No solemos pensar en la muerte más que cuando nos roza suave o nos golpea inmisericorde, cuando nos acaricia el rostro o nos hurga en las entrañas con la dureza de un puño armado. Tengo algunos ritos que me relacionan con la muerte, ritos que nacen de mi propia perplejidad ante el hecho de estar vivo. Uno de ellos, el que puedo contar hoy, es acercarme a visitar la tumba de Ventura García Escobar siempre que voy, con tiempo, a Medina de Rioseco. Mi relación con este escritor riosecano del siglo XIX no es familiar. Realicé mi primer trabajo de investigación serio sobre él. He cumplido siempre esta visita. En la última, el panteón familiar olía a velón y flores que alguien había colocado en recuerdo de un descendiente suyo muerto hace poco.
En esta reciente visita, bajando la cuesta del cementerio de Rioseco, hacia el Sequillo, pensaba en lo poco que nos ocupa la muerte hoy en nuestro primer mundo a diferencia de lo que sucedía en tiempos de nuestros padres. Hace tan poco que parece sorprendente el cambio, España era un país enlutado: se vestía luto o alivio de luto (¿los jóvenes de menos de 20 años conocen el significado de esta expresión?), las novias se casaban de negro en demasiadas ocasiones por la muerte de un familiar, los hombres llevaban bandas negras en las americanas. Mucho de aquello era sólo por mera costumbre o evitarse comentarios, pero la muerte estaba presente de forma cotidiana en las reuniones de las familias y los muertos parecían tener siempre un plato en las mesas.
Hemos expulsado de nuestro entorno la muerte y pensamos poco en la única certeza del ser humano, como si nunca fuera a suceder. La muerte de uno, en sí mismo, no es buena ni es mala, sucede. De la muerte de los próximos hemos creado la religión consoladora y la fiesta superadora. De la muerte de los enemigos el canibalismo o la saña del vencedor. Algunos son capaces de la piedad y el perdón, otros guardarán siempre el rencor por el desaparecido. De la muerte del ser amado surge la locura o la negación. A veces, la aceptamos y somos sombras.
En el cementerio de Rioseco había cumplido mi visita y recitado un breve poema de don Buenaventura. Con respecto a mi última visita, alguien había mandado limpiar la piedra del panteón y adecentado su interior, quizá intuyendo su propia muerte.
Por la pequeña cuesta del cementerio, con las torres de las iglesias de Rioseco al fondo, iba pensando yo en la muerte y en lo extraña e incoherente que se me hacía la vida en aquel mediodía soleado de octubre. Ensimismado, solo y perplejo.
13 comentarios:
Hoy precisamente, es curioso, he oído en la radio algo respecto a que “alguien” (mira que tengo la costumbre, la mala costumbre, de oír la radio sin escucharla, y claro me ocurre que las noticias, comentarios o similar se me quedan a medias, como esto por ejemplo) no sé si algún científico, investigador, no sé si americano o de qué nacionalidad estaba estudiando la posibilidad de “adivinar” (no sé si por estudio genético, ahora lo de los genes se utiliza para todo) la fecha de la muerte de las personas.
Joder, qué terrible, qué agónico, qué angustioso y ansioso.
La muerte está ahí. Pero tal vez el hecho de saber exactamente cuándo llega nos ahorraría muchos disgustos, o no.
La muerte es un tabú, en esta sociedad del bienestar, y porqué pues porque la alejamos de lo cotidiano. Sí, es cierto, en los telediarios está permanentemente, pero no está en nuestras casas, a los viejos se les retira a las residencias, a los enfermos a los hospitales y a los muertos a los tanatorios. Sí, la muerte y todos sus “fantasmas” están fuera de lo cotidiano. Antes la gente se moría en casa, los velatorios eran en las casas, se vestía en casa a los muertos. Ahora ya no, la muerte es un tabú.
Yo soy de esos que prefieren no pensar en la muerte, a pesar de ser, como dices, lo único certero de nuestras vidas. Ya que no conozco nada más que lo que vivo ahora, prefiero sacarle el máximo partido. Quizá es el miedo colectivo el que encierra en los tanatorios la muerte y toda su simbología, incluidos los lutos. A fin de cuentas, la pena por la pérdida va a ser la misma aunque tu vestimenta no sea negra y ese color no te haga ser centro de atención de miradas compasivas al caminar por la calle.
Saludos.
Puede ser que cada vez nos preocupemos por la muerte, pero es paradójico porque cada vez hay más ancianos
Pues yo, como Antonio, prefiero no pensar mucho en la muerte porque sí le tengo panico a algo es a eso... Me angustia pensar que un día no estaré o no estaran aquellos a los que quiero. Me agobia pensar en ella. Tengo otros miedos (típicos y normales: andar sola por la calle por la noche... etc) pero el miedo a la muerte es super agobiante...
Besicos! Y tienes razón, aunque no es lo mismo, ahora tengo a Morgana y eso es mucho mejor que estar solita ¿no?.
Mi abuela con 95 años a punto de cumplir, viviendo en una residencia, con la cabeza en un estado estupendo, pero con un cuerpo que se va apagando, ella como tantos otros viven, y yo me pregunto cada día que voy a verla: "para qué?", no tiene ningún sentido, al menos para mi, tal vez para ella sí, porque aunque se va atenuando, ella se aferra a la vida. Los adelantos por otra parte hacen que esa vida-muerte se les alargue. Cada día a la hora de la merienda le dan un chute (de proteínas-vitaminas) y mientras tanto, allí sigue. Ella y tantos otros, viviendo para ....morir, tal vez? no, tal vez no, fijo, pero sinceramente, no sé si yo quiero llegar tan lejos.
Que tengáis un buen día de vida...
Gracias a todos por vuestros comentarios y perdón por la tardanza en contestarlos. Sabéis que he estado muy liado.
PILAR: gracias por compartir estas emociones que tan bien expresas. Y cómo comparto lo que dices en la reflexión sobre tu abuela.
ANTONIO, JONATHAN, NEREA: cada vez pensamos menos en la muerte y también les pasa a los ancianos. En el fondo, en el mundo occidental hemos construido una sociedad que se asemeja mucho a un parque temático. Y en estas atracciones, todo es pura diversión...
Primera asociacion al leer esta nota: La pelicula VOLVER de Almodobar. Me encanto!.
Tema: no me da miedo la muerte, en absoluto. En todo caso, me da miedo a no vivir plenamente. Es mas, me anoto a una rapida e indolora, SIN PROLONGACION DE VIDA ARTIFICIAL. Estoy lista, pero no tengo prisa.
Justamente quiero dejar un escrito ante notario publico, porque las leyes y definiciones cambian de pais a pais y mejor que este escrito para simplificarselo a mi hija.
Luego, entierro? no. Las tumbas me dan claustrofobia. Sera Creamacion y mis cenizas esparcidas en el Mediterraneo, claro que le dije a mi hija que elija un dia sin viento, para que no se le vuelen a la cara. (Entendio el punto de que no tendra que velar por el cuidado de una tumba por el resto de su vida ni pagar cementerio). Esa sera mi unica ceremonia de despedida, mas por ella que por mi..........total ya no estare.
La sociedad y sus ritos:1- Conozco el tema del luto en España. En Suecia es Blanco. Etc. y lo que cobran los cementerios por una parcela de tierra en Argentina.
Todo un comercio indecente que lucra con el dolor los deudos.
Aqui no esta permitida la Cremacion. Pero saldre rumbo a algun horno en otro lado con mi pasaporte sueco, si es que sigo aqui para entonces.
2- Negacion del paso del tiempo en rituales que perpetuen la eterna juventud.( cirugias estetica, botox, tinturas, estiradas...)
Se de la existencia de un grupo que se llaman "los inmortales" que convencen a los giles que van de que pueden vivir 300 años si hacen esto o lo otro....
3- Seres queridos, si. He perdido he llorado y he sobrevidido.
2nda asociacion: ritos funerarios en las culturas antiguas. Mohan Jo Daro, cult Minoica,Asiria, Egipto, Grecia, Roma, etc.
Fustel de Coulanges y la Ciudad Antigua.
Y para terminar... vere que encuentro sobre Ventura Garcia Escobar en internet.... mañana.
Besos
PD en Suecia, los deudos se despieden en la iglesia. No entierran en invierrno. te imaginas, cavar en la nieve!!!.
Pero en Finalandia!!!!!! una vez tuve como compañero de avion a un enterrador de un pueblo al Norte de Helsinski. Hacia alr. de 600 entierros al año y vieras los musculos que tenia!!!. Me explico como derretian la nieve para cavar la foza. Costumbres! Costumbres!
Quid meditatio mortis extensis la mia. Excusa Me! Acta est fabula.... ahora me voy a dormir. Beso
MYR: el enterrador finlandés tiene una novela dentro. Duerme para despertar. Besos.
Y mientras el duerme, ya esta volando hacia aqui tu libro. Creo que llegara en 2 o 3 semanas!
Hoy, aquel que
"Yace detrás de esta pira
quien su patria honró
y a Castilla conmovió
con los ecos de su lira"
Hoy, aquel pelirrojo de los ojos garzos, me ha llegado a través de tus palabras y vive en el recuerdo!
Qué maravilla, MYR. Espero que te guste. Un beso.
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