sábado, 29 de septiembre de 2007

De mecenas, fundaciones y cultura filantrópica.

Me escribe un amigo, a partir de mi entrada de ayer, que echa de menos la función pública que cumplían, en otros tiempos, los mecenas. Le contesté que, en España, nunca ha habido demasiados y, sobre todo, que desde hace más de un siglo, excepto destacados ejemplos, se ha perdido la cultura del mecenenazgo para delegar esa función en el Estado de forma casi exclusiva. Y allí acudimos todos para conseguir la beca y la subvención. Y que la administración, por lo general, no nos pide más resultado justificativo que un informe banal escrito en un par de folios.
En el mundo anglosajón existe una especie de consenso por el cual la persona que se ha enriquecido gracias a una comunidad -con o sin su aprobación de los métodos empleados- devuelve parte de los beneficios con donaciones (hospitales, bibliotecas) y ayudas a los investigadores y artistas de esa misma comunidad. Y, además, le desgrava en su declaración fiscal.
Aquí, hace unos años, se copió el sistema de las donaciones y Fundaciones, pero se trivializó puesto que, en su mayoría, estas instituciones son un entramado administrativo y económico de difícil explicación y con escasos controles, subordinadas a los caprichos de quienes las dirigen. Por otra parte, la mayoría de las Fundaciones que conozco administran dinero que ya es público y no privado o que, según la ley, debe serlo para cumplir con aquello a lo que están obligadas las instituciones bancarias. Es muy pequeña la cantidad que aportan los benefactores individuales.
Si las fundaciones institucionales suelen ser la forma de canalizar el dinero ya público cuando no la gestión de la publicidad de los políticos, las personas que se han enriquecido lícitamente con su esfuerzo aquí suelen guardarse el dinero en el calcetín, a un tanto por ciento de revalorización elevado que supone un gran coste para la sociedad que ha contribuido a su enriquecimiento. De las formas ilícitas, por supuesto, aquí ni hablamos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En esta mañana de sábado, que uno está en casa griposo, bajo el efecto de las pastillas que palian la fiebre, me ha dado por trastear en este índice de temas que tienes a la derecha del blog y me he topado con esta entrada sobre el mecenazgo que me parece de lo más clarividente que hayas escrito y, por supuesto, lo más acertado que haya leído sobre el tema.

Cuando vemos la realidad anglosajona, con esos museos donde el Estado no pone ni un céntimo en su gestión, nos damos cuenta de que aquí estamos a años luz de su sensibilidad, no sólo con la cultura, también con la jardinería, los animales …

Esta entrada merece reposición, como las buenas películas.
pancho

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Querido PANCHO: es muy agradable tu atenta lectura de entradas antiguas y tus comentarios tan amables. ¡Algo de bueno tiene que tener la gripe! Gracias y que te mejores.