En las últimas elecciones al Parlamento europeo, ha llamado la atención el alto porcentaje de abstención. En España, este fenómeno general se ha leído en clave nacional: diferentes lupas para un mismo hecho. Algunos sectores sociales han visto confirmado su escepticismo ante los dirigentes de los grandes partidos y lo interpretan en clave de castigo electoral. Sin embargo, es muy difícil interpretar así cualquier tipo de abstención.
En una democracia consolidada, cuando votar no es obligatorio, no depositar el voto en una urna tiene muy diferentes interpretaciones: la más clara de todas ellas no es exactamente el descontento con los políticos que se presentan, en contra de lo que se piensa en un primer razonamiento, sino que el ciudadano confía tanto en que las cosas funcionen en los niveles básicos que, al no tener claro lo que prefiere o lo que no prefiere, se abstiene porque, en realidad, no siente amenazada la estructura política del país. No es tanto que esté indignado como que esa indignación no tiene riesgos porque la organización social en la que se encuentra y que, mayoritariamente, no cuestiona, no cambiará y, por lo tanto, al día siguiente de las elecciones seguirá teniendo luz y agua y unos mínimos de bienestar social como los tenía el día anterior. En el fondo, la abstención no es una protesta, sino una confirmación.
En una democracia consolidada, cuando votar no es obligatorio, no depositar el voto en una urna tiene muy diferentes interpretaciones: la más clara de todas ellas no es exactamente el descontento con los políticos que se presentan, en contra de lo que se piensa en un primer razonamiento, sino que el ciudadano confía tanto en que las cosas funcionen en los niveles básicos que, al no tener claro lo que prefiere o lo que no prefiere, se abstiene porque, en realidad, no siente amenazada la estructura política del país. No es tanto que esté indignado como que esa indignación no tiene riesgos porque la organización social en la que se encuentra y que, mayoritariamente, no cuestiona, no cambiará y, por lo tanto, al día siguiente de las elecciones seguirá teniendo luz y agua y unos mínimos de bienestar social como los tenía el día anterior. En el fondo, la abstención no es una protesta, sino una confirmación.
Desde siempre, la abstención en las elecciones ha querido ser interpretada y, según quién la analice, se piensa una cosa o la contraria: el ejercicio de una protesta social contra los dirigentes políticos de los partidos en liza; el apoyo a un partido concreto que ha hecho campaña por la abstención (en España hay tradición de este tipo de estrategias según las cuales un partido o un sector ideológico defiende no ir a votar y luego se apropian del porcentaje correspondiente como si tuvieran la certeza de que los que no fueron lo hicieron siguiendo sus consignas: ha ocurrido, singularmente con los partidos radicales que apoyan el terrorismo o la involución democrática, puesto que, en esto, los extremos se tocan, pero también en cuestiones tan importantes como en alguno de los referendos celebrados en España).
En estas últimas elecciones he oído hablar con demasiada facilidad de que la abstención debe interpretarse como un desistimiento social: la sociedad no quiere saber nada de estos políticos y no vota porque quiere castigarlos y hacer ver su protesta para cambiar la situación.
No deberían confundirse los términos. La abstención no significa desistimiento.
El desistimiento como estrategia política (llamado por ellos retraimiento) fue inventado por los progresistas españoles del siglo XIX, alejados del poder por diferentes intrigas tejidas en torno a la reina Isabel II y que vieron cómo se debilitaban sus filas por los miembros que pactaron con la Unión Liberal de O'Donnell, a la que se adhirieron unos por creerse la posibilidad de un gran partido centrista que uniera a conservadores y progresistas y otros, simplemente, por no perder el poder y sus prebendas. Al adquirir conciencia de que se les alejaba del gobierno para mucho tiempo, los dirigentes del Partido Progresista que no pastelearon con O'Donnell, especialmente los que constituyeron el sector de progresistas puros (encabezados por Pedro Calvo Asensio, un político de gran fuerza cuya muerte prematura le privó de encabezar los futuros gobiernos progresistas), optaron por la estrategia del desistimiento: retirarse de todo proceso electoral para manifestar su descontento con el sistema y tensar la situación política hasta provocar su cambio, puesto que, junto a su decisión de no participar en las elecciones, estaba la de organizar acciones que dieran visibilidad a su denuncia y a su ideario. Desistimiento no es abstención: aquél implica movilización social, ésta dejación y pasotismo.
Estas últimas elecciones europeas no han significado el desistimiento de la población, sino una desmotivación que deja en manos de los que sí participaron gran parte de la normativa que nos regirá en los próximos años. Es decir, muchos de los que decidieron no ir a votar porque querían castigar a los partidos políticos, han visto cómo su gesto no sirve en el sentido en el que lo pensaron, sino exactamente en el contrario.
La abstención electoral, a los pocos meses (en realidad, a los pocos días), no significa nada. El desistimiento, en cambio, es una política de tensión social (que sea pacífica o no depende de cómo se use) que conduce inevitablemente a una larga confrontación y a revoluciones. Los progresistas del XIX sólo pudieron salir del retraimiento, ayudados por la falta de habilidad de sus contrarios, con la Revolución de 1868, que significó, primero, la caída de la dinastía de los Borbón y, segundo, la proclamación de la I República española.
Aquellos que se han alegrado del alto porcentaje de la abstención en las últimas elecciones no pueden explicarla en términos de desistimiento. Su intención puede abarcar desde una llamada de atención a argumentos contrarios al sistema democrático actual, pero difícilmente puede apropiársela nadie de los que han hecho campaña para que no se votara. Los que sí se la apropian son los que recibieron el apoyo de los que fueron a votar y vieron cómo el resultado final de la composición del Parlamento europeo responde a sólo a la minoría de ciudadanos que sí ejercieron su derecho.
Eso sí, los dirigentes de los grandes partidos políticos deberían preguntarse por qué no han sido capaces, en un período de crisis económica y en una etapa tan importante de construcción de la Unión Europea, de movilizar a un mayor número de electores. Si su explicación es que los votantes confían en que el sistema no se desestabilizará gane quien gane o dejando aparecer, gracias a la abstención, a partidos que ni siquiera tienen una gran representación parlamentaria en sus propios países, supongo que habrán dormido tranquilos. No dormirían igual si hubieran percibido un desistimiento social.
32 comentarios:
Holaaaaaa!!!! yo creo que ni se ha pensado en no ir a votar... se ha pasado del asunto y punto.
El plantel político que nos asiste es decepcionante en todos los sentidos.
Además hacía muy bueno y se estaba mejor en el campo. :)
ah! yo les hubiera dado morcilla... pero mejor me la como yo. ;)
Gran tema y muy bien documentado, yo soy uno de los que se ha abstenido y mucho me temo que eslas legislativas españolas también lo haré.
Mi razonamineto para las europeas es que no hay un proyecto social, lo de la cohesión social europea de momento es una utopía y no se avanza, en cambio loque si que hay es un proyecto político nacionalista, encabezado por Alemania que a mí no me interesa, y por último el poder de un parlamento europeo es mínimo, es de consulta y de florero.
Para las legislativas españolas y municipales, cuando llegue el momento, hablaré.
Que conste que soy europeo y sueño con una Unión Europea.
Después de leer la emotiva entrada de Pablo Miguel Simón en su blog, y tu erudita e interesante aportación al tema, he decidido sumarme al asunto en mi propio blog con la correspondiente entrada que trataré de publicar esta tarde si los dolores neuropáticos que me vienen rondando ya desde esta mañana no van a más y me lo permiten.
Un abrazo.
Igual voy a decir una tonteria y no vendría de una.. pero si los electores descontentos con unos y otros hubiesen votado en Blanco, el mensaje hubiera sido más claro.. uso de este deber y derecho al voto( recordemos lo costoso que fue obtenerlo para generaciones pasadas) y al mismo tiempo un porcentaje alto de llamada a la atención..50% en blanco da que pensar.. más que la abstención.. y nadie se los puede apropiar...
Un beso, Pedro.
Contestando a SELMITA, pues no sé, no sé si lo del voto en blanco, en este país, es tan eficaz... a mi me da que se adjudican a los que más han sido votados.
Pensaba no votar pero al final lo hice (me pesaba mi deber cívico aunque sospecho que hay mucho fraude en esto de los votos. No es todo tan claro ni transparente. Especialmente en nuestros países del sur...). Interesante lo del desistimiento, no lo sabía. Besotes, M.
Merche, mi Niña.. entonces es una mala idea, la mía...y peor tal y como han ido las cosas...
yo siempre voto.. a los mismos..
:( , sí, ya sé nos quedamos igual más o menos...
Besitos ...
He vuelto a leer el artículo y solamente decir que probablemente tengamos que hablar de varios tipos de abstención, una como dice nuestro profesor la abstención pasota o de dejadez y otra la abstención meditada y que yo creo que es una auténtica forma de votar o de manifestarse en las urnas. Es la primera vez que no votaba, tenía justo 18 años cuando se votó libremente en este país y hasta las del domingo no he dejado de votar. Tuve un remordimiento todo el día, pero a eso de las 9 de la noche cuando salió un politicucho todo feliz diciendo que había ganado unas elecciones, con ese alto índice de abstención, me alegré de no haber votado y se me quitó el remordimiento. Me pregunté si había ganado alguién o quién había perdido era ese minotauro que llamamos Europa.
Tal vez los propios partidos deberían de reflexionar el porque no están llegando a una mayoría significante de la sociedad. Creo que ellos tienen la solución a la vez que son los auténticos culpables de tanta desazón.
Votar al menos malo de todos, no es solución ni opción bajo mi punto de vista.
Un abrazo amigo.
Todavía no veo clara la diferencia en el caso concreto de las elecciones europeas (que sí en otros), así que me lo leeré otra vez por adquirir un poco de cultura.
A mí personalmente me hierven los órganos internos por el pedazo sueldo que le va a caer al eurodiputado electo, amén de su recién adquirido nivel de vida, los beneficios en becas para sus hijos, las dotaciones económicas de todo tipo etc, etc, etc... que allende fronteras son galácticas y ¿por qué tengo que beneficiar a un señor x, si yo "z", le importo un tito de oliva rechupeteao' y no le puedo exigir que defienda con su vida si es preciso los intereses de los españoles?. Que al día siguiente y según sientan el culo en el euroescaño, santa rita rita lo que se da no se quita y a tirar de vehículo oficial.
Lógico es, que los que no votan, se aguanten y a chitón -por no votar- con el resultado que salga, que para eso existe este procedimiento. Y quiero sacar a colación, la famosa y antidemocrática ley de la Junta de Castilla y León para la votación de la jornada continua en los centros escolares, donde la abstención decide el resultado, independientemente de lo que los llamados a filas hayan votado.
hala, te lo lees si quieres.
¿por qué sacáis temas tan indigestos? Hay mucha gente mileurista y minieurista. ¡¡No hay derecho!!
un saludo y a mandar.
Has dejado en claro algo que hace tiempo venimos y se viene hablando. Mejor no puede estar elaborado el escrito, claro, conciso, pero sobre todo, preciso. Como dejaste en claro en tu comentario a mi entrada al respecto, siempre hay que ir a votar, siempre. Sobre la interpretación de las razones que llevan a alguien a no participar, al ser muchas, se hace imposible identificar las razones por las que una persona no asiste a las urnas.
Creo, como vos afirmas, es un error unir abstención con rechazo, oposición, enojo, porque una persona que sistemáticamente no vota por creer que todo funciona bien, o porque simplemente no le gusta ir a votar, en esta oportunidad también lo hizo y es parte de ese numero de personas que no fueron a emitir su voto.
Claro que todos tienen la libertad de ejercer sus derechos como quieran, pero deben saber que esas decisiones también tienen una consecuencia de la que deben hacerse cargo y muestran la forma que tienen de afrontar ciertos problemas. A que voy, si por ejemplo, muchos en este blog tienen una idea particular de lo que es el hambre, lo que necesitan muchos pueblos del Tercer Mundo, piensan en los inmigrantes que sobreviven gracias a las sobras que muchos de ustedes les dejan en sus países Europeos, según muchos aquí quieren lo mejor para ellos, pero a la hora de votar, no lo hacen y gana, como por ejemplo, gano la derecha en la mayoría de los países de la comunidad económica. Si mañana esos representantes imponen leyes restrictivas a los inmigrantes, es decir los expulsa sin miramiento, contemplación, o por ejemplo, mañana deciden no subsidiar más planes de alimentación para el África o para Latinoamérica, dinero con el cual millones de personas por lo menos conseguían comer una vez al día, ¿Qué va a pasar? ¿No seríamos idiotas si nos quejáramos o pidiéramos que los políticos hicieran algo mejor para los que más necesitan? Necesitamos ser coherente con lo que hacemos o dejamos de hacer, después realmente no nos podemos quejar, porque ellos dicen las cosas antes de las elecciones, aunque siempre mientan, de los conservadores de derecha hay algo que siempre sabemos que hacen, ser muy nacionalistas, xenófobos y le gusta ajustar todo gasto del Estado que no sea para ellos, y ellos ganaron porque muchos no fueron a votar otra opción, y mira que las hay, siempre hay una opción que necesita de nuestro apoyo.
También creo un error pensar que los políticos o los partidos se preocupan demasiado si la gente va a votar o no, lo que los partidos quieren o los políticos quieren es ganar y punto, solo eso buscan, si es por uno, dos o un millón de votos le da lo mismo (aunque siempre van a preferir que todo el mundo los vote, por cuestiones de legitimidad y de orgullo). ¿Qué le importa a Rajoy si hay un 60% de abstención? Gano, y eso solo importa, desde mañana las reglas las pone el y todos los demás tienen que acatarlas sin chistar, ni decir nada.
Bueno, tengo que seguir, muy buen articulo de verdad amigo. Me gusta mucho cuando tratas estos temas, o como el de la educación, sobre esos artículos pienso contestarte con un mail, porque hay cosas que me parecen que se están pensando erradamente, sobre todo me sorprendieron muchos comentarios al respecto que me asustan y me hacen ver un futuro aun más oscuro.
Gracias por pasar siempre por mi espacio, de verdad me alegra que lo hagas, siempre me parecen importantes tus comentarios y aportes aunque a veces no pensemos parecido o digamos mucho sobre algo.
Un abrazo.
HologramaBlanco
Que claro que lo expusiste. Además toda una lección de historia, que te agradezco.
En este caso, la abstención, el silencio, es dejación, desmotivación. El que calla, cuando debe hablar, otorga. Está "otorgando" un deber cívico y un derecho. Se está dejando llevar como borrego ahi a dónde lo quieren llevar. El tema es que, cuando se de cuenta..... será tarde.
Besos
PD Ejerzo siempre mi derecho a voto multiplicado. En el caso específico del Parlamento Eu y que me hubiera tocado votar por Suecia, no pude hacerlo por una cuestión técnica. Si voté en las pasadas nacionales.
Muy acertado tu análisis, con unas referencias históricamente probables. Yo no voy discutir contigo el tema, solo hago mi aportación desde mi visión política ante estas últimas elecciones.
Empezaré diciendo que nunca me perdí unas elecciones y que siempre me decanté por algún signo político - que no viene a cuento -; pero sin embargo estas europeas opté por no ir a votar. Entre otras cosas porque:
1º No he visto entusiasmo político por ninguna facción en hablar de Europa, tengo la convicción de que la mayoría de la gente a votado a unos u a otros solo por el color....
Los políticos han dado la impresión de querer mantener el sillón y su status tirándose los trastos unos a otros, sacando trapos sucios y estupideces, pero no han hablado de lo que supondría si unos u otros son elegidos...
2º Me pregunto ¿no voté ya en una elecciones generales? ¿no pueden ser los mismos los que nos representen?¿porque no se mira de otra forma? nos ahorramos unas elecciones e invertimos en lo ahorrado.
Más que una elecciones han sido unas primarias que se van a desembocar en el resultado de las próximas generales si la crisis no se marcha. Está demostrado que un gobierno no cae si la economía va bien...la caída del anterior no se debió precisamente a la economía....
Saludos amigo
Hola Pedro,
Te dejo copia de mi comentario en:
http://hologramablanco.blogspot.com
El pasado 13/06/09:
"Lo siento. Disiento.
No siempre (o nunca) hay porque votar, la abstención es una opción legítima como las demás, también forma parte del sistema y a la vez es contra el sistema.
Las elecciones europeas, por muchas medallas que se pongan algunos, las han ganado únicamente la abstención. Deberían plantearse unas cuantas cosas, no lo harán porque ellos son el sistema.
Otro debate sería el de que la gente progresista se cuestiona más las medidas propuestas, actuaciones de sus políticos, no existe eso de la fe ciega en el mando.
Y otro más es la falacia de que todos los votos son iguales, en España por ejemplo: 1 diputado de I.U. "cuesta" 500.000 votos, uno del P.P. O del P.S.O.E. 50.000 ¿Son todos los votos iguales? NO, NO, y NO, no nos engañemos y que no nos engañen.
Saludos."
Hoy añado:
Es más no me escondo como parece la moda, según he leído hoy en un periódico, me he abstenido con absoluto y total convencimiento. Estoy harto de falsas promesas... Mentiras... Sólo se acuerden de nosotros cada 4 años, cuando se juegan su trabajo...
Te acuerdas del OTAN de entrada no y otras muchas...
No soy rencoroso, tengo buena memoria.
¡Ah! Los anarquistas también existen y tampoco votan.
Bueno, no me voy a enrollar más que esto da para mucho.
Salud y suerte.
Pedro… que bien documentado… claro y conciso. Te felicito. Votar es un “derecho” significa elegir entre una opción u otra… o en su defecto ninguna. La democracia se sustenta fundamentalmente en la libertad… ciudadanos con derecho a elegir y exigir que se cumpla. Derecho que puedo ejercer… votando. Perdón por mi postura… en Argentina es un Derecho y un Deber… dejando eso de lado… costo muchas vidas… muchas lagrimas. Besitos. Silvi.
Cuando se tiene adquirido un derecho, quizás ésta no viene valorado en su justa medida. En cualquier caso, me ha encantado tu exposición sobre la diferencia entra abstención y desistimiento y la política del s.XIX.
Besitos.
Todo el diseño de la Unión Europea, obra tanto de socialistas como de populares, se basa en los principios neoliberales. ¿Puede extrañarnos que una gran mayoría de ciudadanos se abstenga y que aquellos que votan no hagan demasiada distinción entre izquierdas y derechas? El propio comisario de Economía de la Unión Europea, socialista por más señas, manifestaba en una cadena de televisión que en el Parlamento europeo se actúa más por la etiqueta nacional que por la ideológica. Pero si es así, ya que el número de parlamentarios españoles es constante, ¿para qué ir a las urnas?
Yo creo que hay de todo un poco
1. unos no votan, porque no creen en la pureza de las elecciones
2. otros no votan porque estan conformes y se les garantiza lo mínimo, gane quien gane.
3. otros no votan porque se han movido al anarquismo
etc
etc
Yo si ejerzo el voto, es un derecho ganado, y hay que dejarse sentir de alguna manera.
Es un derecho.
Buena entrada.
Saludos.
Para las próximas elecciones a ver si algún partido organizado por ciudadanos Cabreados promueve el desistimiento. Si se contabilizara la abstención en el reparto del señor Hont y a cada escaño que le correspondiera quitaran una silla del Parlamento que fuera, veríamos si nuestros representantes se esforzarían más en hacer buenas pedagogías políticas.
Estoy de acuerdo con BIPO en lo de los sueldos. De percibir 3500 euritos mensuales van a pasar a cobrar el doble más dietas.
Además ni siquiera están de acuerdo en qué clase de Europa quieren.
Hay una cuestión que me tiene preocupada desde hace tiempo. Hay partidos nacionalistas que reivindican la segregación o independencia del país, ERC, y por otra parte nos quieren integrar en una entidad supranacional. Este fenómeno aparentemente contrario es lo que no puedo entender.
Bueno, hay una solucion que hagan el voto obligatorio como en la Argentina.
Un abrazo
Petra
Entiendo como mayor castigo el voto en blanco. El cual ha subido porcentualmente, aunque evidentemente no comparable con la abstención.
Leo en los comentarios que el porcentaje de los parlamentarios europeos pudiera ser variable segun la participacion ciudadana...
Hmmm... al menos un pequeño intervalo de numero de diputados. Sería... curioso. jejeje
Hola a TODOS:
Evidentemente, en mi entrada no cuestionaba la legitimidad de la abstención. Abstenerse, sea cual sea la razón que a uno le lleva a hacerlo, es válido y entra en el juego democrático.
Lo que sucede es que nadie puede apropiarse de la abstención. En mi entrada, negaba legitimidad a los que quieren hacerlo: dentro de los que se abstienen en una votación están los que no creen en el sistema, los que se han desmotivado por unas u otras circunstancias, los que no van a votar porque les parece una pesadez y los que, simplemente, no votan porque hace tiempo que no se informan de las cuestiones políticas.
Pero la mayoría de ellos no votan porque, como digo en la entrada, no entienden amenazados sus derechos fundamentales: si los vieran, acudirían a las urnas o provocarían una revolución. Es decir, la mayor parte de la abstención es una confirmación de que los ciudadanos están de acuerdo con el sistema, no su negación.
Nadie puede apropiarse de un conjunto tan heterogéneo y no se pueden sacar conclusiones sobre ello que incidan en las decisiones políticas posteriores. Ningún partido político cambiará su forma de atuar porque la abstención sea mayor o menor: lo que harán es un estudio de mercado publicitario para una campaña electoral posterior.
Por otra parte, el que se abstiene sin más (es decir, no ejerce con posterioridad a la convocatoria electoral sus convicciones de una u otra manera: alguien que no vota no pierde sus derechos ciudadanos en los países en los que no es obligatorio), que son la mayoría, no pueden extrañarse de que su abstención sea, al día siguiente, nada: un par de días en la portadas de los periódicos, porque finalmente se repartirán los escaños sin contar con los que no fueron a votar. Los que se abstienen sin más, por otra parte, consiguen el efecto contrario al que buscaban. Agravado, además, porque el resultado final convierte en parlamentarios a sectores políticos que no les representan (y apenas representan a procentajes minoritarios de la población) pero pueden tener incidencia en las normas posteriores. Aquellos que en esta ocasión no han votado y pertenezcan, por ejemplo, a sectores desencantandos de la izquierda pueden encontrarse con lo que decía Edgardo en su comentario: una política muy conservadora. Es decir, lo contrario de lo que buscaban.
No es cierto que, en la actualidad, el Parlamento europeo no tenga importancia: según un cálculo, al menos el 70% de la legislación nacional de los países miembros se ve afectada por leyes europeas que se elaboran en ese Parlamento.
El que no vota por convicción política debe seguir ejerciendo su opinión día a día o verá cómo es estéril su acto.
la abstención sería significativa si la ejerciéramos todos, las interpretaciones que has expuesto son totalmente razonables, pero entonces cual es la manera de expresar tu descontento? Yo voté nulo por primera vez, tampoco se que ha podido significar ésto, pero después de mucho pensar y pensar y ver que siempre somos los afectados por todo y los que estamos obligados a pagar por todo y ellos no son capaces de bajar su nivel, me da lo mismo quien me oprima, quien me robe... Huy! es que estoy muy enfadada, todo es muy injusto...
Petonets Pedro
Encarna
Buenos días, profesor Ojeda:
¿Desistimiento social?. La abstención en los Países ricos no tiene nada que ver. Somos egoístas. En el voto, o en la abstención, sólo se busca el interés propio.
Si analizáramos el gran costo que conlleva el mantenimiento de tanta parafernalia inútil, y sus escasos posteriores rendimientos, nos lanzaríamos en picado, para solucionar desde el principio la
igualdad social.
Instalados en la comodidad, no nos duele la situación de los menos afortunados. Hasta que nos toque a nosotros.
Saludos. Gelu
Estoy muy de acuerdo con el comentario de GELU. Aunque tambien pienso que hay demasiada burocracia, demasiados políticos chupando del bote, demasiados "consejeros", demasiados "secretarios" "sub-secretarios" "jefes de gabinete" "sub-jefes de gabinete" "secretarias" "bedeles" "chóferes" "guardaespaldas" = ¡DEMASIADO GASTO! Ésto lo tendríamos que parar los ciudadanos. ¿Votando? Pues, no sé. Pienso que una revolución nos vendría mejor... pacífica pero REVOLUCIÓN. Besotes, M.
Buenas tardes Pedro, desde luego el abstenerse o pasar es nefasto, bien explicado, maestro...
Personalmente y mi familia, hemos votado Nulo y con una papeleta fabricada por nosotros donde se les insta a sobrevivir con mil euros, (que ya es mucho, para mucha gente) y el resto de sus sueldos opiparos lo dediquen ha hacer un fondo para los necesitados, a ver si tienen bemoles.
Ja!!, en la mesa electoral, quizas lo hayan leido, pero , a todo esto creo que a los politicos en general, les va muy bien estos resultados.
Como nosotros algunos mas, pocos, pero espero que en las proximas se difunda mas el castigo ciudadano, a este atajo de vividores que los tienen cojidos por los huevos, todos sabemos quienes, ademas de la buena vidorra que se pegan.
Disculpa mis tacos, pero es que sigo de mala leche.
Saludos cordiales.
Jesus
P.D. No estoy en contra del sistema seria de hipocritas, pero si de que se deje ya de joder con el sistema medieval de reyes y vasallos.
Hola, Pedro. Tal vez se esté despreciando el perverso efecto que tiene el sistema electoral que llevamos impuesto a sangre y fuego y que permite, en su proporcionalidad acomodada a la territorialidad y los cupos, gravísimas injusticias en el reparto de los escaños por el número de votos obtenidos. Pondré un ejemplo: en las pasadas elecciones municipales, Izquierda Unida se quedó a 370 votos de conseguir un escaño en el Ayuntamiento de Burgos, después de recibir más de 4.000 votos. Por gracia de la ley d´Hont, que IU no consiguiera esa cifra procuró que el partido más votado, el PP, se aprovechara de esos votos para sumar un concejal más a su mayoría absoluta. Ese zumo resulta muy agrio de beber, vas a votar para que cambien las cosas y colaboras con su empeoramiento. No es extraño que la gente no vaya a votar si percibe que su voto mo vale nada, de esta manera el sistema elimina poco a poco del escenario político las ideas que no son cómodas para la política liberal. Un saludo.
Santa razón tiene Doña Gelu: Quizás en Europa haya de llegarnos la mierda a las orejas para que empiecen a surgir aquí y allá personajes como Mauricio Funes en El Salvador, o Fernando Lugo en Paraguay, o nuevos Lulas da Silva europeos o López Obradores, o, como apunto en mi blog, un Hugo Chávez alpino que ponga las pilas al panorama político europeo y devuelva la ilusión de futuro a la gente de la calle.
Yo fui a votar pero sin ilusión. Los resultados me aplastaron. Todavía sigo sin entender como Berlusconni puede ser tan votado. De verdad, que no lo entiendo.
Perfecto tu análisis.
Abrazos.
Bueno una segunda lectura más pausada al párrafo en el que se diferencian los conceptos me lo ha dejado mucho más clarito. Y sí, si que parece que hay diferencia entre una cosa y otra.
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