martes, 15 de mayo de 2007

Chapuzas.



Hoy no me pidáis mucho.
Esta tarde comencé por rematar algunas cosas de esas que siempre quedan pendientes tras una mudanza o después de que te traigan un mueble nuevo. Y me encontré arreglando pequeñas chapucillas a las que había aparcado para un momento mejor.
Me planteaba, según colocaba un cuadro, relacionar este estado en permanente traslado, con lo que ha sido mi vida en los últimos años: un ejercicio constante de cambio sin un destino cierto final. Y reflexionaba sobre cómo he llegado a esto. Me sonreía al pensar cómo algunas personas me creen estable y seguro. Quizá lo sea, pero, como todos, fundamentalmente soy un superviviente al que, de vez en cuando, le toca hacer arreglos en las cosas que ha ido dejando para luego. Hoy lo expreso centrando esa puerta de los muebles de la cocina o colgando ese paisaje apoyado en una pared durante meses. Mi vida seguirá en permanente cambio y yo me iré adaptando a ellos. Algunos se me impondrán, por otros o por las circunstancias y el sentido de la responsabilidad, aunque renuncie al camino recto hacia lo que deseo. ¿Tendré algún día ese lugar en el que decir: "ya estoy aquí"? Mientras tanto, voy haciendo estas reformas.

3 comentarios:

Sonia San Román dijo...

Hola Pedro.
Yo también veo las casas como un reflejo del estado de ánimo o del alma de sus propietarios.
Quizás estés tratando de poner en orden algunos pensamientos que andaban por ahí balanceandose como cuadros torcidos.
Espero que el taladro y el martillo te ayuden.
Yo también tengo que recoger la casa un día de estos...

Belnu dijo...

Yo puse esta cita de Marina Tsvietáieva (Un espíritu prisionero) en un cuento mío:
"Llegué y vi: la vida es una estación.
Inútil deshacer las maletas."

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Sonia: siempre hay arreglos pendientes. Ahora, por lo menos, pongo cuadros donde no los había.
Isabel: Buena cita. A veces, es mejor no tener ni maletas.