echarse a la calle de la ciudad extraña.

Euphorbia dijo...

No sé, casi mejor impersonal que según qué cosas que hay por el mundo. Recuerdo un bed&breakfast irlandés que daba miedo con su lámpara de sobremesa en forma de bolsito de señora mayor...

Yo, cuando estoy en un hotel, y sobretodo cuando me acuesto y tengo la cabeza en la incómoda almohada, empiezo a pensar en si alguien habrá muerto en esa cama. Ya sé que es truculento pero es lo que siempre pienso. Debo necesitar terapia o algo así. Es que el cine ha hecho mucho daño a las mentes influenciables.

Un beso
Gemma

Luis Antonio dijo...

Tal como lo pintas, ese viajero despierta un sentimiento de pena, pero cuando se viaja y se hospeda solo por propia voluntad...alguna razón o sinrazon deben existir.

Asun dijo...

Yo, si la estancia va a ser corta, suelo sacar las cosas de la maleta según las voy necesitando, ni siquiera las del neceser si tiene la boca amplia. Utilizo lo que necesito y lo vuelvo a colocar en sus sitio. Así, a la hora de marchar, cuesta mucho menos hacer el equipaje.

En mi caso lo de abrir la cama es más que nada por comprobar el estado de las sábanas, por si acaso.

Besos

LA ZARZAMORA dijo...

En esas habitaciones de hotel el recuerdo se empaña tras una estancia en ellos.
Yo también suelo hacerlas mías lo antes posible.
Besos, Pedro.

matrioska_verde dijo...

Me gustan mucho tus reflexiones, Pedro, aún cuando mi senir difiera mucho del tuyo. Para mí las habitaciones de hotel siempre son disfrute y alegría. Jamás he estado en una habitación de hotel sola pero entiendo lo que quieres transmitir en este tránsito solitario.

biquiños,

MIMOSA dijo...

Es curioso, cuando entro en una de ellas me siento como fuera de lugar, tardo un tiempo en ubicarme, en cerciorarme de donde estoy, la exploro, la contemplo para hacerme a ella, luego distribuyo mis cosas como si la conociera y me siento acogida pero nunca plena. Silencios extraños, muchas noches en vela.
Un abrazo Pedro.

Mariluz GH dijo...

Siempre se me acelera el pulso cuando entro en la habitación del hotel... miro en los armarios, bajo la cama, compruebo que funcionan las luces, el agua... y la almohada, porque es lo que más extraño.

Me considero en tránsito siempre, incluso en mi propia casa

Me gustan estas reflexiones, Maese Pedro :)

dos abrazos y un beso

Nuria L. Yágüez dijo...

Cuando se llega a esa habitación vacía ¿Quién invade a quién? ¿Tú a la habitación, o su soledad a tu corazón sensible?

Abrazos

Fernando López dijo...

Así es , estamos de paso siempre.

impersonem dijo...

No me gustan las habitaciones de hotel, me deprimen... no sé por qué, pero es así...

Abrazos.

Nieves LM dijo...

A mi me encanta ese estar de paso. La provisionalidad del hotel me gusta, salir de la rutina y el viaje.
Besos.

Gabiprog dijo...

Luego está encender la televisión y descubrir que no entiende nada de ningún canal... Aunque eso lo sabía desde el principio...

jg riobò dijo...

Por ello no viajo.

lichazul dijo...

cómo será??
hace años que no sé de ello

quizá cuando sea viejita y ya sin responsabilidades, me largue aunque sea un fin de semana a descansar:)

besitos

Pilar dijo...

Confieso, que sola no he dormido nunca en una habitación de hotel.
La habitación de un hotel, puede parecer fría, a simple vista. Ha habido habitaciones que me han llevado a la felicidad, al amor...Así las vivo y así las recuerdo. Me gusta hacerlas mías, desnudando enseguida las maletas y llenando de esas ropas los armarios, aunque sólo sea una noche...Me encanta dormir y estar en una habitación de hotel, lo relaciono con desconexión, y sobre todo con amor...