En contra de todas las normas y del sentido común, don Quijote y Sancho entran en el Toboso a media noche, cuando todos los vecinos duermen y sólo los perros guardan las calles. Cervantes ha preparado muy bien esta entrada nocturna, haciéndolos dar vueltas por los alrededores dos días. No quería que sus protagonistas lo hicieran a la luz del día: constatar que Sancho lo ha engañado en materia tan grave hubiera supuesto el final de la aventura; entrar de día provocaría la algarabía y la burla de los vecinos, que conocerían a un hidalgo del pueblo de al lado y lo verían extravagante; no podían correr el riesgo de encontrarse tan pronto con alguien que los reconociera por el libro.
Por último, hacerlos entrar de noche en el Toboso provoca una huella imborrable en el lector: el ambiente está tan bien retratado que los vemos dar vueltas por las calles de la localidad, solitarias y nocturnas, mientras hablan de palacios y aldeanas.
Este ambiente tan preparado por Cervantes ha dado lugar a mil interpretaciones, incluso las más peregrinas, sobre la intención oculta del pasaje (sobre todo a partir de la ironía cervantina sobre la posición estratégica de la iglesia en el plano del pueblo -Con la iglesia hemos dado, Sancho- que puede esconder un cierre burlesco a lo que hemos visto en el capítulo anterior en el que el escudero parecía preferir la vida de santidad a la caballeresca, que se remata en éste con la intencionada alusión al pasaje bíblico en el que Santo Tomás necesita tocar el cuerpo de Cristo para reconocerlo y creer en su resurrección y al hecho de que quien sepa todo lo relativo a los habitantes sean el cura y el sacristán: hablaremos de esta frase y estas cuestiones el lunes) que, para mí, tiene como principal función la que le otorga su posición en la narración como bisagra para que Sancho se vea tan apretado en su mentira que fabrique una historia que se prolongará durante toda la Segunda parte y que desvela cómo ha crecido su personaje y cuán fatigado está ya su amo. No caerá Sancho, sin duda, en la mentira piadosa sino en la egoísta: lejos de la vida de santo que pretendía pero quizá cerca de la falsedad que provoca la mercadería de la santidad.
En medio de esa noche, aparece un joven forastero que, antes del amanecer, marcha a trabajar las tierras de un labrador rico de la localidad. Es una breve aparición, pero inteligentemente pintada: cuadro costumbrista y social. Canta un romance, no es del pueblo y trabaja para otro: veremos pocos personajes del Quijote trabajando en el sector primario, a pesar de tanto salir al campo.
Todo -la desorientación en una localidad que parece cobrar aires de laberinto; la posibilidad de que les encuentren al amanecer merodeando las calles como maleantes- ayuda para que Sancho convenza a su amo de ser prudente y salir del pueblo. Veremos si encuentran o no a Dulcinea en el capítulo X, el próximo jueves.
47 comentarios:
CAPÍTULO 2.9
A media noche, sin intención de romper la quietud del pueblo manchego, deciden adentrarse sigilosamente en El Toboso, sigilo que, sin embargo, se ve quebrantado por un esporádico concierto solista de ladridos, rebuznos, gruñidos y maullidos de animales que el sosegado silencio de una noche entreclara va convirtiendo en sinfonía desafinada por falta de ensayo conjunto; algo que nada bueno presagia a nuestros protagonistas.
Visto el hostil recibimiento, DQ le pide a S que le dirija al palacio de Dulcinea. Éste no cree conveniente dar aldabazos y alborotar al personal que duerme. No sería bien visto entrar de noche en los aposentos de las damas como los amancebados; a cualquier hora.
En El Toboso se habían tomado en serio el ahorro de energía. La única luz era la de una luna que pugnaba por abrirse camino a través de las nubes. La media luz resultante les permitía el avance a duras penas, guiándose por el bulto y la sombra del único edificio noble, de cierta entidad de la aldea. Reflejo de épocas diferentes a las actuales en las que la Iglesia tenía el poder de canalizar los recursos materiales hacia unos intereses de los que nada pueden aprovecharse los que yacen en el cementerio anejo al templo con el que topan DQ y S.
Hartos de deambular por las calles de la aldea sin encontrar ni rastro de palacio alguno, S le propone a su amo salir de la aldea antes del alba. El volverá y rebuscará hasta hallar el alcázar de Dulcinea.
Antes, se encuentran con un mozo que va con su pareja de mulas a arar las tierras de su amo. Se pone en marcha temprano; para que los primeros rayos de sol lo encuentren en las tierras listo para la faena . Les dice que es recién llegado a la aldea y aún desconoce a la gente de la misma; no obstante, les deja abierta la puerta de la esperanza al aclararles que hay en el pueblo damas principales, consideradas princesas en cada una de sus casas.
Nos regala un diálogo delicioso de puro costumbrismo y realidad rural cotidiana, que viene a sumarse a la verosimilitud que C le imprime al capítulo; ligero en extensión, pero denso en significado. Podríamos tomar como ejemplo de esto cuando nos presenta "... el cura y el sacristan del lugar; entrambos o cualquiera dellos, sabrá dar a vuestra merced, razón desa señora princesa, porque tienen la lista de todos los vecinos del Toboso." Además, observamos al clero, custodio del censo: la Iglesia, supliendo las carencias del Estado en alguna de sus funciones, en una muestra más de la perfecta armonía y simbiosis entre las dos instituciones.
S y su proverbial sentido común, interesado en que su amo no descubra la mentira de su anterior embajada a Dulcinea, ponen punto final a la aventura nocturna. DQ accede a su propuesta de buena gana: no le acaba de convencer lo que observa en el Toboso.
Fue inteligente, si señor.. la noche, de incógnito... dando tintes de misterio o como bien dices entraron de noche y salieron a pie juntillas..casi sin hacer ruido...no podía ser de otra forma si no querían salir escaldados... saludos
Me quedo entre las palabras de esta interesante lectura de "El Quijote".
Pedro, felices vacaciones.
Un besito.
Antes de leer y comentar.. Se te ve perfectamente en esta oscuridad, Pedro.. Te reconocería a muchas leguas y con sólo la luz de una vela... ;-)
Ahora, a leer y vuelvo..
.. la misma oscuridad reinante en Toboso.. es la que refleja tu foto..pero la luna nos es complice y permite que te veamos..
Este Capítulo, seguramente de los más breves, es, sin embargo muy denso en información..y confirmación.. ¡Como no iban a tener el censo el Cura y el sacristán! A la hora de recaptar impuestos y tener vigiladas a sus ovejas.. menudos eran(son) ellos..
La aparición de este mozo también no da a conocer que usaban ya entonces de mano de obra forastera...
Te sigo, Pedro, te seguimos..Besos...
Ya tenemos a Quijo y Sancho bajando del monte y entrando en el pueblo de nuestra Dulcinea de La Acequia, KETY, el, desde ahora doblemente famoso, Toboso.
La noche era “entreclara” lo cual fastidia a Sancho que hubiese preferido noche cerrada “por hallar en su escuridad disculpa de su sandez”. El pueblo estaba envuelto en un silencio sepulcral excepto por los ladridos de los perros y, de vez en cuando “rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos” (mucho silencio no había, con esa algarabía...). Todo ésto le daba mala espina a nuestro Quijo pero mismo así le ordenó a Sancho “guía al palacio de Dulcinea”. A lo cual respondió Sancho “¿A qué palacio tengo de guiar, cuerpo de sol?” Porque él vió a “su grandeza” en una casa muy pequeña.
Siguen las conversaciones de besugos entre Quijo, con sus delirios de grandeza, y Sancho tratando de zafarse de situación tan engorrosa. Sancho piensa que no son horas para aparecer en el palacio de su amada pues parecerán “barraganes” que van y entran a cualquier hora en las casas de sus mancebas.
Nada. Quijo no se arredra. “hallemos primero una por una el alcázar”. Vieron un “bulto grande y sombra” que resultó ser la “iglesia principal del pueblo” y aquí Quijo pronuncia la muy famosa frase “Con la iglesia hemos dado, Sancho”. (Aunque en la primera parte, creo recordar, que tambien dice “con la iglesia hemos topado”)
Luego, como es habitual, tienen un pequeño rifirafe con Sancho quejándose “y plega a Dios que no demos con nuestra sepultura, que no es buena señal andar por los cimenterios a tales horas...”. Le dice que el palacio debe de estar en una callejuela sin salida. Quijo le insulta “¡Maldito seas de Dios, mentecato!” Los palacios reales y los alcázares NO están “edificados en callejuelas sin salida”. Sancho le contesta que “en cada tierra su uso” y que en el Toboso debe de ser así. Que le deje buscar a su manera que igual en algun rincón se topa con ese alcázar “...que le vea yo comido de perros, que así nos trae corridos y asendereados.” Quijo le contesta “habla con respeto, Sancho, de las cosas de mi señora, y tengamos la fiesta en paz, y no arrojemos la soga tras el caldero”.
Sancho le dice que se “reportará” pero que si fue Don Quijo que habrá visto su alcázar “millares de veces” será mejor que él sea el guía. Sancho le desespera y Quijo le llama “hereje” y admite que “jamás atravesé los umbrales de su palacio, y que sólo estoy enamorado de oídas y de la gran fama que tiene de hermosa y discreta”.
“Ahora le oigo” dijo Sancho, admitiéndo que él tampoco la había visto nunca. Quijo le dice qué ¡cómo que no la había visto! si le vio ahechando trigo “cuando me trujiste la respuesta de la carta que le envié contigo”. Aquí ve Sancho el cielo abierto y su posible escapatoria diciendo “porque le hago saber que tambien fue de oídas la vista y la respuesta que le truje...”.
Quijo no le cree, piensa que se está burlando y eso no le gusta nada. Además el hecho de que ÉL no le haya visto nunca a su amada, no significa que Sancho no la haya visto. “Estando los dos en estas pláticas” aparece un labrador con dos mulas y un arado, cantando el romance de Roncesvalles. Quijo encuentra que este encuentro es de buen augurio. Le pregunta por los palacios de la sin par princesa doña Dulcinea del Toboso. El labrador es nuevo en el pueblo y le dice que hable con el cura y el sacristán “porque tienen la lista de todos los vecinos del Toboso...” (menudo control...) De todas formas no conoce a ninguna princesa, “muchas señoras, sí, principales, que cada una en su casa puede ser princesa”.
Sancho se ofrece a ir a buscarla solo y que Don Quijo se “embosque en alguna floresta aquí cercana” que no dejará “ostugo en todo este lugar donde no busque la casa, alcázar o palacio de mi señora...”. Continua Sancho con sus frases rocambolescas y Quijo sentencia “Has dicho, Sancho, mil sentencias encerradas en el círculo de breves palabras” (me ha encantado esta frase).
Salen del pueblo, encuentran “a dos millas del lugar” una floresta donde Don Quijo se emboscó “en tanto que Sancho volvía a la ciudad a hablar con Dulcinea...”.
Y, seguiremos con el X... Besotes, M.
Es increíble leer como se las apaña Sancho para no ser descubierto en su mentira, hace que don Quijote se retire al monte y le prometerá que será él cuando sea de día vaya al Toboso al palacio de la sin par Dulcinea y le concierte una cita con Don Quijote, qué hará Sancho (no he leído los siguientes capítulos) pero promete aventura, gracia, tensión,e hilar fino, como lo hace Cervantes al poner a un jornalero-forastero venido de fuera para saber que en el Toboso hay muchas señoras, pero que no sabe quién es Dulcinea, pero aunque lleve poco tiempo, sabe donde viven el cura y el sacristán.
Para terminar decir que "por la noche todos los gatos son pardos"
Matrícula de Honor a esta imagen.
Pues mañana lo leeré porque hoy anduve liadilla, seguro que me gustará.
tu foto muy apropiada, como siempre, Pedro... das un poquito de miedo... je je je
encontré una cosa interesante sobre El Quijote, para la semana la pondré en mi blog, pero te avisaré de todos modos.
espero que estés disfrutando de tu desconexión y de tus días libres.
biquiños oscurecidos pero cariñosos,
Estas últimas fotos tuyas estan MUY oscuras... pero se te ve. Besotes, M.
La imagen es fantásticamente fantasmagórica como la entrada de DQ y de S al pueblo! Impresionante ambas.
Besos
PD Me encantaron!
(Cap. 2.9).
Todo se hace tal cuál lo planeo DQ; entrando a media noche al Toboso y así buscar el palacio de Dulcinea… La búsqueda resulta infructuosa, llegando ambos a la conclusión que no conocían a Dulcinea… DQ, se había enamorado de su fama y buen nombre… y Sancho solo por glosas, la había visto… Así que tenían menos que nada… Por todos los medios Sancho trata de convencer a DQ, que él iría en busca de su Dulcinea… Le indicara dirigirse al *encinar próximo, donde la espera; su amado caballero. Besitos.... Silvi.
* Árbol de familia del roble,se agrupa formando pequeños bosques; puede llegar a vivir de 500 a 2000 años. Uno de los más maltratado por la mano del hombre. A pesar de todo aun hoy podemos disfrutar bajo la misma sombra que lo hizo Cervantes.
Un gran blog amigo.
Me encanta Cervantes que pone en boca de Don Quijote lo que espera de Dulcinea que más que milagros favores.
Qué verdad la del muchacho... cada una es princesa en su casa, como cada uno es rey en ella. Con este argumento Sancho podrá escurrir el bulto (habrá que esperar al siguiente capítulo)
¿A santo de qué, cura y sacristán, fiscalizaban así a los ciudadanos de la villa?.. ¿Nacimientos y defunciones, o Santa Inquisición? (Tampoco serían muchos como para no pasar lista todos los días, :D :D)
De todas formas, los críticos literarios sacan punta de todo, día o noche, buscando filo donde ¿lo hay?... ¿no consigue así más realismo?
Como tan bien perfila Tucci... ¡qué miedo! a "escuras" y con soniquete de animales y ánimas del cementerio (¡pobre Sancho!)...
"Thriller" en El Quijote...
:O
Un triunfo y muchos aplausos...pla-pla-pla...
Saludos
je
Besos y amor
je
Buenas vacaciones Pedro, cuando estemos por esas montañicas y veamos los riachuelos, nos acordaremos de esta acequia de agua fresca y ciertamente Quijotesca.
Besos y Abrazos cordiales.
Jesus y Encarna
YA EMPEZAMOS... me encanta la referencia temporal, es como decir, las doce en punto aproximadamente.
- LA RETRANCA DE SANCHO: Así llamaría yo a este desternillante dialogo.
Para tapar su engaño acude a todo tipo de trucos:
1º: la oportunidad: Estaría “feo” llegar a esas horas
2º. Los usos y costumbres: en esta tierra la costumbre será esa y punto...
3º. Deshaciéndose del muerto: como voy a encontrarla yo, si usted que vino mil veces no la encuentra.
4º. La imitación : si su señor esta enamorado de oídas, él hace los “mandados” de oídas, lógico ¿no?.
YA NOS VAMOS: Afortunadamente, la llegada de un labrador interrumpe este embrollo y logra torcer la intención de Don Quijote.
Qué mejor decorado para buscar un sueño que la noche. La frasecita creo que la puso ahí Cervantes por algo.
Un abrazo a todos.
Pedro
muchas gracias por sus huellas dejadas.La noche sigue siendo protagonista de mil y una aventuras:=)
besos
La madre del amor hermoso...
Tan genial, como constructivo y enriquecedor todo este viaje de nuestro Quijote. Más si cabe si esta Merche de gran comentarista... y no me puedo olvidar de Pancho...
sois grandes todos... y permitanme un: ¡¡¡Cojones!!!
abrazosss
Este capítulo comienza como el romance del conde Claros: “Media noche era por filo”. Vamos a oír a un misterioso personaje que canta aquello de “Mala la hubisteis franceses en ésta de Roncesvalles” y todavía Sancho alude a otro romance, el del moro Calaínos. Cervantes bebe del romancero y rinde tributo a esta forma de literatura al alcance del pueblo iletrado.
Es media noche cuando caballero y escudero abandonan el monte y entran en el Toboso. Es una noche entreclara, demasiado clara para un Sancho turbado por sus mentiras; amenizada por coro de voces animales, en diferentes escalas y con un don Quijote que los tiene “a mal agüero”.
El caballero enamorado confía en que Sancho, sin titubeos, le conduzca hasta el palacio de Dulcinea, tal vez despierta a estas horas. El escudero empieza a enredarse en su madeja embustera, a lo del palacio contesta que él sólo vio una casa muy pequeña. Ni pequeña ni grande, recordemos que olvidó la carta escrita en el libro de memoria y que, tras encontrarse con el cura y el barbero, ya no fue al Toboso. Don Quijote responde de acuerdo con sus delirios: es pequeña porque se trata de un pequeño apartamiento dentro de un gran alcázar, donde las damas se solazan, ellas solitas.
Sancho intenta convencer a su señor de que no son horas de visitas y de aldabonazos porque ni Dulcinea es una manceba ni su merced, un abarraganado. El loco enamorado insiste, primero el palacio y luego, ya veremos. Y dan, que no topan, con el edificio más grande que resulta ser la iglesia, qué va a ser si no. Ya tenemos aquí la famosa frase, mal copiada y repetida hasta la saciedad, pero con un significado distinto: “Con la iglesia hemos dado, Sancho”.
Y Sancho está en una situación incomodísima, desea salir de esas calles en las que, en realidad, no busca nada; pero tiene que fingir, tanteando casas y tapias casi a oscuras. Que si estamos en un cementerio, que si un callejón sin salida…Un ciego guía a otro ciego y ambos se irritan, la bomba de sinceridad está próxima a estallar.
Por fin, Sancho explota y proclama que vio la casa sólo una vez y si su señor, que la debe haber visto un millar de veces, no la halla…cómo la va a hallar él, en plena noche. A continuación, la gran revelación de don Quijote que confiesa no haber visto nunca a Dulcinea puesto que sólo está enamorado de “oídas”, por su hermosura y discreción, expresión suprema del amor cortés.(*1)
¿Qué está oyendo Sancho? ¡Que su señor nunca la ha visto? ¡Pues él tampoco! *(2 )El enamorado oyente se agarra a un clavo ardiendo? No puede ser, tú la viste ahechando trigo. Y Sancho, con una paradoja burlesca, le hace saber, que “también fue de oídas la vista y la respuesta que le truje “. Se le cae el alma a los pies al de la Triste Figura, quiere creer que Sancho repite, como un loro, lo que él dice…
Sigue:
Tras las revelaciones, oyen un ruido de algo que se arrastra por el suelo, es un arado y lo lleva “uno con dos mulas” .Es un misterioso labrador, va cantando el romance de” la caza de Roncesvalles” y “lo de mala la hubisteis franceses” no hace ninguna gracia al hidalgo que lo considera mal augurio.
Don Quijote pregunta al campesino dónde están los palacios de la princesa Dulcinea. El buen hombre es forastero y hace poco que está sirviendo en el Toboso, para un labrador rico. ¡Vaya! ¡Dos labradores en un solo capítulo! Escasean en este libro…
A lo que íbamos, el del romance no sabe nada de Dulcinea, les remite a casa del cura y del sacristán que poseen “la lista de todos los vecinos del Toboso”. ¡Con la Iglesia hemos topado! Y de princesas, tampoco sabe nada, hay señoras principales tobosinas, las cuales lo serán en el pequeño reino de su casa. Don Quijote se contenta con esta información, entre ésas principales estará, seguro, su enamorada. Ya viene el alba y el campesino tiene prisa…
Sancho no desea que los vean, a plena luz del día. A saber qué pensarían los tobosinos de semejante pareja. Propone a su señor salir fuera de la ciudad y emboscarse. Él volverá de día, buscará, encontrará el palacio e informará a su amo. E, inesperadamente, a su señor le parece de perlas. Así lo hacen y respira aliviado, de momento, el que rabiaba por sacar a su amo del pueblo.
*(1) En el capítulo 1 de la primera parte, Cervantes escribe: “ en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni le dio cata dello”. ¡Lugar cercano al que tardan en llegar una noche y un día? ¿Anduvo enamorado pero no la vio nunca?
(*2)Y, sin embargo, en el capítulo 25 de la primera parte, cuando don Quijote la identifica como la hija de Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales, Sancho sabe de quién está hablando y se refiere a ella como una muchacha de su entorno, vecina o casi vecina, relatándonos las anécdotas de una chica forzuda, de potente voz, burlona y nada melindrosa. Es evidente que la Dulcinea-Aldonza Lorenzo de la primera parte no coincide con la de la segunda.
Un abrazo a todos
ABEJITA quería discrepar contigo en un punto pero lo he releido y quizás sea yo la equivocada (lo más probable...). Cuando Quijo y Sancho se encuentran con el labrador y Quijo le dice a Sancho "Que me maten, Sancho, si nos ha de suceder cosa buena esta noche. ¿No oyes lo que viene cantando ese villano?" Yo lo he tomado como buen augurio, mientras que tu como malo. Seguro que tu tienes razón, por lo tanto no puedo discrepar... Me callo y hago mutis por el foro. Besotes, M.
Merche: aunque contestaré a todos luego, quiero aclarar aquí que don Quijote lo toma por mal augurio (por el tema del romance que viene cantando el mozo y por el momento en el que todo esto sucede) y Sancho piensa, con lógica, que no es ni bueno ni malo: don Quijote toma la escena de forma literaria, mientras Sancho, más preocupado por lo suyo, comprende que lo que pasa ni quita ni da, aunque lo aproveche para convencer a su amo para salirse del pueblo. Saludos a ambas.
Mira que igual haces que me acabe gustando El Quijote.
Buenas noches, Pedrito.
Gracias Pedrito. Sabía que ABEJITA no podía equivocarse... Besotes, M.
CAP (2) 9
Las piquetas de los gallos
Cavan buscando la aurora,
Cuando por el monte oscuro
Baja Soledad Montoya.
Tal vez Federico cuando escribió estos versos, que son el inicio del “Romance de la pena negra”, pensó en la búsqueda que realizaba al alba nuestro Sr. Don Quijote de su Sra Dulcinea.
“Media noche era por filo, los gallos quieren cantar”: anota Fco. Rico que fue la frase que inspiró a Cervantes para dar comienzo a éste capítulo; que inicia diciendo “Media noche era por filo, poco más o menos”. Vamos comprobando cómo Cervantes era algo más “áspero”, a la hora de expresarse, que los poetas; pero bueno, él se forjó en la guerra y en las cárceles, y algunos poetas fueron mimados entre flores y maestros de piano: el refinamiento no es el mismo, pero no importa, el caballero de la Triste Figura, (trasunto casi ininterrumpido de Cervantes), dejó dicho que él no comería pan a manteles.
Pues bien, cuando entraron don Quijote y Sancho esa noche al Toboso, cuenta Cide Hamete, que “estaba el pueblo en un sosegado silencio”. Pero, al percatarse la población pecuaria del lugar, de la entrada de tan insigne pareja, tocaron un himno de bienvenida: ”rebuznaba un jumento, gruñían puercos, mayaban gatos”; imaginamos, incluso, de los suspiros de diversas señoras.
Don Quijote insistía apremiantemente a Sancho para que encontrase el palacio de Dulcinea. Sancho se defendía diciendo que aquello no eran formas de abordar la búsqueda. Que su señora Dulcinea, si era dama decente, hubiera de estar durmiendo, con sus blancas piernas, a pierna suelta; pues son las mancebas y abarraganadas solamente, las que a esas libidinosas horas, se pueden encontrar “vivitas y coleando”.
Esa noche estaba Sancho por encolerizar a su Sr. don Quijote, porque le dice que no recuerda exactamente en qué callejuela sin salida (que éstas vienen bien a las amancebadas, por lo recóndito) vio a Dulcinea por primera y última vez. “¡Maldito seas de Dios mentecato!, -dijo don Quijote- . ¿Adónde has tú hallado que los alcázares y palacios reales estén edificados en callejuelas sin salida?”.
Añade a continuación Sancho, que le sería difícil reconocer a Dulcinea, pues una nube de polvo le ocultaba el rostro el día de la entrega de la carta.
Y le recordó a don Quijote, que él como enamorado de la tobosina, sí que debería reconocerla al instante. Porque, ¿cómo puede uno estar enamorado de una señora/ita sin al menos haberla visto? (Lorca escribió, que alguien que dormía, al despertar podría, incluso, enamorarse de un caballo, si por allí se encontrara). Don Quijote concluye con que él está enamorado de “oídas y de la gran fama que tiene de hermosa y discreta”, a lo que Sancho contestó, ante tamaña ocurrencia, que él asimismo también la conocía de oídas, que de vista no pudo ser por la gran polvareda antes citada.
Bueno, entonces que dios les continúe conservando el oído (como el dicho popular reza), porque la vista la tienen fatal.
Más tarde encontramos, la después adulterada frase, “con la iglesia hemos dado..”, ya bastante manida, hasta por la explicación que se da de ella.
Es curioso còmo Cervantes tiene a nuestra pareja dos dìas dando vueltas por los alrededores de la ciudad de Kety. A Sancho le viene de perlas para ir pensando su plan de "fuga ideològica".
El ambiente està magistralmente recreado cual "cuadro costumbrista y social", como tù bien destacas.
Pues anda, que si nuestra ilustre pareja entraran en Madrid, o Valladolid o Toledo, en aquellos tiempos....¡sí que iban a dar vueltas!: No nos saca ni el hilo de Ariadna.
Abrazo calentito Pedro
Fe de erratas, ratones, hanster cobayas y otros roedores:
En mi última frase quise decir..
No los saca ni el hilo de Ariadna.
Pido disculpas por el exceso de entradas
ANTONIO AGUILERA, ¡no te preocupes querido por todas tus entradas que son geniales! Yo, por lo menos, he disfrutado mucho y seguro que todos nuestros maravillosos contertulios tambien, sin olvidar a nuestro querido, descansado (¡espero!) pero desaparecido profe... Besotes, M.
Pedro, he pasado muchas veces por El Toboso (incluso de noche), siempre he recordado ese pasaje que abordarás el lunes. Estaré de viaje, por cierto que con el Qujote en la maleta, pero haré por leerte.
Un abrazo.
Después de leer el romance del Conde Guarinos no es de extrañar que don Quijote conocedor de la historia, huyese del Toboso:
http://es.wikisource.org/wiki/Romance_del_conde_Guarinos
Retomo La Acequia como un gran trago de agua fresca, tras la sequía digital que me he impuesto en las últimas dos semanas. Excelente, como siempre, en tus análisis y reseñas, sigo adherido al camino quijotesco como un humilde admirador de la experiencia. Un abrazo para ti, Pedro, y para los amigos y amigas de este blog.
Tengo varias teorías sobre lo que buscaba Sancho del Quijote, pero no quiero lastrar un clásico..
Querido Pedro, não haverá certa ironia no facto de uma simples frase dar azo a tantas especulações?
Bos semana.
El capítulo que ha generado esa frase, apócrifa, que tanto empleamos cuatro siglos después. ¿Tendría Cervantes intención de manifestar la postura pétrea de la iglesia frente a quienes tratan de salirse de los cauces de comportamiento que ella dicta? Es algo que me gustaría saber.
PANCHO: me gusta cómo has afrontado el resumen de los aspectos esenciales de este capítulo, en especial el encuentro con el labrador.
MANUEL: incluso hoy mismo no se le puede ocurrir a uno entrar en un pueblo así...
MARÍA: gracias por quedarte.
SELMA: así andamos, a luz de vela... Gracias por seguir la lectura.
MERCHE: bien resumido. Veremos lo de dado o topado el lunes y lo del control que dices, por supuesto...
HERNANDO: iremos viendo cómo sale del apuro Sancho. Ya se sabe que una mentira lleva a otra...
BIPOLAR: me la pongo.
ALDABRA: avisa, para informa de ello, seguro que será bueno.
MERCHE: ya ves, así da más misterio...
MYR: ¡Gracias!
SILVI: al pobre don Quijote se le irán estropeando los planes iniciales, sin duda. ¿Quedará alguna encina de aquellos tiempos?
JESÚS: Mil gracias.
JUAN CARLOS: hay muchas idas y vueltas en cada palabra cervantina, en efecto. Hay que estar atento.
BIPOLAR: es su oficio, es su oficio. Pero entre idas y vueltas, alguna vez aciertan... Más realismo, en efecto: pero el realismo es lo más crítico que hay.
En efecto, no es forma de entrar en un pueblo.
MEDIANOCHE: gracias.
SEDEMIUSQUE: Lo mismo.
JESÚS Y ENCARNA: buenas vacaciones también para vosotros, que lo disfrutéis.
MARGA: En efecto, comenzamos el viaje, de qué manera. En efecto, no hay mejor forma de adjetivar muchos de los comportamientos de Sancha que con esa palabra, tan castellana: retranca. Bien visto.
JUAN LUIS: ¡en efecto!
ELISA. gracias a ti por devolverlas.
EL ENTE: entre todos hacemos camino.
ABEJITA: mucho de juego con el romancero hay en este capítulo, en efecto, como has visto. Veremos dentro de unos días todo esta cuestión que has señalado sobre si conoce o no a Aldonza.
MERCHE: esta aparición del joven labrador, además, tiene muchas resonancias literarias, con las que juega conscientemente Cervantes.
ADU: a ello vamos.
ANTONIO: De Federico a Cervantes, qué gran viaje literario. En efecto, ni con el hilo sacarían a Teseo. Disculpado, por supuesto.
MERCHE: bueno, desaparecido a ratos.
GOATHEMALA: es una buena forma de revivir la obra, sin duda.
KETY: y tanto...
MIGUEL: feliz regreso, querido amigo. Tómalo con calma, ya sabes.
JORDIM: bueno, un clásico lo soporta todo, así que no te cortes. Serán bienvenidas tus teorías.
SAO: y qué bien se lo hubiera pasado Cervantes, sin duda.
CECILIA: yo tengo mis sospechas, pero quién sabe lo que de verdad estaba en la cabeza de Cervantes...
Gracias a todos por vuestras palabras. Un fuerte abrazo.
Pedro...Cuando visite España,será uno de los primeros lugares que visitare...y despues te cuento.
Besitos.Silvi.
JORDIM me he quedado con curiosidad de tu teoría. Cuenta, cuenta. Besotes, M.
Excelente tu entrada y excelentes todos los comentarios.Lo de Dulcinea-Aldonza será un punto muy interesante.A pesar del verano, qué vueltas le damos a esta obra, luego dicen que el verano aligera las lecturas.
Un abrazo para todos
SILVI: no olvides el Quijote en ese viaje... Besos.
MERCHE: Yo también. Besos.
ABEJITA: no las aligera: la hace más densas... Un abrazo.
Sancho me sigue sorprendiendo con ese conseguir controlar la situación –aunque no le resulta fácil– para no quedarse con el culo al aire.
Un beso
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