viernes, 27 de julio de 2007

El emperador César Augusto en el Puente de Trisla.

[Puente de Trisla sobre el Brullés, Sasamón]

En este lugar, en el que entran a cuchillo los vientos desde la Peña Amaya, es fácil imaginar la historia. Aquí se asentaron las legiones romanas que luchaban contra los cántabros. César Augusto, en persona, quiso saber cómo eran aquellos que se negaban a Roma. Hoy no queda casi nada del puente original. Lo que vemos es reconstrucción medieval, pero aun se adivinan las trazas romanas y, entre las hierbas, la calzada. Camino de Villasidro (Villa Exedra, la frontera romana en aquellos tiempos) dejamos atrás la imponente iglesia-catedral de Sasamón. Lo penoso es que este puente, que ha sobrevivido a tantos siglos, cada mes tiene menos piedras...
Es fácil imaginar por estas tierras al emperador, sentado en la ribera del Brullés, cerca de la vía que vertebraba su poder y permitía moverse a las tropas con rapidez. Con el cierzo en el rostro, se quedaría mirando la imponente mole de la Peña y se preguntaría quiénes eran aquellos hombres que preferían vivir allá arriba cuando él traía la civilización y el orden. A su espalda, la ciudad romana, Segisama, asentada sobre una loma y una de las más florecientes en aquella época en la zona, se ajetreaba en su vivir cotidiano, tan unido a las fuerzas militares.
Y Augusto seguía parado allí, frente a la Peña, hasta que se encogió de hombros porque, decididamente, un romano como él no podía comprender a aquellos bárbaros que defendían una vida tan poco adecuada para los nuevos tiempos. Los conquistaría, se dijo, y así llegarían a comprender las bondades del Imperio.
Hoy busco los rastros del César. En su lucha por la uniformidad, ¿había algo de espacio para la diferencia? La romanización no fue tan simple como nos explicaron de niños. El viento me hace preguntarme, tan lejos de Augusto, dónde están los límites: globalización, uniformidad, diversidad, integración, convivencia... ¿Los imperios de hoy no son como Roma? Y en esto, ¿qué papel nos queda a los bárbaros? Debo volver por estas tierras para seguir pensando.

10 comentarios:

Caelio dijo...

Poco se sabe de la vida de los cántabros, espacio que se deja para la mitificación de personajes dudosamente históricos. Se sabe que su resistencia fue encarnizada y los romanos adoptaron para sus legiones el cantabrorum en honor a la valentía arrojada por los bárbaros. Las legiones romanas exhibieron desde entonces ese pendón que no es otro sino la actual bandera de Cantabria.

Efectivamente Pedro, la romanización no fue tan sencilla como nos han contado. Cada verano hay nuevos datos que desmitifican los alardes guerreros que están reflejados en los antiguos escritos del Imperio. Las campañas del César eran relatadas por escritores a sueldo que magnificaban al enemigo para así engrandecer la gesta de las tropas imperiales. Los arqueólogos, ayudados por historiadores, antropólogos, etc, definen nuevas líneas en la forma de vida de los pobladores prerromanos de la península. Mi admiración hacia ellos que reescriben la historia en las piedras.

Entre otras cosas por esta resistencia ante un Imperio soy celtíbero. Yo solo contra todo lo arcaicamente establecido, yo sólo contra los lastres que impiden los progresos.

Un saludo desde la República aledaña.

Vocal a dijo...

Muchas gracias por tu comentario. Yo también visitaré tu blog con asiduidad.
Saludos afines desde Barcelona
Agustín
gmunter@hotmail.com

Caelio dijo...

perdón. Hay un error. La actual bandera de Cantabria nada tiene que ver con el cantabrorum. Es la pseudoficial.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Querido Caelio: a veces, los símbolos más queridos no son los oficiales. Puede pasar con el lábaro cántabro: http://es.wikipedia.org/wiki/L%C3%A1baro_c%C3%A1ntabro
Y, efectivamente, la historia no es nunca de la sencillez con la que nos la contaron.
Veo que sigues activo desde tu retiro luso.

Bienvenido, Agustín. Te leo con frecuencia.

Belnu dijo...

Qué bonito puente lleno de hierba, qué ganas de ir allí a descalzarme... si condujese lo haría. Llegará algún tren?

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Estimada Isabel: ese es uno d elos problemas de estas tierras, nunca llega el tren. Puedes combinarlo con los coches de línea (se siguen llamando así). Pero no te aconsejo que vengas en verano: la visión idílica falsea, la hierba es dura, la tierra seca, el sol cae a plomo. En primavera: por abril, mayo. Aunque si vienes ahora comprenderás muchas cosas de estas tierras.

Anónimo dijo...

Pedro, me ha encantado este comentario sobre Sasamón.
Es una zona que conozco bien porque mis raices familiares provienen de aquella tierra...
Yo misma hace años decidí emprender el viaje a la inversa, y de Segisama me fui a la capital del Imperio, donde viví algunos años.
En la Vía de los Foros Imperiales se levanta una estatua de Augusto, análoga a otra que conmemora en una plaza de Sasamón la visita del Emperador. Muchas veces me he preguntado que pensaría el César de los actuales romanos que van a 1000 por hora sobre sus vespas. Seguramente que son unos bárbaros, lo mismo que los cántabros que estaban al otro lado de las montañas.
La deshumanización afecta a todos, tarde o temprano y no hay civilización que valga para acabar con ella...
Gracias de nuevo por el comentario!

Pedro Ojeda Escudero dijo...

NOVENTERA: ¡Qué sorpresa! Todos los caminos conducen a Roma... Gracias por comentar este texto meses después de que fuera escrito.
Saludos.

Anónimo dijo...

"la romanización no fue tan simple"...la civilización.


Me agrada pero no me es útil. ¿Sera acaso que no es su intención serlo?. Después, "creative commons", no hay necesidad de advertir, en cambio;advierto que falta atender la estética.
Me agrada pero "entra a cuchillo".

Pedro Ojeda Escudero dijo...

ANÓNIMO: No entiendo muy bien tu comentario. Quizá por lo esquemático de la sintaxis de su redacción. Intuyo que dices que te gusta y te agrada mi entrada, pero la ves defectos históricos y estimas que le falta atender la "estética". No sé si lees habitualmente la Acequia. De hacerlo, comprenderías mejor mi texto. Evidentemente, en este caso, la entrada es una creación literaria a partir de hechos históricos. Te agradezco que te guste, te agradezco que te molestes en comentar una entrada de hace tantos meses y espero que me remitas más explícitamente tu comentario. Y, como a todos los comentaristas de mi blog, te animo a que salgas del anonimato y, al menos, crees un perfil para identificarte. Un cordial saludo.