Entrar en el pasaje es certificar como notario la oportunidad del escenario elegido por parte de los alucinados expedicionarios de Óscar Esquivias en La ciudad del Gran Rey. A la espera de la novela que cierre el ciclo dantesco iniciado con Inquietud en el Paraíso y nos lleve hacia el interior de nuestro propio infierno, el paseante cree atisbar, en las ventanas, miradas suspicaces de gente a la que la realidad se le ha hecho extraña y que aun no ha descubierto la clave para aventurarse segura en la ciudad cambiante.
El balcón, que uno juraría soñado, parece descender hacia la sombra, desesperadamente huyendo de la luz de este mediodía que ya es de otoño. Qué extraño balcón. Qué extraño pasaje en el que desaguan todas las desorientaciones del paseante. No sé cómo he terminado hoy aquí, tampoco sé si he llegado a salir y aun estoy, agazapado en un rincón, a la espera de que reine la noche y mi sombra no me delate.
[En realidad, la perspectiva que yo quería retratar era ésta, pero ya lo hizo hace semanas Nacho Carreras, mejor que yo.]
9 comentarios:
Hola!
Creo que dedicare este fin de semana a leer el máximo de los artículos que has ido escribiendo en tu blog. Como ya te conte aún necesito aprender sobre como expresar con letras aquello que quiero contar y sé que al leerte, además de disfrutar de la lectura, voy aprender mucho.
Saludos!
Gracias por tus inmerecidos halagos, las tuyas son preciosas.
Salud y suerte.
Nacho.
Me encantan los contrapicados y esa mirada al cielo, en cierta forma al vacío, al silencio.
Fotógrafo es el que tiene mirada, su mirada; tú la tienes, no te menosprecies.
"Qué extraño pasaje en el que desaguan todas las desorientaciones del paseante."
Lamentablemente, y aviso que me voy a poner prosaico: No son unicamente sus desorientaciones las que algunos paseantes nocturnos vierten en ese pasaje....
Hola a todos y gracias por vuestro comentarios.
NEREA: aquí todos somos novatos, pero encantado de que me leas con esa atención. Y en lo que pueda servirte.
NACHO:Salud y suerte.
JAVIER: la mirada es la clave de todo, como demuestras en tu blog en cada entrada.
BLOGÓFAGO: sólo los burgaleses podían comprender la polisemia del término, lógicamente (quizá Esquivias nos depara esa sorpresa para el tercer volumen): entre lo poético y lo prosaico que cada uno se quede con lo que mejor le vaya (según días y horas, claro). Aviso para los no iniciados: el Pasaje está en una de las zonas más importantes de las salidas nocturnas de los jóvenes de la ciudad. Y prometo que, el día de referencia de la entrada, sólo pasaba por ahí.
El texto es magnífico y la foto muy sugerente.
El balcón parece descender hacia la sombra y ocultar desesperadas figuras que otean las vidas de los viandantes sin perspectivas, planas y negras, como los presos de la fría caverna de Platón.
La primera foto es impresionante, como si los bloques formaran un encuadre al cielo.
Un abrazo Pedro.
Por lo que se ve la fotografía debe ser una de tus mayores aficiones, tendrás un buen book de fotos sin lugar a dudas.
lástima de los olores. . . aunque debo confesar que siempre me ha llamado la atención ese desapercibido atajo ;D
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