Hernando me remitió el catálogo Picasso y el circo (Barcelona, Museu Picasso, 2006), correspondiente a la exposición celebrada en el Museo Picasso desde el 15 de noviembre de 2006 hasta el 18 de febrero de 2007 y, con posterioridad, en la Fondation Pierre Gianadda. Aunque otros compromisos me han hecho posponer la reseña, la traigo ahora no tanto por la actualidad de la misma como por la reflexión que merece y el recuerdo que me suscita ante este mes de septiembre que, para mí, ha estado siempre relacionado con las ferias, las barracas y el circo.
El circo, como muchas otras formas de diversión pública urbana, nació a finales del siglo XVIII pero no se constituyó en algo que nos pueda parecer reconocible hoy hasta mediados del siglo XIX. Esto no quiere decir que no existieran espectáculos que hoy consideramos circenses antes que el circo: acróbatas, juglares, mimos, etc., aparecieron en todas las culturas y en todas las épocas.
Durante mucho tiempo, el circo no fue más que una diversión que consistía en ejercicios ecuestres y pantomimas, algunas de gran espectáculo. Otras atracciones que hoy relacionamos con el circo ocupaban calles, barracas, cafés o locales teatrales. Hacia mediados del siglo XIX aparecieron los espectáculos circenses tal y como los reconoceríamos hoy, en los que se sumaron muchos elementos, prioritariamente con animales exóticos. Pero también los ejercicios acrobáticos, gimnásticos y cómicos (el payaso era fundamentalmente un acróbata especializado en pantomimas y tardó en desarrollar números hablados).
Las demandas de comodidad y diversión de la sociedad decimonónica facilitaron la construcción de locales de madera y lona -el circo ambulante de carpa que tanto recordamos de nuestra infancia pertenece al siglo XX- y la progresiva diversificación y complejidad del espectáculo. Hacia finales del siglo XIX el circo atravesaba una primera edad dorada y no había ciudad grande que no tuviera uno o más locales, estables o de verano. Si en Madrid era famoso el Price, en la Barcelona en la que vivió el adolescente Picasso se encontraba el Tívoli (una de cuyas artistas fue su primera amante). Ambos recogían las experiencias de otras empresas que con mejor o peor fortuna habían funcionado a lo largo del siglo.
Desde pronto, el circo atrajo a escritores y artistas y esta atracción se tradujo en cientos de obras hasta nuestro tiempo. Picasso, en esto, no hizo más que recoger una tradición que tenía casi un siglo y llevarla hacia su estética. Frecuentó el Tívoli en Barcelona pero sobre todo el Medrano en París. Sin embargo, Picasso no se limitó a recoger la tradición en la representación del circo en la pintura, sino que la superó: a través de la introducción de los temas que le obsesionaban consiguió ir más allá de la representación romántica de la figura de los saltimbanquis o del atractivo juego con el movimiento elegante de trapecitas y domadoras. De hecho, Picasso, como maestro de vanguardia, arrancó la anécdota en su tratamiento de la temática circense y, en especial, todo lo que llevara hacia la sentimentalidad romántica.
No fue tanto su conocimiento directo del circo lo que llevó a la obra, como su simbolismo y el juego que le permitía establecer tanto con su propia obra como con la de otros artistas a los que admiraban. En efecto, en las obras en las que Picasso reflejó esta temática no se busca la realiad vista sino que se descubre una honda reflexión sobre el movimiento y la materia o la geometría, es decir, sobre la misma condición de la pintura. También una constante preocupación por el autorretrato en un simbolismo en el que el pintor puede ser un Arlequín, pero también un simio que acompaña a los saltimbanquis.
El mundo del circo -los saltimbanquis, la amazona, los personajes arlequinados- fue una constante de la pintura de Picasso, como en la de muchos de los autores de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX, pero en pocos se llevó tan lejos la reflexión como en el malagueño.
En el circo hallaron en la vanguardia elementos con los que renovar el arte decimonónico a partir de un simbolismo de lo físico y del mecanicismo de los movimientos. En él bebieron, por ejemplo, todos los directores de escena renovadores del teatro (desde Artaud). En España, Ramón Gómez de la Serna, fue un admirador de los espectáculos circenses, tema al que dedicó una magnífica conferencia.
El circo, como muchas otras formas de diversión pública urbana, nació a finales del siglo XVIII pero no se constituyó en algo que nos pueda parecer reconocible hoy hasta mediados del siglo XIX. Esto no quiere decir que no existieran espectáculos que hoy consideramos circenses antes que el circo: acróbatas, juglares, mimos, etc., aparecieron en todas las culturas y en todas las épocas.
Durante mucho tiempo, el circo no fue más que una diversión que consistía en ejercicios ecuestres y pantomimas, algunas de gran espectáculo. Otras atracciones que hoy relacionamos con el circo ocupaban calles, barracas, cafés o locales teatrales. Hacia mediados del siglo XIX aparecieron los espectáculos circenses tal y como los reconoceríamos hoy, en los que se sumaron muchos elementos, prioritariamente con animales exóticos. Pero también los ejercicios acrobáticos, gimnásticos y cómicos (el payaso era fundamentalmente un acróbata especializado en pantomimas y tardó en desarrollar números hablados).
Las demandas de comodidad y diversión de la sociedad decimonónica facilitaron la construcción de locales de madera y lona -el circo ambulante de carpa que tanto recordamos de nuestra infancia pertenece al siglo XX- y la progresiva diversificación y complejidad del espectáculo. Hacia finales del siglo XIX el circo atravesaba una primera edad dorada y no había ciudad grande que no tuviera uno o más locales, estables o de verano. Si en Madrid era famoso el Price, en la Barcelona en la que vivió el adolescente Picasso se encontraba el Tívoli (una de cuyas artistas fue su primera amante). Ambos recogían las experiencias de otras empresas que con mejor o peor fortuna habían funcionado a lo largo del siglo.
Desde pronto, el circo atrajo a escritores y artistas y esta atracción se tradujo en cientos de obras hasta nuestro tiempo. Picasso, en esto, no hizo más que recoger una tradición que tenía casi un siglo y llevarla hacia su estética. Frecuentó el Tívoli en Barcelona pero sobre todo el Medrano en París. Sin embargo, Picasso no se limitó a recoger la tradición en la representación del circo en la pintura, sino que la superó: a través de la introducción de los temas que le obsesionaban consiguió ir más allá de la representación romántica de la figura de los saltimbanquis o del atractivo juego con el movimiento elegante de trapecitas y domadoras. De hecho, Picasso, como maestro de vanguardia, arrancó la anécdota en su tratamiento de la temática circense y, en especial, todo lo que llevara hacia la sentimentalidad romántica.
No fue tanto su conocimiento directo del circo lo que llevó a la obra, como su simbolismo y el juego que le permitía establecer tanto con su propia obra como con la de otros artistas a los que admiraban. En efecto, en las obras en las que Picasso reflejó esta temática no se busca la realiad vista sino que se descubre una honda reflexión sobre el movimiento y la materia o la geometría, es decir, sobre la misma condición de la pintura. También una constante preocupación por el autorretrato en un simbolismo en el que el pintor puede ser un Arlequín, pero también un simio que acompaña a los saltimbanquis.
El mundo del circo -los saltimbanquis, la amazona, los personajes arlequinados- fue una constante de la pintura de Picasso, como en la de muchos de los autores de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX, pero en pocos se llevó tan lejos la reflexión como en el malagueño.
En el circo hallaron en la vanguardia elementos con los que renovar el arte decimonónico a partir de un simbolismo de lo físico y del mecanicismo de los movimientos. En él bebieron, por ejemplo, todos los directores de escena renovadores del teatro (desde Artaud). En España, Ramón Gómez de la Serna, fue un admirador de los espectáculos circenses, tema al que dedicó una magnífica conferencia.
Desde hace unas décadas, el circo parece que ha dejado de ser un tema que apasione a escritores y pintores. Ni siquiera al cine le resulta atractivo ya. Por otra parte, el circo está en un proceso de trasformación muy interesante, pero no sé si resistirá a los nuevos tiempos. Desde luego, el circo que conocimos de niños, no.
23 comentarios:
Siempre me ha resultado curioso cómo el tema del payaso en la pintura ha evolucionado hasta convertirse en el alcaloide del kitsch. Pintar un payaso que no resulte un horror es un reto que ya ningún artista se atreve a afrontar. Algo semejante al tema de la ecuyére aunque esta está más diluida en la argamasa de lo cursi.
Y sí: el circo se ha quedado momificado en la repetición de sí mismo, aunque parece que de China y de Canadá, con Le Cirque du Soleil, están llegando aires de innovación. Siempre recordaré con nostalgia, no obstante, el entrañable Circo Atlas que recalaba en Burgos todos los veranos con los Hermanos Tonetti al frente y su taladrante humor de sal gorda.
pedro
uy que linda entrada!!!
acá comienza septiembre y chile se viste de circos , volantines , globos, colores y mucha energía
acá son toda una memoria y un buen semillero de artístas .
besitos malabirísticos:=)
Que buena información. Aunque a mi el circo.... bueno.
mientras estemos en la tierra creo que seguirá el gran circo.
Besos y amor
je
De siempre el ambiente circense no me ha atraído nada, me daba cierta angustía, melancolía... cara de payaso triste, cara de payaso alegre. :),:(
La verdad es que de pequeña me llevaron poco al circo y nunca sentí demasiada afición por él, sin embargo sí me atrajo siempre la vida bohemia de los artistas de circo, sus viajes, el conocimiento de otras tierras, su aventurerismo. Todavía recuerdo los carromatos de entonces, que no tenían nada que ver con los grandes trailers que llevan ahora. Era otro tiempo y otro circo.
El circo de verdad no está ahora bajo las carpas sino en los medios de comunicación. Están llenos de animales de las más diversas especies, de saltimbanquins suicidas y de payasos penosos.
Todo se transforma...
Besucos.
El circo y el cine han ido perdiendo afluencia masiva desde sus comienzos, ahora se ha convertido en un espectaculo de minorías,y de ahí derivan sus altos precios,he ido poco al circo... y desde entonces mis peores pesadillas tienen que ver con leones, tendré que interpretar psicológicamente la significación de estos sueños.Besos.
hoooooola Pedro, me ha encantado tambien esta entrada...En Chile estamos en el mes en que festejamos nuestras fiestas patrias, e inmediatamente asociamos a circo, ramadas, volantines y nuestra hermosa primavera!
Concuerdo con Fernando, en que Cirque du Soleil,es el moderno circo Nouveau que hoy tenemos.
A diferencia de lo que conocemos como circo, cada show es una síntesis de varios estilos de circo de todo el mundo, con un tema central e historia.
Te felicito, me he entretenido y divertido de solo recordar...
Una buena semana para tí!!
Ali
Es el circo una suerte de miscelánea a partes iguales de miserias y de pura belleza.
Algunos pintores surrealistas les está gustando el tema del circo últimamente.
Un abrazo grande Pedro.
De pequeña me ¡fascinaba! el circo. El gran acontecimiento veraniego era cuando llegaban mis tios de Barcelona al caserío y tia Mercedes me llevaba al Circo Americano de San Sebastián. ¡Qué recuerdos! Besotes, M.
Gracias Pedro, decirte que la entrada es genial con tú explicación sobre el arte en el circo. Si interesa el tema del circo, en el Museo Esteban Vicente de Segovia, creo que a finales del año 2007 y principios del 2008, hicieron una exposición creo que con el título de, "El circo en el arte español" con una gran variedad de artistas españoles.La exposición tenía una lectura de principio a fin muy correcta y con mucho sentido, se salía de la exposición con la idea de que se había aprendido y disfrutado.
Mi primer contacto con el circo, era en la niñez, casa primavera llegaban al pueblo una familia de
títeres, en un carro, especie de calesa cubierta, la familia se solía componer de los padres, unos hijos tres normalmente, una cabra y una mona, a eso de las 6 de la tarde se paseaban por el pueblo el padre trompeta en mano anunciando que a las 9 de la noche en la plaza del pueblo había circo.
Los números consistían en la cabra se subía a una escalera i daba la vuelta, al son de la música de la trompeta, la niña normalmente era de goma y se retorcía y se pasaba las piernas por la cabeza..etc. y el niño con la mona solía hacer un número de humor, eso sí había descanso y durante el descanso se hacía una rifa si el número premiado era el de un hombre el premio era una botella de coñac 501 y si era una mujer el premio era una muñeca.
Después me fuí a Valladolid, precisamente dentro de unos días se celebraran las fiestas y el recuerdo que tengo es el barrio de La Rubia que era el lugar donde se ponía la feria con muchas barracas y muchas luces, pero siempre me quedaré con el circo tan primitivo pero para mí tan profesional de mi pueblo.
Feiz domingo para todos.
Dos cosas:
1.-El circo como espectáculo. Me da mucha tristeza, no se por que. Cuando tenia 9 años mis padres me llevaron al circo. Lloré más que Jeremías al ver a los payasos. No volvieron a llevarme al circo...
2.- Picasso: un genio.
Estupenda entrada, Pedro.
Un abrazo.
Gracias a tì y a Hernando por traernos a la memoria estos sueños-realidades de nuestra niñez.
Me trajo a la memoria a Federico, con su mezcla de teatrillo y circo: Títeres de Cachiporra y demás.
Feliz Domingo
Querido Pedro:
me encanta volver a saludarte después de un largo y cálido verano, en el que varios viajes se han ido sucediendo en el trascurso de mi destino, de mi vida. Me ha encandilado la belleza fantasmal de Nápoles...
y la intensa vida adormecida de Pompeya.
El tema que tratas en esta entrada es interesantísimo desde tantos lenguajes artísticos, a mí también me apenan esas sonrisas de ojos tristes. ¿Por qué conlleva tanta tristeza este mundo del circo o por qué así se nos trasmite a algunas personas?
Me encanta volver a aprender de ti y a disfrutar con tu blog maravilloso.
Besazos.
el circo siempre me ha dado mucha tristeza... es el ambiente... ese deambular de un lado a otro... me parece triste.
bicos de cabriola,
Mis padres me llevaban todo los años al Circo, para mi era un castigo…una vez lo hablamos con Cornelivs…los equilibristas me daban vértigo…los domadoras, ira (no soporto que castiguen a los animales); y con los payasos lloraba a mares… siempre busque sus ojos… escondían una gran tristeza… detrás de su gran sonrisa y todo ese maquillaje. (Pinturas de payasos…no regalo ni cuelgo en mis paredes)… Me vienen a buscar, por la tarde cuelgo un apunte.Besitos.Silvi.
Buenos días, profesor Ojeda:
Los hermanos Tonetti eran vecinos de mis tías de Santander, y cada año, por Santiago, solían estar con su circo Atlas para las fiestas.
- A mí me ocurría como a Silvi (reikijai). Y recuerdo a Pinito del Oro, que siempre trabajaba sin malla, durante una actuación en Burgos, y tuve los ojos más tiempo cerrados que abiertos.
Respecto al circo en el cine, me gustó la película "Trapecio" con Burt Lancaster y Toni Curtis. Y las de Federico Fellini "La Strada" con Giulietta Masina en el personaje entrañable de Gelsomina.
Luego "Los clowns".
También aparece el mundo del circo en "El tambor de hojalata" sobre la novela de Gunter Grass.
Saludos. Gelu
P.D.: 1.- Picasso, captó ese mundo de forma genial.
2.- Actualmente, el cirque du soleil, y el Circo de China, es espectáculo muy agradable de ver.
Ferias, Circos..por la razón que sea me inspiran tristeza...
Por lo provisional, por el aspecto de luces y de colores que esconden otra realidad... no sabría decirlo..
Las miradas de los payasos, reales o pintados son tristes, casí siempre.. todo y pertenecer a la época rosa y azul de Picasso...
Y de la Belle époque de Toulouse-Lautrec...
Un beso, Pedro.
Gracias por esta magnífica recorrida circense. Besos
El circo está en crisis o renovación. Los nuevos tiempos exigen cambios y en el mundo del circo deben llevarlos a cabo. Un abrazo.
Sarrasani, una leyenda del circo
Falleció en San Clemente,el 09 de Junio de 2009.Fue la directora de circo más joven de la historia: en 1941,a los 28 años,heredó la conducción del Sarrasani,el circo alemán más fastuoso de la humanidad.Se instaló en el país luego de la Segunda Guerra.Igual que la fina huella de alguno de sus caballos blancos lipizzanos, su espíritu artístico quedará por siempre impregnado en la arena de los circos del mundo,como un emblema de la fantasía posible pese a todo.Gertrude Kunz Stosch-Sarrasani,la legendaria "Trude", murió,un día jueves,a los 96 años, frente a las olas cobrizas del mar argentino,en San Clemente del Tuyú,su paisaje cotidiano de los últimos treinta años.Fue la directora de circo más joven de la historia: en 1941,a los 28 años, heredó la conducción del Sarrasani,el circo alemán más fastuoso de la humanidad, después de que una enfermedad matara a su marido Hanz Stosch-Sarrasani Junior.Evidentemente,Trude nació para transitar el mundo.Nació en Zurich (Suiza) el 18 de enero de 1913,cuando el Sarrasani llevaba ya más de una década asombrando a Europa.Hija de Aulda Esche y Robert Kunz, violoncelista de la Sinfónica de Tonhálle,abandonó la tranquilidad familiar encantada con el mundo circense y la idea de viajar. Su madre la ayudó a convencer a su padre,asustado porque el destino era Sudamérica.
(sigue)
Se sumó al Sarrasani en 1934 como bailarina del Ballet Escamillo, con la troupe que emprendió su segundo viaje a éstas latitudes. En altamar conoció a Hanz, al divisar las costas de Brasil se dieron el primer beso y en Buenos Aires,un año después,se casarón "Bueno,nos casamos es una forma de decir,porque me casó con un engaño.Me hizo creer que estábamos en la oficina de catastro firmando un terreno que quería poner a nombre mío y a la noche,apenas bajamos las escalinatas del hotel para ir a cenar,me encuentro con una multitud vestida de gala en el hall. De inmediato comenzó a sonar la marcha nupcial. Yo miré a mi marido y le dije:es una broma ¿no?. Y él me respondió que me amaba",le contó a Gustavo Bernstein (autor del libro "Sarrasani, entre la fábula y la epopeya", e hijo de Jorge, actual dueño del circo) para un reportaje en la revista Nueva.
Para esa época, el circo era furor en América del Sur y en Europa. En 1940, Trude se presentó por primera vez como artista ecuestre con su número de lipizzanos y, por su talento y su belleza, enseguida se convirtió en la estrella. Aunque no eran años sencillos. El Tercer Reich ya había marcado al Sarrasani como un "judenzirkus" (circo de judíos). Trude consiguió falsificar su árbol genealógico y ocultar sus raíces judías, pero igual estuvo presa por elegir primero a los extranjeros del circo en el reparto de alimentos durante la guerra."Era una señora de gran corazón", cuenta hoy, no sin dolor, su amigo Jorge Bernstein, presidente de Sarrasani.
Sobrevivió al bombardeo de Dresden, que destruyó el circo y se enfrentó cara a cara con Goebbels,el jefe de la propaganda nazi. Primero la ayudó a superar la crisis que dejó la guerra y después la presionó para que saque a los extranjeros y "levante la moral alemana". "Me hizo pasar a una oficina llena de polvo donde tenía un sofá cama abierto. Yo me asusté porque Goebbels tenía fama presionar a las mujeres, pero conmigo fue un caballero", contó en el reportaje de Bernstein.
Ella evitó trabajar para el régimen y, tras la Segunda Guerra, rearmó el circo y lo instaló en Argentina.Juan Domingo y Eva Perón quedaron tan fascinados que, por idea de Evita, declararon al Sarrasani "Circo Nacional Argentino"."Ella (Eva) realmente era una mujer muy hermosa. Y muy buena. Me llamaba para organizar funciones a beneficio para escuelas pobres de la provincia", dijo alguna vez Trude, a quien hoy extrañan los príncipes Alberto y Stephanie de Mónaco, quienes publicaron un aviso fúnebre en La Nación del domingo. Stephanie es presidenta del Festival Internacional de Circo de Montecarlo y jamás se saca un anillo del Sarrasani que le regalaron Trude y Jorge Bernstein.
Ya viuda, se casó con el trapecista húngaro Gabor Némedy. La carpa del Sarrasani sobrevivió aquí hasta 1973, cuando decidieron retirarse y vivir en Quilino, Córdoba. Nuevamente viuda, Gertrude encontró su lugar en San Clemente junto a su perro Kiki, siempre contemplativa del mar sobre un sillón de mimbre. Su belleza, sus ojos celestiales y su encanto no dejarán de ser el destello de magia que la hizo leyenda en el fantástico mundo del circo.(Clarín).
Algo lindo ...Besitos.Silvi.
El circo, el circo es magia, ilusión, alegría... todos los perfectos ingredientes de la inspiración. Saludos.
Bueno.... ya estuve, pero no importa, te dejo un beso y amor
je
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