Te debo un poema desde Cádiz. “La ciudad que sonríe”, la llaman. Abierta al mar, desfila hacia la tierra dejándose ver. Qué sonrisa, tu boca. Y tus ojos, entre el fresco desgaire de tu flequillo.
Vi tus ojos, en medio de la bahía. Y olía, el aire de mar, a tu risa.
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