sábado, 31 de enero de 2009

La realidad del soldado, autorretrato cervantino de una mano que acaricia el libro y noticias de nuestro Quijote


Este jueves comentábamos cómo Cervantes, jugando con los recursos literarios, modificaba las modalidades narrativas del Quijote. Lo hace desde el comienzo del libro -desde el prólogo, quizá desde antes-, pero en este capítulo introduce algo especial, que nos acompañará también en la historia del cautivo. Tanto el discurso sobre las armas y las letras como la historia del cautiverio en Argel tienen precedentes literarios, pero Cervantes los supera al introducir el autobiografismo. Sabe de lo que habla al mencionar la dura vida del soldado y del prisionero por los piratas berberiscos puesto que lo vivió en sus propias carnes. Y esa experiencia, traducida en literatura, aleja ambos textos -el discurso y el relato- de sus precedentes. Percibimos, desde el principio, ese juego.

Cervantes, en un pasaje de su vida no del todo aclarado, abandona sus estudios en España y, posteriormente, su trabajo entre papeles para enrolarse como soldado en los famosos Tercios españoles. Como tal, durante años, conoce la vida dura del soldado de la época, la holganza en los momentos más tranquilos y la violencia de la guerra -sufre heridas graves, tiene un comportamiento heroico-. Aquellos soldados españoles -o los mercenarios que para el Imperio trabajaban-, participan victoriosos en los escenarios principales de las luchas europeas. Durante décadas se convierten en el ejército mejor preparado, con mayor capacidad técnica. Son una herramienta perfecta para el mantenimiento de la presencia española en territorios cada vez más hostiles e implantar la política diseñada por la Corte de los monarcas españoles del XVI y del XVII. Estos reyes empujaron a la Corona española a un Imperio que queda muy bien en los libros de Historia pero contribuyó a desangrar España hasta el punto de que su máximo esplendor fue la base de su posterior decadencia.

Los jóvenes españoles tenían muchos motivos para alistarse en los Tercios: una combinación de sueños de gloria, sentimiento de orgullo colectivo en una empresa común del país, huir de la miseria económica y conseguir una pequeña fortuna -económica y personal- que les permitiera mejorar o lavar una mancha o un crimen en su pasado. No sabemos bien qué le llevó a Cervantes a apuntarse. Hay teorías que lo hacen un convencido contrarreformista, otras le hacen joven aventurero. Es muy posible que tuviera algo que ver su salida precipitada de España y la intención de saldar lo que la hubiera provocado. O quizá una mezcla de todo, casi seguro.

Cuando Cervantes pudo regresar a España tras su cautiverio, se encontró como muchos otros excombatientes de todos los tiempos. De aquellos jóvenes que volvían heridos, mutilados o simplemente envejecidos, pocos o nadie se ocupaban. Si no habían tenido suerte con sus pagas o con los botines de guerra, volvían con poco más que con sus hojas de servicio. Algunos consiguieron ejercerlas como cartas de recomendación, pero la mayoría no. Las calles de las ciudades españolas se llenaron de estos hombres que marcharon hacia la gloria y que dejaron su sangre y la de sus compañeros por media Europa.

El golpe que recibiera Cervantes debió ser brutal porque, además, él no pudo volver directamente para sacar provecho de su participación directa en algunas de las acciones más recordadas por la historia. Después de unos años, a pocos importó lo que decía aquel hombre y tuvo que intentar otros medios para ganarse la vida. Siempre se mostró orgulloso de su pasado militar, pero no dejó de manifestar en su obra lo poco que importaba aquello en esa España que, de tanto crecer, se había vaciado.

Un autorretrato con mano y anillo acariciando un ejemplar del Quijote.



Selma, autora del cálido, comprometido y acertado blog Desde mi jaima, me envió, susurrando en el correo, este autorretrato en el que acaricia un ejemplar del Quijote. El anillo contiene secretos de amatista que sólo los iniciados podrán conocer y la mano que roza el libro arranca todas las certezas de una mirada. Gracias, querida Selma.

Próximos autorretratos: Jan Puerta y Pancho.

Recordad que todos podéis haceros un autorretrato en el que se os reconozca o no. La única condición es que aparezca un volumen de la obra o estéis en actitud quijotesca. Mandádmelo por correo electrónico para publicarlo. Será un buen testimonio de esta locura colectiva y pensaremos qué hacer después con todo este material tan interesante.

Noticias de nuestro Quijote

Abejita de la Vega, a partir de mi reflexión del pasado sábado sobre la leyenda de las cautivas y de las cristianas secretas, nos recuerda cómo el folklore ha conservado esta figura hasta hace muy poco en los juegos infantiles: Romance de las tres cautivas. También ha publicado su comentario al capítulo de esta semana y razona, como mucho acierto, sobre el discurso y los motivos autobiográficos que contiene.

Ele Bergón nos regala un texto de Kafka sobre Sancho y la composición del Quijote: una verdadera contravisión que merece la pena leer con calma: La verdad sobre Sancho Panza.

Manuel hace un comentario muy oportuno del capítulo de esta semana, con una pregunta muy inteligente sobre la dualidad permanente en la obra entre las armas y las letras, que sabe encuadrar muy bien en el contexto histórico en el que vivió Cervantes. También, después del éxito del Manifiesto por la solidaridad, nos retorna a la locura de nuestro empeño publicando una imagen que une los dos empeños.

Javier G. Riobó ilustra el capítulo de esta semana con tres imágenes extraordinarias, que lo resumen y amplían, en un juego de miradas actual sobre la propuesta cervantina, hasta llegar a los demonios finales. No os la perdáis.

Antonio Aguilera ha podido recuperarse, por suerte para todos, y nos regala una perla en compañía de Ojito saltón al comentar el capítulo XXXVI: entre bromas y veras, como siempre hace en su comentario, singulariza al Quijote por su estilo de todos los fáciles imitadores. La foto es impagable.


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22 comentarios:

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Me encantó el encuadre histórico que le has dado al resumen de la semana. Cierto que en la época, el ejercito era una salida para aquel que pasaba necesidades o padecía penurias y persecución; era una forma de redimirse... ocurrió que la crisis pudo con todo, hasta con el ejército... saludos y que se acaba el fin de semana !!!

Francisco O. Campillo dijo...

Sabes que la faceta Cervantes-Soldado me atrae sobremanera. Entre otras cosas, porque creo que no ha sido suficientemente estudiada y porque es muy dificil "contextualizarla" desde nuestra óptica actual.

Tu post es muy esclarecedor. Hubo un momento, en el que los jóvenes de aquellas españas no tuvieron más opción para salir de la miseria que la milicia. Así fue, guste hoy más o menos.
¿Como eran aquellos ejércitos que en algún caso estuvieron 10 años -diez largos años- sin cobrar la paga antes de amotinarse? Y cuando lo hicieron -amotinarse varias veces- jamás hubo tropas más disciplinadas.

Cervantes fue uno de ellos y parece ser que no anduvo a la zaga en valor. Y no fue el único: Calderón, Lope de Vega, Bernal Díez del Castillo, y otros menos conocidos, conocieron que es ser compañero -de "compartir el paño" que te protege en la noche- antes de entrar en combate.

Hablas de aquella España que de tanto crecer, se vació. Me gusta la paradoja. Para terminar dejo una frase de Claudio Sánchez Albornoz que cito de memoria:

Castilla construyó a España, y España destruyó a Castilla.

Otra paradoja.

Anónimo dijo...

“…No dejó de manifestar en su obra lo poco que importaba aquello en esa España que, de tanto crecer, se había vaciado.” Remate para enmarcar, por cervantino. O mejor enmarcamos la entrada completa. pancho

Martine dijo...

Ante todo un agradecimiento emocionado por tus cálidas palabras, Pedro...
Y callaré las propiedades atribuidas a la Amatista, no sea que parezca que tenga la misma dolencia que nuestro Caballero Andante...

La "fortuna" en ambos sentidos de la palabra, de los excombatientes depende de que vuelvan victoriosos o no...
En aquel entonces y ahora...

La foto de Antonio Aguilera y su Harén ;-) No comment!!! Recuperación espectacular!

Un beso agradecido y cariñoso ... Querido Profe....

Y mi ENHORABUENA POR TU TRABAJO CON CORNELIVS... Para recordarlo toda la vida!

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Leido tu comentario. Espero tus noticias con impaciencia.

UN ABRAZO PEDRO.

MAMEN ANZUÉ... dijo...

Las batallas se ganan en el frente y Cervantes quería también ganar batallas aunque las suyas eran mucho más interiores¡¡;))

TE DEJO UN BESOOO Y BUEN FINDEEEE¡¡

Anónimo dijo...

Qué gran propuesta! Alguna vez intenté leer el libro más importante de la literatura en castellano y por poco muero en el intento. Voy a ver si consigo un ejemplar y ponerme al día.

Merche Pallarés dijo...

Pobre Cervantes ¡lo que debió de sufrir en su época!
Hoy en dia tambien los jóvenes se están apuntando al ejército. Dices que no se sabe bien porque Cervantes se alistó a los Tercios; no sería, una de las razones, ¿su homosexualidad soterrada? Es que me ha venido a la mente el análisis del SR. DE LA VEGA (por cierto ¿dónde estará?) referente a Lotario cuando se fué a la guerra...
Muy bonita la foto de la mano con el anillo misterioso de SELMITA. Me voy a visitar a los enlaces. Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

MANUEL: y, como siempre, los menos culpables fueron los más perjudicados. Saludos.

FRANCISCO: hace poco se ha descubierto, en un Archivo vallisoletano, el itinerario de la compañía en la que se enroló Cervantes, con lo que se conocen algunos de los lugares italianos en los que estuvo con casi total seguridad.
A pesar de ese hallazgo, poco más se sabe de su día a día. Cuántos misterios en la vida de nuestro mejor escritor.
Aquellos soldados, que constituían la base militar del Imperio, no fueron bien tratados. Es casi lo único que me gusta de la serie de Alatristte de Pérez Reverte.
España era (y es) un país de paradojas.

PANCHO: gracias. Dentro de dos semnanas, al fin conocerán tu imagen los lectores de La Acequia.

SELMA: gracias a ti, querida Selma, por enviar tu foto. Sabía que econtrarías la forma de hacerla contentándote a ti y a mí. Un beso Y GRACIAS.

CORNELIVS: dame unos días para perfilarla.

MAMEN: las tuvo de todo tipo, externas e internas, miserables y grandiosas. Sólo salió con bien en la escritura.

XAVIER: anímate. Puedes comenzar por la primera entrada, yo te contestaré. O sumarte desde la próxima.

MERCHE: tanto en la mlicia como en los seminarios, la homosexualidad siempre ha sido una realidad, en efecto. ¿Fue eso lo que le empujó? Quién sabe. Quizá. Creo haber hablado aquí de que existe una teoría que le hace homosexual: de ahí su suerte en el cautiverio.
Besos.

Gracias a todos por vuestros comentarios.

Ele Bergón dijo...

Me cuesta imaginar a Cervantes metido en batallas de armas. Es verdad que estuvo y muy metido,pero me cuesta imaginarlo.

Un abrazo

Luz

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

OK, amigo Pedro.


En cuanto a tu entrada de hoy...me da pena Cervantes. Pena que, despues de haber dedicado su juventud y su pasión a luchar por su pais, a su regreso pasara a enfilar ese gran numero de ex-soldados a los que nadie agradecia sus servicios prestados.

Desilusión, tristeza, desencanto...Cervantes debió de pasarlo mal, amigo.

UN ABRAZO.

Serendipity dijo...

Menudo un sortijon de obispo que te adorna!!!! La mano se ve preciosa! Feliz semana!

María dijo...

Me ha gustado mucho la foto que ha enviado Selma posando la mano sobre El Quijote.

En cuanto a tu post muy completo.

Gracias por comunicarnos las novedades.

Un beso.

La Maga Gris dijo...

Hola,

Quería felicitarte por tu blog... llevo días acercándome... y es que me llena de ganas de vivir para leer...

Un saludo

isla_errante dijo...

Siempre en todas las guerras son los soldados los que hicieron la guerra y algunos con lo que robaron en territorios conquistados los que hicieron su fortuna , ese no pareció el caso de Dº Miguel que le costo tiempo lograr reunir el dinero para poder pagar su liberación , un beso

matrioska_verde dijo...

me gusta el autoretrato de hoy... una mano puede decir tantas cosas...

bicos,

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ELE: lo estuvo. No se sabe bien por qué, cómo, pero lo estuvo. Quizá eso le hizo ser Cervantes. Un abrazo.

CORNELIVS: una época que no pagó bien a su gente. Un abrazo.

SERENDIPITY: y sugerente. Feliz semana.

MARÍA: gracias a ti por seguirme. Un beso.

LA MAGA GRIS: gracias, sabes que serás siempre bienvenida por aquí. Un placer que te pases. Un saludo.

ISLA: no, no fue su caso, evidentemente. Un beso.

ALDABRA: puede hablar por sí sola, en efecto. Besos.

Anónimo dijo...

Muy acertado. La vida de Cervantes, en sí misma, es todo un argumento de lo más atractivo sólo contando con los hechos documentados. Me extraña que a raíz de su biografía no haya surgido ninguna superproducción de ésas que de cuando en cuando llevan los hechos y personajes históricos a las pantallas, para bien o para mal de la propia Historia.

Silvia_D dijo...

Cada vez mejorando las colaboraciones, todo un placer recorrer los enlaces.

Besos, niño

Pedro Ojeda Escudero dijo...

PABLO: como recuerdas, hubo una extraordinaria serie de televisión, pero hay hueco para más. Me da miedo proponerlo, dados los guiones que veo por ahí, pero es cierto: ¿dónde están nuestras películas sobre Cervantes?

DIANNA: todo un placer contar contigo. Un beso.

CarmenS dijo...

Me he preguntado muchas veces si Cervantes, que llegó a ver el éxito del Quijote en vida, se imaginaría que la historia le recordaría como un gran novelista. ¿Qué pensaría ahora al ver cuánta gente le alaba, le recuerda, le considera uno de los personajes más importante de la cultura y la lengua castellana? ¿Qué sentiría al saber que su novela ha sido leída por millones de personas a lo largo de cuatrocientos años en tantas lenguas?
Y me pregunto también, si supiera todo esto, ¿cambiaría toda la gloria póstuma por mejorar sus condiciones de vida, por librarse del cautiverio y la prisión, ´por conservar su brazo, por redimirse de conflictos familiares?
No sé que responderme, en serio.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

CECILIA: son magníficas preguntas. Ahora bien, hay que contextualizarlas en la época: ser un buen novelista no daba prestigio literario, quizá fama (menos que el teatro), pero no gloria literaria: esto quedaba reservado para los poetas.
Pero son buenas preguntas. Él intentó tanto ser reconocido como gran escritor, que cuando le vino la fama era viejo y con problemas. ¿Qué sintió por dentro, amargura, venganza, justicia?