domingo, 15 de abril de 2007

Senderos perdidos



Camino por este parque, que a veces deviene en selva. Es un parque de mi infancia, con senderos mil veces paseados. Hace poco los rellenaron con albero y los zapatos se manchan de una fina arena. Aunque el mundo sigue afuera, más allá de los límites señalados por la verja, en donde el hombre continúa ejerciendo con saña su historia, de vez en cuando hay que adentrarse por este espacio y recorrerlo en soledad para oír bien los silencios. Con soledad, y cierta tristeza. Castaños, plátanos, acacias, los primeros brotes tiernos de los rosales. Súbitamente, me desoriento. Creía saber que ahí, justo delante, había un pequeño claro en el que me sentaba tras correr perseguido por las voces de mis padres; en donde, más adelante, me escondía ingenuamente con mi novia de entonces de las miradas de los paseantes; en donde, mucho después, traje a mi hija para que jugara con la tierra, las hojas y las ramas secas de los arbustos. Sin embargo, me impide avanzar una frondosa vegetación. Miro en derredor, por si he extraviado los pasos o la memoria, pero no es así. ¿Cuánto tiempo sin venir por este rincón? No hay señas de ninguna reforma, y la abundante vegetación y los altos árboles son de hace muchos años. Entonces, ¿soy yo el equivocado? Quizá sea el mismo parque el que me rechaza, o me desconoce.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

y donde esta?

Se puede saber?

Si me lo dices te digo el mio

Pedro Ojeda Escudero dijo...

El problema de estos lugares es que están en un lugar tan remoto como la infancia.

Myriam dijo...

Te comprendo, es "como estar de regreso intentando buscar las migas de pan del camino de su vida".... no recuerdo quien me dijo esto una vez, solo recuerdo que es alguien muy sabio....

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Lo malo, MYR, ya sabes: las migas de pan se las comen los pájaros y el camino desaparece.